La "Pulga" le puso el broche de oro a un duelo memorable.
Reuters
SANTIAGO.- De principio a fin, regaló un carrusel de emociones. Real Madrid y Barcelona animaron quizás uno de los mejores clásicos españoles de la última década en el Santiago Bernabéu, en un duelo que los encontraba cara a cara en el tramo final de la Liga hispana.
Cuando parecía que firmaban una igualdad y el elenco merengue mantenía su ventaja de tres puntos sobre los catalanes en la cima, Messi apareció en todo su esplendor para demostrar el por qué el fútbol es considerado el deporte más emocionante y bello del mundo.
Con un tanto del delantero argentino en el último minuto de tiempo adicionado, Barcelona logró el agónico triunfo por 3-2, resultado con que igualó a los madrileños en el liderato y encendió el torneo a solo cinco fechas del final.
El cotejo disputado en la capital hispana fue intenso desde el pitazo inicial hasta cuando el juez Alejandro Hernández decretó el cierre. Constante ida y vuelta de ambos elencos, que contó con el lucimiento de los dos arqueros.
El alemán Ter Stegen y el costarricense Keylor Navas tuvieron portentosas reacciones durante todo el trámite del lance. Ambos goleros impidieron que no hubieran más goles en un partido que no ofreció tregua en ningún instante. No había respiro alguno.
A los 28' el Madrid dio el primer golpe cuando un centro al área terminó con un remate de Sergio Ramos al poste que fue conectado por Casemiro, quien puso el 1-0 con un Ter Stegen que había quedado a mediocamino.
Explosión total en Chamartín tras el tanto del brasileño. Sin embargo, Barcelona no sintió el golpe y apenas cuatro minutos después logró igualar a través de un golazo en el que Suárez "asistió" con una pared a Messi, quien apiló a dos rivales y definió con un tiro cruzado.
Con la igualdad a uno, ambos se fueron al descanso. En el complemento, el frenesí no desapareció. Lejos de sacar el pie del acelerador, las emociones y ocasiones de gol se fueron multiplicando al por mayor.
El compromiso nunca tuvo un claro dominador. Estaba para cualquiera cuando a los 73', el croata Iván Rakitic rompió líneas y encaró hasta tres cuartos de cancha, lugar en el que se despachó un zurdazo maravilloso para derribar a Navas y colocar el total silencio en la Casa Blanca.
Barcelona se estaba quedando con un triunfo clave, con el que igualaba al Madrid en la cima de la Liga. El dueño de casa por su parte veía más complicada la opción de remontar cuando a los 77 minutos Ramos se fue expulsado por un patadón sobre Messi.
Pero como queriendo confirmar que el choque no era apto para cardíacos, James Rodríguez, el colombiano que no ha tenido muchas chances de jugar con Zinedine Zidane en la banca, entró los 81' y apenas cuatro minutos después de su ingreso se anticipó a todos en el área tras un centro de Marcelo para sentenciar el 2-2.
Una paridad que parecía justa y que era celebrada a rabiar por los fanáticos merengues. Con todavía un partido pendiente por jugar, el Madrid estaba conservando la ventaja sobre los catalanes a cinco fechas del final.
Pero de manera increíble, apenas siete segundos antes del término del apasionante choque, apareció otra vez Messi para clavar una estocada que vulneró a Navas, poniendo un silencio sepulcral en el Bernabéu.
Con este resultado, Barcelona emparejó al Madrid en el liderato con 75 puntos. Es cierto, el conjunto de Zidane aún debe jugar un partido pendiente con el Celta de Vigo, pero lo que vivió hoy podría terminar afectándole en las últimas cinco jornadas...
