SANTIAGO.- Era 15 de octubre de 2017. Estadio El Teniente de Rancagua. Son cerca de las 22:30 horas y el pitazo del árbitro Franco Arrué indica el término del partido entre O’Higgins y Audax Italiano, válido por la novena fecha del Transición, con victoria 2-1 para los itálicos.
Los fanáticos comienzan a abandonar las tribunas del recinto rancagüino, pero en la cancha aún quedan algunas personas. Uno de los reporteros de la transmisión oficial entrevista a Bryan Carrasco, quien marcó el gol de la victoria. Pero él no es a quien esperan.
Al término de su entrevista, el propio goleador de los itálicos pide la palabra para entregar el premio a la figura del partido a uno de sus compañeros. Se trata de Ricardo Escobar, el joven central que a meses de haber firmado su primer contrato como profesional ya se adueñó de la titularidad en la zaga del conjunto floridano. Aunque en un comienzo le costó, y bastante.
"Al principio me faltaba confianza, porque uno siempre entra temeroso. Después, cuando empiezas a jugar, te das cuenta que tienes todo para destacar y ser un buen jugador. Pero si uno se equivoca puede mejorar, no queda de otra", confiesa a Emol meses después, ya habiéndose consolidado como titular en la zaga audina.
Claro, porque después de las grandes figuras que dio la cantera itálica, como Fabián Orellana, Matías Campos Toro o Felipe Mora, ahora es Escobar quien asoma como la gran promesa del elenco de colonia.
El joven de 19 años y 1,77 de estatura sumó 881 minutos en el Transición, el que fue su primer torneo como profesional, registrando 13 apariciones como titular en la escuadra dirigida por Hugo Vilches.
Aunque sus primeros minutos con el primer equipo fueron tiempo antes, en un duelo donde tuvo una difícil misión pese a su corta edad. "El primer partido oficial que jugué fue el año pasado contra la U, cuando empatamos 2-2 al final con gol de (Juan) Cornejo. Aparte me toco marcar a Beausejour, y en ese tiempo él estaba bien, era una máquina. Ahí tenía que ver videos de él sí o sí", reconoce, en una costumbre que no sólo pone en práctica como futbolista para marcar mejor a sus rivales, sino que también en su vida cotidiana.
Esto porque Escobar no sólo es un estudioso del fútbol y de sus oponentes.
Estudios, feria y fútbol
Ricardo camina tranquilo, de la mano con su polola, por su condominio. En el conjunto de edificios, ubicado en la comuna de Macul, el joven talento de Audax ya es reconocido por los vecinos, quienes a su paso le dan un saludo o incluso, los hinchas de otros equipos, le hacen algún tipo de broma, pero siempre con cariño.
881Minutos jugó Escobar en el Transición
Pero aquí, en su casa, fuera de la cancha, Escobar ya no es sólo el jugador de 19 años que se ganó la titularidad en el primer equipo de Audax Italiano. Aquí este joven tiene otras responsabilidades y preocupaciones. Este año comenzó sus estudios en ingeniería comercial en la Universidad Andrés Bello.
"Todo empezó el primer semestre. Estaba en la juvenil y se me hacía cómodo, porque no variaban los horarios. La cosa fue cuando empecé a ir al primer equipo, porque tenía que entrenar y después estudiar. Los fines de semana no podía estudiar porque estaba en la concentración. El fin de semana era solamente fútbol y el lunes tenía que ponerme al día. Era llegar temprano todos los días a la 'u' y avanzar ahí. Porque si me venía a la casa me iba a distraer", relata el joven.
Pero su sacrificio tuvo recompensas. El zaguero audino, ya de vacaciones, terminó su primer año de universidad, estudiando en jornada vespertina, con promedio 6,2 e incluso siendo regalón de algunos profesores por su buen rendimiento. Pero no ha sido del todo fácil.
"En verdad, todo tiene un sacrificio. Ayudar a mi papá es un sacrificio, porque podría estar descansando o durmiendo. Ir a la 'u' también, porque muchos después de entrenar van a sus casas a descansar. Yo a veces tengo que trasnochar y después ir a entrenar. En los recorridos casi siempre duermo. A veces hasta llegaba a la 'u' a dormir. Todo tiene un sacrificio, pero también todo tiene un fin", explica Escobar.
Pero desde que comenzó en el fútbol, haciendo series menores o siendo juvenil, siempre Ricardo acompañó aquello con otra actividad. Incluso, por momentos, ayudó a su padre en un puesto de la feria para así ganar dinero para movilizarse a los entrenamientos.
"Eso lo hice todo el año pasado, pero también trabajaba de garzón en un restaurante cerca de mi casa. Trabajé seis meses, pero tuve que renunciar porque entré a estudiar. También tuve que dejar a mi papá en la feria, porque entrenaba los sábados. Después, cuando entré al primer equipo, ya era fin de semana perdido, no podía hacer nada y el resto puro estudio", explicó, aunque asegurando que en sus vacaciones volvería a ayudarlo.
El sueño de la Sudamericana
"Justo me suben a mí y se da". Medio en broma, medio en serio, Ricardo aborda la clasificación de Audax Italiano a un torneo internacional después de diez años de ausencia en el plano continental con confianza, pero también con humildad y ganas de estar. Y la ilusión es grande, puesto que sería su primera salida al extranjero defendiendo la camiseta del cuadro que lo formó.
"Hay ilusión de ir. A cualquiera que esté en el plantel le gustaría estar jugando. Pero no hay que relajarse nunca, porque siempre puede llegar otro mejor", confiesa, sabiendo que aún falta para el certamen y cualquier cosa puede pasar. Eso sí, tiene confianza en lo que se puede hacer y no se achica, pese al complicado cruce que les tocó
"Dijeron Botafogo y poco menos que nos hubieran tirado al Real Madrid. Pero si queremos llegar a una final hay que ganarle a todos. Va a ser un bonito partido, porque va a ser el que todos van a mirar y que va a dar que hablar", aseguró.
Así, a días que termine el 2017, Escobar saca cuentas positivas de su año. Consolidado en la titularidad de Audax Italiano y destacando en sus estudios universitarios. Ahora su meta está en la Sudamericana y la selección, donde sueña con llegar, porque "si me toca ir lo daría todo"…
