De todo han vivido los hinchas chilenos en Rusia.
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MOSCÚ.- "Si te contara la cantidad de historias que he escuchado. Y de todo...". Así parte el relato de Nicolás Saavedra, chileno que vive en España hace siete años y que hoy está en Rusia apoyando a la "Roja".
Al igual que él, son más de 10 mil los fanáticos que han llegado a la ciudad sede de la Copa Confederaciones para seguir al bicampeón de América en esta inédita aventura.
"Es una experiencia impagable, algo que siempre soñé, pero no todo es lindo. Nos ha tocado bailar con la fea como se dice", relata el ingeniero comercial e hincha de Unión Española.
Estafas a la orden del día
Saavedra cuenta que apenas llegó a Moscú "le pegaron el palo" como popularmente se dice. "Llegué al aeropuerto y por mejor pedí un taxi autorizado. Hasta ahí todo bien, salvo porque no entendía ni una palabra rusa", detalla.
Pero lo peor vino a continuación. "Me subí al taxi entendiendo que debía pagar cerca de mil rublos (10 mil pesos chilenos) lo que encontré acorde al trayecto. ¿El problema? Cuando llegamos al hotel el taxista me da el vale y pone 4900 rublos (más de $50 mil). ¡Casi 5 veces más!".
Después de una discusión, Nicolás cuenta que no tuvo otra que pagarle lo que le pedía. "Se puso algo violento y como no entendía nada preferí evitar el problema. Nada que hacer", sostiene al mismo tiempo que agrega: "Ya me cagaron (sic), así que ahora sólo Uber o metro. A la fuerza uno aprende".
Parece que las estafas están a la orden del día en Rusia, pues una historia aún más terrible le tocó vivir al periodista chileno Diego Sáez. También fue víctima de un taxista.
Al profesional de ADN Radio le cobraron casi 1000 dólares por llevarlo desde el aeropuerto al hotel, en un viaje que no superaba los 40 de la divisa norteamericana. Afortunadamente y tras hacer la denuncia a la policía, el conductor fue encontrado y Sáez recuperó todo su dinero.
Sueños cumplidos
Siempre todo forofo sueña con un saludo, una foto o un autógrafo con alguna de las estrellas de la "Roja". Y aquí en Moscú son varios los que han logrado cumplir ese deseo.
Ese es el caso de Pablo Bohle, quien viajó con su tio, el ex presidente de Fernández Vial, Alberto Bohle y dos familiares más. Él ha logrado que seleccionados como Claudio Bravo y Mauricio Isla graben un video mandándole saludos a su hijo de 9 años.
"Hay que saber pedírselo y también pillarlos buena onda. Uno va con respeto y si ellos no se sienten invadidos es muy difícil que te digan que no", indica el fanático que recién acaba de conseguir el mensaje del "Huaso" y momentos después recibió la negativa de Charles Aránguiz.
Amor a primera vista
Dicen que para el chileno no hay trabas cuando quiere algo. Y ese parece ser el caso de "Alvaroski" como se identifica y como dice el nombre de su camiseta de la "Roja". Si bien no es su nombre real, este fanático que llegó desde Concepción sí que tiene una increíble historia.
"Me vine con unos amigos y acá el de arriba me hizo un regalo", dice mientras abrazaba a una bella joven rusa de 25 años. "La conocí hace unos días y a puras señas nos enamoramos", agrega entre risas. Hasta ahí todo bien.
El gran problema de este hincha que viajó casi 30 horas para llegar a Moscú es otro y al preguntarle por qué no da su verdadero nombre su respuesta deja todo muy claro.
"Tengo novia en Concepción, ya salí en la 'tele' y no quiero más problemas. Ahora está claro que sólo quiero disfrutar esta increíble experiencia y después ver si me perdonan en la casa", fundamenta.
Problemas por hacerse el lindo
Lo habían anticipado. "No piropear a las mujeres rusas". Pero el chileno es porfiado y por hacer caso omiso a las recomendaciones termina sufriendo. Bien lo sabe Luis Gaete.
El hincha de 58 años llegó a Moscú desde Arica. Al igual que el año pasado en la Copa Centenario, tomó sus maletas y ahora partió rumbo a Europa.
"Me dan permiso una vez al año y así como fui a Estados Unidos, ahora me vine a Rusia a apoyar a nuestra selección. Llevó cinco días y casi todo ha sido lindo", explica. ¿Y a qué se debe el 'casi'?
"Uf. El otro día íbamos caminando por el costado del río y por hacerme el galán le tiré un 'cumplido' a una señora. El problema fue que ella no se lo tomó bien y me comenzó a decir no sé que cosas. Estaba muy enojada". ¿Qué piropo le dijo? "Prefiero callar", señala entre risas.