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La gran revancha del estudiante de matemáticas que se sacó "la espina clavada" y ganó oro en pentatlón en los Odesur

Esteban Bustos, de 25 años, se coronó campeón en Cochabamba de la extenuante disciplina que incluye natación, esgrima, equitación y carrera combinada con tiro al blanco.

08 de Junio de 2018 | 22:41 | Por Javier Ugarte, enviado especial a Cochabamba
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La cara del ganador del oro.

Mauricio Palma / COCH
COCHABAMBA.- "Sabía que si me preparaba duro, con mucho sacrificio y sin dejar los estudios de licenciatura en matemáticas los objetivos se iban a cumplir y así se dio". Emocionado, muy emocionado, cruzó la meta en el primer lugar del pentatlón moderno el chileno Esteban Bustos, lo que le permitió ganar medalla de oro en los Juegos Sudamericanos Cochabamba 2018.

Cortó la cinta de llegada y lo gritó con todo. Luego se abrazó con el también nacional Benjamín Ortiz, quien obtuvo plata, y después con cada uno de los integrantes del staff técnico, quienes lo preparan para las extenuantes cinco pruebas que tiene este deporte: natación, esgrima, equitación y carrera combinada con tiro al blanco.

Bustos estaba feliz y así lo quería dejar de manifiesto. "La alegría y emoción que siento no tiene nombre. Imagínate, gané oro y mi compañero la plata. Dejamos a Chile en los más alto de esta disciplina", recalcó a Emol el deportista de 25 años.

Agregó que "este oro es para celebrarlo y disfrutarlo, pero sabiendo que esto sigue y que el próximo gran desafío será ir a los Panamericanos y buscar la clasificación de los Juegos Olímpicos a Tokio 2020".

Reconoció que llegó a Cochabamba "con una tremenda espina clavada que me dejó Santiago 2014 donde por un problema con la pistola no pude ganar el oro, pero me saque esa espina y pude ser campeón, aunque el camino no fue fácil…".

Un camino que comenzó cuando era niño y nadaba en el club de la Universidad Católica. "Tenía como seis años y nadaba, pero no me convencía mucho. En esa época mi hermano Cristián practicaba pentatlón moderno y gracias a él me fui metiendo en este deporte".

Y va más allá: "Mi hermano era tan bueno que fue a los Panamericanos de Río de Janeiro el 2007 y clasificó a los Juegos Olímpicos de Beijing. Él es mi ídolo, es el rival más fuerte que he tenido que vencer, es un ejemplo a seguir".

Señaló que cuando comenzó a dedicarse casi en un ciento por ciento al pentatlón, su hermano le pidió una promesa: "Me comprometí a ser mucho mejor que él y le gané. Fue en los Panamericanos de Guadalajara donde terminé la prueba en el tercer lugar y clasifiqué a Londres 2012, y Cristián finalizó 12. De ahí en adelante siempre le pido consejos, y ahora le prometí que vendría por el oro y cumplí".

De su participación en Londres recordó que vivió una tremenda experiencia, pues "siendo mis primeros Juegos Olímpicos terminé en el puesto 19 y eso me dejó con una tremenda proyección, pero después vino Toronto 2015 y no logré clasificar a Río 2016. Fue una frustración y decepción muy grande. Tuve problemas de lesiones y con mi entrenador que finalmente me pasaron la cuenta".

Por eso, no duda en señalar cuál es su proyección. "Me siento con más fuerza que nunca, más sólido que antes y lo único que quiero es sacarme la espina de no haber clasificado a Río. Me voy a preparar para ir a Tokio por las medallas, quien no sueña nunca va a lograr nada".

Y para ese sueño, no dejará un minuto a un lado su rutina diaria. "Los entrenamientos son muy duros y de muchas horas. Se nada y corre todos los días, esgrima cuatro veces a la semana, equitación dos, tiro tres, pedestre dos, masajes dos y psicólogo una vez por semana. No es fácil, pues a esto tienes que agregar mis estudios de licenciatura en matemática, pero así y todo el pentatlón es mi pasión y sé que mi gran objetivo lo voy a cumplir: ganar una medalla olímpica".
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