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Covid, "portazos" y un técnico que trabaja de delivery: Los golpes y penurias que sufrió el chileno más joven en clasificar a Tokio

El nadador tiene apenas 17 años. "Estuve seis meses sin entrenar. Mi entrenador no me pudo acompañar, porque no resultaron las gestiones", afirma.

29 de Mayo de 2021 | 10:12 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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El Mercurio
Eduardo Cisternas siente dolor en la piscina. Fatiga, ganas de vomitar, una temperatura insoportable. Según él, la natación es una prueba tanto "mental como física". Es lo que le gusta. Lo que hace desde niño y lo que lo ha encumbrado como uno de los grandes proyectos del deporte nacional.

La semana pasada en Puerto Rico se convirtió en el chileno más joven en obtener su boleto a los Juegos Olímpicos de Tokio. Tiene solo 17 años. Competirá en los 400 metros libres.


"Es muy difícil decirlo en palabras, una emoción que te recorre el cuerpo, que te dan ganas de gritar, se te aprieta la garganta, algo increíble, dan ganas de contárselo a todos. Es una sorpresa. Pero hay que mantener la calma. Es algo que hay que aprender a controlar", le comenta a Emol.

A Cisternas lo definen como alguien de "bajo perfil", "equilibrado". A veces un poco porfiado, pero sabe rectificar. Es callado, de pocos amigos, hay que saber interpretar sus silencios.

Hoy es poseedor de tres récords nacionales adultos y fue triple campeón sudamericano juvenil en 2019. Lo llaman promesa y no le molesta. "Si lo dicen, será así", dice despreocupado.

Antes de los éxitos, hubo nervios, dudas. Partió compitiendo por su colegio y de ahí pasó al Stade Francais. Allí conoció al reputado entrenador Geovanny Riera.

En plena competencia (Crédito: El Mercurio)

"Yo en el 2017 comencé con Eduardo para hablar de un proyecto olímpico juvenil. Él sentía que yo me estaba mofando, que le estaba hablando de algo que no se ajustaba a su realidad. Eduardo no tenía buenas marcas, ganaba algunas pruebas, pero había otros que lo hacían mejor, que tenían récords, que eran mucho más fuertes. Eso lo marcó. Nadie le había dicho algo similar. Los otros entrenadores lo veían lejos de eso. Dentro del equipo del Stade Francais eran otras las figuras", expresa el coach.

Riera cree que el oficio es más importante que el talento. Con Cisternas se pusieron como objetivo ir a los Juegos Olímpicos de la Juventud en Senegal en 2022. Sin embargo, la pandemia canceló ese evento. Hubo que cambiar los planes. Rápido. El desafío pasaron a ser los Olímpicos de Tokio.

Lo cumplió. Pese a la euforia, el nadador no olvida las complicaciones que debió enfrentar para conseguir su objetivo. Los problemas surgían uno tras otro. Primero, no podía entrenar debido a la crisis sanitaria.

"Tratamos de hacer lo mejor posible, a veces no somos del todo apoyados. Se me hizo difícil a mí, no tuve gimnasio nunca por la pandemia, pocas sesiones de agua al comienzo. Estuve cuatro o seis meses afuera. Volví a nadar sin entrenador, porque no se pudo hacer la gestión y no lo dejaron entrar. Allí hay bastantes detalles sobre las gestiones que se hacen y son erróneas. Tuvimos poco tiempo y pocos implementos. Para entrar a un gimnasio te tienen que poner en una lista. Entonces, es difícil. La Federación te tiene que nominar. Yo estaba listo para irme a Puerto Rico y ahí recién me pasaron el gimnasio", relata Cisternas.

"Nos cayó muy mal. Nos desesperamos, empezamos a presionar, recibimos portazos en la cara. Rectificaron listas, dos meses después lo incorporan, pero yo no estaba incorporado, También había molestia con eso. No le daban continuidad al proyecto. Después lo traban por ser menor de edad, hubo que conseguir un permiso especial", agrega el coach venezolano.

Riera además vivía sus propios líos. En marzo de 2020 el Stade Francais lo mandó a la Ley de Protección al Empleo y en septiembre lo despidió.

Se quedó sin ingresos, ya que no forma parte de la selección chilena. Nadie, cuenta, movió su currículo. Por si todo eso no fuera poco, en enero se contagió de covid.

"Pensé en irme del país, pero estaba la frontera cerrada y tenía un compromiso moral con Eduardo. Él me decía que no tenía otra persona para entrenar en Chile. Hasta hoy estoy aguantando con mis ahorros, porque no recibo ninguna remuneración. Estoy trabajando ad honorem, manteniendo una familia de cuatro personas, como extranjero. Yo hago Uber, Cabify, Cornershop en los ratos libres para proveer algo de dinero a la casa", relata.

Riera junto a Cisternas (Crédito: Instagram @educisternas_)

Entrenaban cómo podían. Riera debía cuidar a sus hijos de 4 y 5 años, muchas veces no tenía nadie con quien dejarlos. Le daba instrucciones por teléfono a su pupilo.

Con todas las dificultades encima, en febrero Cisternas logró mejorar sus marcas en el Sudamericano, pero la prueba de mayor expectativa salió mal. El nadador, además, dio positivo por coronavirus. Faltaba muy poco para ir a Puerto Rico para conseguir la clasificación. El suyo es un éxito improbable.



"Ha sido duro para los dos podernos sostener. Cuando uno no la está pasando tan bien se empieza a frustrar y empieza a ponerse de mal humor. Cuando mi humor no anda tan bien, me aparto para no pagarlo con él. Él lo entiende. Sabe que hago un esfuerzo importante para que no se convierta una relación tóxica. Lo que más hemos sufrido en este tiempo es el deterioro mental. La frustración, no poder entrenar. Él está haciendo unas marcas increíbles para tener tan poca inversión del Estado", asegura el coach.

En Tokio el objetivo es que Cisternas haga su mejor marca y que se convenza de que puede ser medallista en los Panamericanos de 2023.

Cisternas intenta digerir todo lo que ha pasado en estos meses. No trabaja con un psicólogo. Lee y escribe para ayudarse a sí mismo. Dice que está aprendiendo a dominar la frustración.

"Suena muy bien estar clasificado a los Olímpicos con 17 años, soy categoría 2004. Me parece increíble. Suena bien para todos, pero se viene mucho mejor. Se nos vienen muchos campeonatos. Yo no me conformo. Me falta mejorar mucho más, hay que hacer mucho más", cierra.



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