Roger Federer terminó esta temporada como el número dos del mundo.
Reuters
SANTIAGO.- El tenista Roger Federer tuvo en 2017 una gran temporada a sus 36 años de edad: Consiguió dos títulos de Grands Slam, tres Masters 1000 y finalizó en el segundo puesto del ranking de la ATP a pocos puntos Rafael Nadal, el N°1.
Sin embargo, sus inicios con la raqueta no lo mostraban como es ahora: Un tipo calmado y galardonado en 2017 con el premio a la deportividad.
En una entrevista reciente, Federer reveló que "había un tiempo en el que tiraba mi raqueta al suelo de forma habitual, cuando tenía 16 años. Llegué incluso a ser expulsado por ello".
"Cuando cumplí 17 años, mi familia decidió que debía ir a un psicólogo. Desde ese momento, mi crecimiento ha sido constante. Cada vez que estoy bajo presión, pienso en todo el duro trabajo que he hecho", agregó.
Y la decisión de su familia dio resultado. Rápidamente el jugador comenzó a encumbrarse y hacerse fama como la próxima promesa del tenis mundial, y en 2004, se transformó por primera vez como el mejor del planeta. Sin embargo, eso no lo motivó demasiado en ese minuto.
"Después de convertirme en número 1 en 2004 consideré dejar el tenis...Ya había conseguido todo lo que me había propuesto, pero me dije a mí mismo que podía continuar porque no tenía nada que demostrar a nadie", confesó.
En la entrevista también se tocó el tema de su sensibilidad y emociones después de ganar cada título. "Yo soy esa clase de persona que deja que las lágrimas fluyan. Así lo hago porque me acuerdo de un entrenador que tuve que me dijo que no llegaría a nada en el tenis. Debería estar agradecido a esa persona. Sus palabras me dieron la motivación para continuar"
Por último dijo que ya no tiene presiones y dijo que "todo lo que consiga de aquí en adelante es un extra".