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Tres notables historias de superación de deportistas paralímpicos chilenos que competirán en Tokio

El evento arranca el martes. Es la delegación nacional más grande de la historia.

22 de Agosto de 2021 | 14:11 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Luis Flores, Katherine Wollermann y Támara Leonelli.

Comité Paralímpico de Chile
Los Juegos Paralímpicos comienzan el próximo 24 de agosto. Chile llevará la delegación más grande de su historia. Veinte deportistas, cinco más que en Río.

El concepto resiliencia atraviesa las historias de todos los que estarán en Tokio. Aquí te presentamos a tres integrantes del Team Chile.

Luis Flores


Luis Flores dice que siempre le gustó el deporte y que el deporte lo dejó en silla de ruedas. Hoy tiene 31 años y cuando tenía 19 fue a jugar un partido de fútbol.


"Fue una jugada normal. Me barrí y el otro jugador cayó sobre mí y me dobló el cuello. Como cayó con todo el peso de su cuerpo, movió las vértebras y dañó la médula. Pero no fue de mala intención. Cosas que pasan, la mala suerte estaba de mi lado ese día y me tocó", le cuenta a Emol.

Después del accidente, llegó a la Teletón y en 2013 le sugirieron que fuese a probar con el tenis de mesa. Rápidamente, lo hicieron jugar un torno sin tener muchos entrenamientos en el cuerpo. Le gustó.

Pero para seguir compitiendo tuvo que tomar una decisión difícil. Dejó la carrera de análisis de sistemas y se mudó de Yerbas Buenas a Santiago. Llegó a una ciudad desconocida, grande, lo inquietaba el transporte público. "Fueron años en que tenía que costearme todo yo, la implementación que es bastante cara", expresa

Su primer gran triunfo fue en Costa Rica. Se le pasaron imágenes de todo lo vivido hasta ahí y sin darse cuenta lloró. Luego, vino una medalla de plata en los parapanamericanos de Lima y una de oro en el Open de Polonia. A Tokio se clasificó por ser el octavo en el ranking mundial en la clase 2. Mientras recorre la Villa Olímpica, todavía le parece impensado estar en Japón. Cree que probablemente estos no sean sus Juegos y pone la mira en París. Antes de ir a entrenar, hace una reflexión sobre el proceso vivido.


"Son etapas que hay que vivir. Son difíciles. Es un cambio súper brusco de un día a otro, pero también es lo que me tocó vivir. Trato de hacerlo tan normal como antes. No por estar sobre una silla de ruedas va a ser distinta mi vida. Trato de hacer un día a día tan normal como cualquiera, hay cosas que me van a costar, obvio. Pero busco la solución a eso y las logro a hacer", expresa.

Katherine Wollermann


Katherine Wollermann es campeona sudamericana de canotaje, pentacampeona panamericana y medallista mundial. En los Paralímpicos de Río 2016, rozó el bronce. Le faltaron 512 milésimas de segundo.

Wollermann es oriunda de Chiguayante. Recuerda que a los 19 años estuvo tres meses enferma sin que los médicos acertaran con el diagnóstico. Amigdalitis. Faringitis. Tubercolisis. Varias otras opciones se barajaron.

La hospitalizaron y comenzó a sentir un hormigueo en las piernas y a perder el control de su cuerpo. Una vez se intentó parar y terminó en el suelo. Sentía que los médicos la hacían creer que estaba loca.


Su mamá la sacó de ese hospital y la trajo a Santiago luego de juntar plata con un bingo. En la capital sí acertaron el diagnóstico: una mielitis transversa infecciosa que no fue tratada en etapa crítica y que la iba a dejar en silla de ruedas por el resto de su vida.

Le tomó tres meses salir de su casa. Al principio se tapaba para que no la vieran. Todo cambió cuando descubrió el deporte. Probó varias disciplinas, pero la que la cautivó fue el kayakismo. Fue un desafío. Primero, mantenerse en el bote. Después, mantenerse remando y lidiar con los espasmos.

"El agua tiene un significado profundo para mí. Uno, me conecta con mi yo interno. El otro es que en la tierra todos necesitamos caminar y en el agua solo hay que remar. Es algo especial. Me devolvió las ganas de vivir y me devolvió lo que perdí", afirma.

No siempre puede cumplirlo, pero intenta centrarse en el presente. "El mundo es muy frenético y muy loco también. Pero si no enfocamos en cada actividad, con el máximo potencial posible, las cosas se van a ir dando bien, porque pusiste tú máximo. Es mejor vivir el presente. Es placentero, disfrutas más. No pensando en lo que vendrá después o sucedió antes. Si no más bien pensando en el ahora".

Támara Leonelli


Esta tenimesista nació con espina bífida. Desde muy chica comenzó en el tenis de mesa, pero era solo una herramienta más en su rehabilitación. Hasta que la inscribieron en unos nacionales porque les faltaba una mujer para cerrar el grupo.


Aprendió lo básico y notó que era buena. En Temuco no iba a tener muchas posibilidades de desarrollo en el deporte y se vino sola a Santiago con 16 años.


Pero tenía miedo. Al poco tiempo de llegar, se bajó del metro en Tobalaba. El pavimento estaba mojado por la lluvia y se cayó.

"Los días difíciles en la capital fueron muchos. Después, una se acostumbra. Al principio fue difícil. Estaba sin mi mamá, sin mi hermana, sin mi abuela. Ellas eran todo para mí. Me tuve que acostumbrar a aperrar sola. Es parte de la vida. En algún momento, pensé en abandonar. Decía 'para qué sigo'. No tenía logros al comienzo. Era complejo mantener la motivación a tope cuando el mundo se venía abajo y las cosas no salían bien. Pero es lo importante de la vida. Caer y volver a pararse, aunque suene cliché", comenta.

Persistió. Leonelli se convirtió en la primera mujer en ganar una medalla de oro en tenis de mesa para Chile a nivel parapanamericano. "Me las lloré todas el primer día que entrenamos acá en Tokio", revela. Espera que sea el primero de varios paralímpicos.



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