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Creció en un hogar de menores y era una rebelde: La sacrificada historia de Yazmín Torrealba, la goleadora de Colo Colo y la "Roja"

La artillera dice que ha tenido una vida llena de trabas, pero que las ha ido superando una a una. "Gracias al fútbol tengo todo lo que quiero", afirma.

25 de Abril de 2020 | 18:30 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Torrealba anotando para la selección.

ANFP
Cada vez que anota, Yazmín Torrealba se besa la muñeca. Allí tiene tatuado el nombre de su hijo Martín, la mayor motivación que tiene. Juega para que él no tengo que vivir lo mismo que ella.



La delantera de 27 años actualmente milita en Colo Colo y es seleccionada nacional. Este presente feliz, sin embargo, contrasta con un pasado espinoso. En conversación con Emol, viaja en el tiempo y narra su historia.

Su círculo íntimo la describe como una persona "bien guerrera". Ella se ríe un poco al escuchar estas palabras, pero sabe que no le ha tocado fácil. Sufrió el abandono y por la pobreza que la rodeaba ingresó a un hogar de menores a los siete años.

"Me han pasado muchas cosas en la vida. El abandono de mi mamá, el no tener contacto con mi papá. Cada cosa te lleva a otra. Haber estado en el hogar me enseñó muchas cosas que a lo mejor en mi casa no las hubiese aprendido o no las hubiese tenido, como una buena educación, buenos valores. He sido una porfiada de la vida. Me ha puesto muchas trabas y he sabido salir adelante. También estuve metida en la droga. Siento que el fútbol ha sido mi cura, mi remedio", comenta.

Torrealba partió jugando con hombres que la mandaban al arco cuando faltaba uno y la pasión por la pelota nunca la soltó. Recuerda que en el hogar decía que quería ir a probarse a Universidad Católica, pero las monjas siempre le ponían un freno. "No, no, no. Eso es para hombres. Tú tienes que bailar, cantar…", era la respuesta típica. Hasta que un día, y sin tener permiso, fue igual.

"Cuando me dijeron que quedé fue algo maravilloso, siempre lo voy a recordar. No era solo que yo dijera que era buena pa´la pelota, se dieron cuenta que yo tenía condiciones. Súper feliz", expresa.


Volvió al hogar para contar que había quedado y pidió apoyo. Las monjas aceptaron, a cambio, ella se comprometía a mejorar en sus estudios. Los entrenamientos eran a las siete en San Carlos de Apoquindo, así que se iba a las cuatro y media desde Maipú. Durante ese viaje de más dos horas, se iba desvelando ante ella una ciudad desconocida. Con otras formas, con otros colores, con gente muy distinta a la que veía cotidianamente.

Torrealba solo paró de jugar cuando quedó embarazada de Martín. Por entonces, tenía 19 años. Volvió a competir cuando el niño tenía dos meses, pero reconoce que ha sido muy difícil.

"Los dos nos hemos sacrificado, pero aquí estamos. Él entiende todo lo que hago, me apoya, eso es una satisfacción para mí. Ha sido muy paciente conmigo. De repente tengo viajes con la selección o los clubes y se queda al cuidado de mi prima. Martín me puso los pies en la tierra completamente. Ya no tengo que hacer las cosas solo por mí, sino para que él tenga un buen futuro, para no repetir la historia que me tocó y darle lo mejor posible", declara.

"Cuando nacemos nadie elige la familia que tiene. Eso me ha servido para no repetir la historia"

Yazmín Torrealba

Luego de su estadía en Católica, Torrealba pasó por Santiago Morning y Universidad de Chile. Pero fue en Palestino donde brilló como una supernova. Pese a los pocos recursos que habían para entrenar, disputó una final y la temporada pasada quedó como segunda goleadora del Torneo Nacional con 28 tantos.

Esa buena campaña le permitió regresar a la selección en el segundo semestre de 2019 y formar parte del plantel que en Brasil hizo historia al coronarse campeón en un cuadrangular ante las dueñas de casa. Era una revancha para Torrealba. Se quedó sin ir al Mundial de Francia y estuvo muchos años alejada de la "Roja". Participó de ciclos sub 20, pero siempre "se amurraba".

"Siempre tuve esa rebeldía. No me gustaba seguir la disciplina y en la selección exigían mucho eso, que no iba conmigo en ese momento. Hacía lo que quería. Me iba a entrenar dos o tres meses y cuando faltaba poco para que dieran la nómina me aburría y me iba", apunta.

A principios de este 2020, Torrealba se fue a Colo Colo y por primera vez en su carrera firmó un contrato profesional. Ahora puede estar más tiempo con su hijo y no necesita andar "pituteando" por aquí y por allá para poder sobrevivir.

Al revisar el pasado dice tener un ángel, alguien que siempre le tiende la mano en sus momentos más complicados. Asegura que no hay rabia ni rencor por lo que le tocó, solo motivación: "Cuando nacemos nadie elige la familia que tiene. Eso me ha servido para salir adelante y no repetir la historia. Gracias al fútbol tengo todo lo que quiero".

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