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Su DT tiene 24 años: La increíble historia de Deportes Rengo, el equipo amateur que jugará por primera vez en el profesionalismo

El club fue fundado en la década del ochenta.

24 de Diciembre de 2022 | 10:30 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Deportes Rengo
Matías Garrido nunca olvidará lo que ocurrió el pasado 4 de diciembre. En un partido dramático, Deportes Rengo se impuso por penales a Colina y por primera vez en sus 38 años de historia consiguió ascender al fútbol profesional. La próxima temporada jugará en Segunda División. Cuando el portero Cristóbal Lecaros detuvo el último lanzamiento, Garrido se arrodilló y lloró. Han pasados los días y por su mente se siguen deslizando imágenes de ese día. La caravana de Puente Alto hasta la sexta región, el recibimiento en la plaza teñida de azul y amarillo, la alegría de su familia.

Garrido tiene solo 24 años. Según sus datos, será el entrenador más joven en dirigir en la historia del fútbol profesional chileno. No mucho tiempo atrás fue jugador. Pasó por las inferiores de Colo Colo y Barnechea, también fue seleccionado juvenil. Sin embargo, pensó que no iba a tener oportunidades para crecer como futbolista y entró a estudiar al INAF. La temporada pasada fue ayudante en Trasandino y para este 2022 se quedó sin trabajo. Hasta que lo llamó Rengo. Dice que la edad "nunca fue tema".

"Yo llegué en un momento difícil, estaban colistas en la tabla de la Tercera A. Había problemas internos dentro del camarín, pude visualizar lo que estaba provocando esos resultados. Tuve que tomar decisiones, tuve que sacar a dos jugadores que no estaban en la sintonía del plantel y después decirle al conjunto de jugadores que teníamos que sacar la tarea adelante", le comenta a Emol

"Los dirigentes tenemos que poner de nuestro bolsillo"

En 1983 varios equipos de la zona decidieron formar un club que representara a la Federación local en el campeonato nacional de Tercera División. El 18 de marzo de 1984 se fundó oficialmente Deportes Rengo.

Puede presumir de ser tricampeón nacional amateur. Por el club han pasado varios futbolistas profesionales. Freddy Bahamondes, el gran socio de Patricio Yáñez en San Luis; el arquero Miguel Ángel Zepeda, seleccionado juvenil en la década del ochenta; Yonathan Andía, actual jugador de la Universidad de Chile.

El presidente de Deportes Rengo, Manuel Cerón, conoce bien a Andía. Lo tuvo viviendo en su casa.

"Tuve que tener en mi casa a ocho jugadores del primer equipo en su momento. Estaba Yonathan Andía, que ahora está en la U, también tuve a Brayan Valdivia, jugador de Puerto Montt. Por mi casa han pasado muchos jugadores importantes. Yo los tenía como hijos a ellos. Andía no tenía dónde estar. La Tercera División es muy difícil. No existen sueldos y se nos hace difícil darles una ayuda a los muchachos", declara.

Cerón fue mueblista. Ahora tiene una ferrería y otros negocios. Conoció el club porque su hijo fue a una prueba masiva y quedó. Poco a poco fue agarrándole cariño a la institución y asumiendo responsabilidades administrativas.

Han sido días agitados para él, de muchos trámites y consultas. Al ingresar al fútbol profesional, Deportes Rengo debe convertirse en una sociedad anónima.

"El desafío es mantenernos en la categoría. Esto nos costó 38 años, nos podemos dejar que esto fracase. Ser dirigente de un equipo de Tercera División es muy difícil. Tenemos un par de auspicios, que no es mucho, y lo otro es meterse la manito a los bolsillos los dirigentes, ese ha sido el mayor esfuerzo", afirma.

No se puede vivir del fútbol


Pese a los malos resultados, el entrenador Matías Garrido veía potencial en Rengo. Creía que había buenos jugadores, pero que faltaba identidad, mayor comunión con los hinchas, una ligazón más fuerte con las raíces.

