Jaime Fillol, Nicolás Jarry y Catalina Fillol.
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SANTIAGO.- Es sábado 18 de noviembre. El calor agobia en la capital y más en el Club de Polo San Cristóbal donde se disputa la final del Challenger Santiago II. Mientras en la cancha los raquetazos adornan la jornada, en las afueras una mujer rubia y con rulos, de polera blanca y falda café se mueve de lado a lado, casi sin mirar lo que ocurre en la arcilla. Corría para que cada detalle de la organización del evento estuviese perfecto.
Termina el partido. Esta misma mujer se traslada a la cancha misma, emocionada, no puede contener las lágrimas, mientras de sus manos entrega la corona al nuevo campeón: Nicolás Jarry, su sobrino, quien no sólo acababa de ganar el torneo, sino que además se convertía después de seis años en el único chileno en llegar al top 100. El número 1 de Chile la abraza y le agradece a su tía la gran labor que hizo durante la semana.
3Años lleva Chile sin tener un torneo ATP en el circuito tenístico
Esta detallista y preocupada mujer es Catalina Fillol, directora del campeonato santiaguino que se disputó la semana pasada y quien además, es hija del histórico ex tenista chileno Jaime Fillol, quien ganó siete títulos ATP y fue 14° del ranking.
"El tenis es mi pasión", afirma con voz de orgullo, mientras observa cómo el público aplaude al heredero de los Fillol, hoy 99° del escalafón.
Pero la tarea de Catalina no termina en ese momento. Su desafío va más allá. Se ha puesto como objetivo devolver al país a lo más alto del tenis mundial. Y para eso, cree, lo primordial es regresar a organizar un ATP como el que se tuvo por muchos años, con grandes figuras que hacían brillar el verano viñamarino, como el actual N°1 Rafael Nadal; el campeón de Roland Garros, Gastón Gaudio o Fernando González cuando estaba peleando arriba en los Grand Slams.
"Queremos crecer para tener un campeonato ATP y tener el torneo más grande de Sudamérica", revela.
Para que suceda esto Catalina no ha dejado ningún detalle al azar con el Challenger, porque este certamen es la vitrina para demostrar que se puede realizar un evento de mayor calibre y ella sabe qué se necesita para conseguir su objetivo.
"Primero hay que aumentar los premios en dinero, mejorar la producción y que el estadio sea más grande", cuenta.
"La familia Fillol tiene una historia en el tenis"
Desde su infancia que el "deporte blanco" ha sido el eje central para Catalina. En su adolescencia disputó el circuito femenino de tenis en el país y a raíz de sus buenos resultados se pudo ir becada a estudiar a una universidad en California, Estados Unidos.
Eso sí, su carrera como jugadora no fue muy larga, ya que una serie de lesiones la obligaron a abandonar la competencia, pero eso no fue impedimento para que siguiera fuertemente relacionada con la pelota amarilla.
En la foto está parte de la familia Fillol acompañando a Nicolás Jarry después de su título en el Challenger de Santiago
Desde 1993 hasta 2014 existió en nuestro país el Abierto de Chile, más conocido como el ATP de Viña del Mar, el cual era organizado por el Grupo Fillol.
En esos cerca de 20 años Catalina fue pieza clave en la organización. "Siempre trabajábamos: Con la hospitalidad de los jugadores, el transporte, la lavandería, etc", señala.
Todo esto que aprendió no lo quiso perder después de 2014 y lo capitalizó en un aporte para el deporte de nuestro país. Hace tres años, cuando se eliminó del calendario el ATP chileno, ella junto a sus hermanas se juntaron para crear el actual Challenger, un torneo de menor categoría, para que el legado de la familia no desapareciera.
"Los Fillol tiene una historia ligada al tenis y no queríamos perderla. Todo lo que aprendimos trabajando en Viña y la experiencia no queríamos desaprovecharla", comenta.
A una semana de que haya finalizado la tercera edición de este certamen realizado en el Club de Polo, el cual fue ganado por su sobrino Nicolás, ella es auspiciosa con el futuro de este torneo y el tenis en Chile.