El deporte entrega cada cierto tiempo increíbles historias de superación y esta vez sucede en el golf.
Se trata de Berry Henson, quien a sus 43 años y siendo 444 del ranking mundial, juega por primera vez un major.
Henson disputa el field del US Open, gracias a que superó las etapas del torneo clasificatorio en Summit, Nueva Jersey, y obtuvo una plaza para poder ser parte del reconocido certamen,
Pero el estadounidense no es cualquier jugador. Es chofer de Uber con más de 3 mil viajes y un trotamundos de este deporte.
Sin ir más lejos y siempre probando suerte en lo que es su pasión, ha jugado en innumerables circuitos con la misión de hacerse un nombre y ganarse la vida:
PGA Tour –solo jugó tres torneos-, DP World Tour, Korn Ferry Tour, Challenge Tour, Asian Tour, Japan Tour, Korean Tour, Sunshine Tour, Canadian Tour, Hooters Tour, eGolf Tour, Golden State Tour, Pepsi Tour, National Pro Tour, entre otros.
"A lo largo de dos décadas, creo que la única gira en la que no estuve fue la del PGA Tour Latinoamérica", contó entre risas.
En 2016, Henson no pudo competir por algunos meses debido a una lesión en la muñeca. Necesitaba dinero para subsistir y sí podía conducir, por lo que empezó a trabajar en Uber. Arrendó un auto y comenzó a manejar.
"Muchos de mis pasajeros de Uber, cuando se enteran de lo que hago, terminan siguiéndome en las redes sociales; al principio no pueden creerlo. Me han enviado un montón de mensajes esta semana como: '¡Oh, Dios mío, eras nuestro conductor de Uber!' Creo que podría tener algunos de ellos apoyándome durante este US Open, nunca se sabe", relata quien además tiene 4,99 de calificación. Casi perfecto.
Henson nació en California, en el seno de una familia de clase media, de muy joven se apasionó por el golf, aunque no siempre tuvo éxito.
"Muchos de mis pasajeros de Uber, cuando se enteran de lo que hago, terminan siguiéndome en las redes sociales; al principio no pueden creerlo. Me han enviado un montón de mensajes esta semana"
Berry Henson
Falló sus siete intentos de obtener tarjeta PGA en la Q School (método clasificatorio) y tuvo que probar suerte en otras latitudes.
Fue en 2011 cuando con solo 500 dólares y apenas un sponsor, fue sin demasiadas ilusiones a Asia. "Era hundirse o nadar", reflexiona hoy.
Y así fue: Ganó un torneo en Malasia y a las semanas después uno en Filipinas. Tuvo otros buenos resultados y logró trepar hasta el 296° del mundo, la que es hasta ahora su mejor ubicación.
"Mucha gente me decía que no podría hacerlo, que no era lo suficientemente bueno. Esas palabras me dieron fuego en mi vientre y provocó que trabajara más duro. Todos los que me conocen saben que he hecho todo lo posible para convertirme en un golfista profesional y ganar dinero haciendo esto", confiesa acerca de los que no creían que pudiera jugar un major.
Su último título fue en 2013, pero sigue luchando por hacerse un nombre. "Siento como si estuviera liderando un torneo de golf todos los días. Nuevas emociones, nuevos sentimientos, pero creo que lo estoy superando bastante bien", dice con entusiasmo.
"No sé, suena raro, a los 43 comenzando mi viaje, pero la realidad es que nunca me he rendido. Siempre he tratado de mejorar un 1%; ese fue mi lema. Ese es el sendero en el que estoy ahora y sucedió un poco más tarde, nada más", cierra. Pasar el corte es la meta.
