Hecho insólito en la Champions
. Ocurrió en el empate 2-2 entre el Atlético de Madrid y el Bayer Leverkusen de Charles Aránguiz que se disputó en el Wanda Metropolitano.
El árbitro Clement Turpin pitó el final del duelo. El técnico del "colchonero", Diego Simeone, enfiló rumbo al camarín. Ese resultado lo dejaba eliminado. Pero sus jugadores estaban vueltos locos reclamando una supuesta mano.
Los futbolistas rodearon al juez. Simeone se dio cuenta de lo que pasaba, se devolvió y pidió con vehemencia una mano que segundos antes no había visto.
Los del Leverkusen también se fueron encima de Turpin y tuvieron ásperos diálogos con los del Atlético. En medio del caos, el referí fue al VAR y notó que hubo mano. Volvió, anuló la decisión de pitar el final del encuentro y cobró el penal pese a las protestas alemanas.
El estadio explotó de alegría. El equipo español debía convertir el penal y la otra semana ir a jugarse la clasificación contra el Porto. Pero ni Antoine Griezmann ni Joao Félix asumieron la responsabilidad. Finalmente, el que tomó la pelota fue Yannick Carrasco.
La ejecución del belga fue mala. No le dio potencia ni ubicación. El arquero Lukas Hradecky atajó. Pero el Atlético tuvo otra oportunidad. Saúl capturó el rebote y metió el cabezazo. El poste le negó el gol. El balón le quedó a Reinildo y remató. Iba al fondo del arco, pero se desvió en Yannick Carrasco. Rocambolesco.
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