KAZÁN.- La alegría era total. Y claro si Chile llegaba a su tercera final en apenas tres años. La "generación dorada" otra vez escribía una capítulo sagrado en la historia.
Había sido un partido tenso, que no se pudo resolver en 120 minutos y que tuvo que definir al finalista en la tanda de penales. Y ahí sí que la "Roja" sabe de triunfos.
Por eso una vez sentenciada la tercera y última brillante atajada de Claudio Bravo los festejos fueron con todo en la cancha del Kazán Arena.
Por un lado los seleccionados corrieron a abrazar al capitán, el héroe de la jornada. Se tiraron arriba de él y lo felicitaron por su espectacular actuación.
Luego, lo levantaron y entre todos lo comenzaron a tirar hacia arriba y abajo. El meta pedía orden, pero no era momento para dar órdenes a sus compañeros.
Y mientras todo eso pasaba en otro lado de la cancha, específicamente donde estaba la banca de Chile, la celebración también estaba desatada.
Juan Antonio Pizzi lideraba los desatados festejos. Repartía abrazos con quien se encontraba en el camino. Claro, los primeros habían sido sus fieles colaboradores.
El técnico argentino-español empuñaba sus manos y levantaba los brazos al cielo en señal de que el objetivo estaba cumplido. Luego daba un salto de alegría.
Y al otro lado de la cancha la fiesta seguía. Vidal y Medel se abrazaban, daban vueltas por el costado del campo y alentaban a la gente a seguir gritando.
Bravo seguía repartiendo abrazos con sus compañeros y parte del staff de la "Roja".
En el camino a los vestuarios las felicitaciones seguían entre los suplentes y los titulares.
Ya en el camarín los abrazos continuaban y los jugadores se sacaban las tradicionales fotos para compartir su alegría en las redes sociales. El "Rey" y el "Pitbull" seguían liderando la celebración.