"A mí me gusta dar espectáculo, que se salga jugando, ataque construido, que se pueda llegar con herramientas al arco rival. La gente no se sentía identificada con Deportes Rengo. Se me ocurrieron algunas actividades para poder acercarnos a la comunidad. Íbamos a colegios de la comuna, a hacer actividades sociales, a la plaza, a que la gente nos viera en la calle compartir con ellos. Eso marcó la diferencia. La gente volvió al estadio, le devolvimos la identidad al club", apunta.


Garrido es seguro de sí mismo. Piensa que a los técnicos chilenos les falta confiar más en sus capacidades. "Viene cualquier argentino vende humo y los dirigentes lo eligen", menciona.

Tiene sueños grandes, pero no se obnubila. Trata de anclarse al presente. El ascenso con Rengo a la Segunda División Profesional tuvo mucho sacrificio detrás.

"Dentro de mi cuerpo técnico yo tengo ocho personas. Estoy yo, mi ayudante, tengo dos preparadores físicos, tengo analistas, un kinesiólogo, un psicólogo. Un sueldo para ocho personas, no alcanza, pero si uno quiere hacer las cosas bien se tiene que preocupar de todos esos detalles. Marcar el paso lo hace cualquiera, marcar un precedente es difícil. Sabemos las precariedades que hay en Tercera División. La categoría es amateur y todos los técnicos asumimos que va a ser así, no tenemos por qué quejarnos, tenemos que dedicarnos a trabajar, a demostrar y conseguir resultados", manifiesta.

Garrido consiguió remontar con Rengo, pero en el duelo decisivo con Colina parecía que el ascenso se escapaba. Quedaba muy poco para el final y el auriazul estaba perdiendo. Sin embargo, emergió Nicolás Ubilla con un cabezazo que forzó los penales.

Ubilla cuenta que ha visto el video del gol alrededor de 150 veces. Recién esta temporada llegó a Rengo proveniente de San Marcos de Arica. Hizo toda su formación en O'Higgins, pero lo cortaron. Fue a Barnechea y no resultó. Antes de eso viajó a Estados Unidos para probarse en el DC United de la MLS.

"Me tocó ir a probarme al DC United justo cuando estaba Wayne Rooney en el plantel. Por circunstancias de la vida no pude seguir allá, ya que necesitaba una visa más larga, solo tenía la de turista de tres meses y en ese tiempo era complicado. Cuando lo vi a Rooney por primera vez fue increíble. Yo lo vi en Malloa de chico, en la tele solamente. Fue maravilloso compartir con él, el único recuerdo que me quedé es una foto, no se me puede borrar ni cagando esa foto jaja", relata.


Sin opciones en Primera, Ubilla bajó a Tercera buscando una oportunidad en el fútbol. Aferrarse al sueño de la niñez. Es la historia de la mayoría. Pero no es fácil. Los partidos son muy físicos, de meta y ponga, en ambientes bravos.

Al no haber contratos, los futbolistas deben buscar otra cosa para subsistir. Ubilla no es la excepción.

"Yo trabajo harto con mi papá en el campo, lo ayudo bastante a él. Un tiempo vendí fruta en la carretera y no me da vergüenza contarlo. Hay que hacer algo extra para subsistir", declara.

"La mayoría de los jugadores viene con una historia de mucho esfuerzo, se les cerraron las puertas en el fútbol joven y arrastran frustraciones. La gran mayoría de mis jugadores trabajan en las tardes. Muchos trabajan en la feria o en la construcción. Eso provoca inestabilidad emocional de los jugadores", complementa el entrenador Garrido.

A los jugadores, cuerpo técnico y dirigentes de Deportes Rengo los sostiene la pasión. La alegría del ascenso no borra las decepciones de la memoria. Han dejado muchas cosas de lado por tener un futuro ilusionante. No quieren quedar con la sensación de que no lo intentaron.