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Rumbo a los Panamericanos: Obtuvo una medalla histórica y volvió con éxito del retiro... Un día con el "Ogro" Véliz

El boxeador se muestra ilusionado de cara a Santiago 2023.

23 de Agosto de 2023 | 11:14 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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En las paredes de la Federación de Boxeo hay desplegadas varias fotos de antiguos campeones como Martín Vargas o Arturo Godoy. La nostalgia penetra el edificio. Una de las imágenes más recientes data de 2015. En ella se ve a Miguel Véliz recibiendo la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Toronto.

Fue un momento histórico, el fin de una racha nefasta. El pugilismo nacional llevaba 20 años sin ganar una presea en unos Panamericanos.



Han pasado más de ocho años. Véliz ya no se peina con gel, lleva un moño y el pelo corto en los costados. Irrumpe en la Federación a bordo de una bicicleta eléctrica. Sonríe y hace chistes con sus compañeros de selección. Por el respeto que impone se ganó el apodo de "Ogro", pero fuera del ring es tranquilo. Le gusta la música clásica, fue barítono años atrás, toca el piano y tiene título de ingeniero en informática.

"Lo que recuerdo de los Panamericanos de Toronto es que fue un alivio. Fuimos dos boxeadores y necesitábamos sacar una medalla. Le hacía falta a nuestro deporte. Estamos cómo estamos en el boxeo chileno por la falta de resultados. Es un gran compromiso con el boxeo que tengo. Ahora como somos sede tenemos más posibilidades, vamos a presentar un equipo grande, más aumentan las posibilidades de que tengamos medallas. Eso esperamos. Yo pretendo, estoy luchando por cambiarle el color a la medalla. Que sea de oro o plata", le dice a Emol.

Datos del protagonista


Nombre: Miguel Ángel Véliz Correa.
Fecha de nacimiento: 02/09/1988.
Categoría: +92 kilogramos.
Principales logros: Plata en los Juegos Bolivarianos de Trujillo 2013, plata en los Juegos Sudamericanos de Santiago 2014, bronce en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, bronce en los Juegos Sudamericanos de Cochabamba 2018, plata en el Continental de Boxeo 2022, plata en los Juegos Bolivarianos de Valledupar 2022, primer chileno en conseguir una victoria en un Mundial organizado por la Asociación Internacional de Boxeo (AIBA).

Entrenamiento físico



Véliz inicia su jornada cerca de las ocho de la mañana. Al desayuno siempre come huevo. Lo puede acompañar con un café con leche o fruta. Cuando termina, se va al Centro de Alto Rendimiento a hacer la parte física del entrenamiento.

Hay días que le toca correr. Puede ser un kilómetro para calentar, luego otros tres "bien exigidos" y otro kilómetro más para volver "al estado de calma". Las distancias no son siempre las mismas.


"Hay un día que se hace un trabajo de velocidad pura. Tramos de 50 metros, después otros de 70. Pura velocidad. Los otros que son intensos, los que matan si no estás bien preparado. son cuando hacemos tramos de 100 metros, un 200 o 400 metros al máximo. Eso es producción de ácido láctico. Ese trabajo es duro, pero es lo que necesita. Acostumbrarse a pelear con el ácido láctico en el cuerpo. No lo hacemos como los atletas. Obviamente en su deporte tienen que mejorar los tiempos. En el caso de nosotros quizá no importa hacerlo lo más rápido posible, pero hacemos un 400 a todo lo que da y tratamos de un minuto estar bien y salir para otro. Te deja muerto", explica.

"La fuerza es fundamental sobre todo en el boxeo, si no te rompen por cualquier lado"

Miguel Véliz

Cuando no corre, hace entrenamiento de fuerza. El objetivo es trabajar todos los grupos musculares. En la press de banca, por ejemplo, levanta 100 o 105 kilos. Ejecuta cuatro series de ocho a diez repeticiones.

Véliz asegura que es un mito que las pesas le quiten explosividad a los boxeadores. Una "idea antigua". Él, además, hace ejercicios de pliometría buscando mayor potencia y velocidad. Saltos al cajón, lanzamiento de balón medicinal, flexiones con bandas elásticas. Aceleración y desaceleración rápida.

"La fuerza es fundamental en el boxeo, si no te rompen por cualquier lado, sobre todo en mi categoría, tienes que estar fuerte, al estar fuerte también estás rápido. Uno trabaja la resistencia. Tienes que estar fuerte, rápido y resistente. Esas son las tres primordiales. Si te falta una, vas a andar en desventaja con los demás", comenta.

El boxeador termina cerca del mediodía el entrenamiento físico. En el mismo CAR le dan almuerzo. Una porción de carbohidratos acompañada por proteína y ensalada. Es malo para los postres y las bebidas. Luego de eso va a su casa, descansa y a las cuatro parte el trabajo técnico.

Entrenamiento técnico


Véliz lleva short y calzas oscuras, un polerón con capucha y debajo una polera de Mike Tyson. Inicia con ejercicios de movilidad articular y luego empieza con la sombra.


Al borde del ring de la Federación hay desperdigados guantes, vendas, cabezales y bucales. El "Ogro" va rebotando sobre la punta de los pies y soltando las manos con fluidez. Mete el doble jab y la derecha recta. Después parte con un cruzado de izquierda y remata con un gancho al mentón del oponente imaginario.

El trabajo de esta jornada es de técnica, pero también aguante. Rounds en que los seleccionados deben lanzar a los sacos. Véliz va variando las combinaciones. Desplaza su peso de una pierna a la otra. El sonido de la canción "Moneyman" se mezcla con el ruido salvaje de los golpes a la bolsa.


"En ese cuadrado que hay en la muralla trabajas más un objeto estático. A veces hay boxeadores que no se mueven mucho y puedes trabajar con tu alcance de brazo y buscar tu mayor amplitud, en cambio cuando hay un saco más movible, exige más precisión, pero menos fuerza. El saco gigante te exige más fuerza, los más chicos desplazarte más. Todos tienen su función y en todos hay que estar bien", manifiesta el "Ogro".

Los últimos rounds de trabajo son tirando golpes de manera ininterrumpida. Cuarenta segundos a máxima velocidad, luego otros 10 en que toca descargar toda la artillería y se repite el ciclo. Hay sufrimiento. La fatiga se apodera de los cuerpos, los brazos pesan como troncos y cuesta más exhalar el aire. Véliz se acerca a uno de sus compañeros y le dice: "Quiere verte más cansado".

La jornada termina haciendo sombra y con elongación. El "Ogro" come una fruta o cereal y se devuelve a su casa en bicicleta.

El regreso


Véliz ha estado alejado del boxeo en dos etapas. La primera fue en 2012 para poder terminar su carrera universitaria en Talca. La segunda en 2018.

"El año 2018 después de los Juegos Sudamericanos de Cochabamba me tenían amenazado de que si no obtenía resultados me iban a quitar el apoyo. Obtuve medalla de bronce y me dijeron que no servía para validar la beca. Dije chao. Si me quitaban el Proddar no podía seguir. Me tuve que reingeniar la vida. Cuando a uno le quitan el único sustento que tiene, ¿Qué va a hacer? Tiene que retirarse no más", apunta.


Abrió un gimnasio de boxeo cerca del metro Irarrázabal. Cuenta que por primera vez tenía tiempo para salir y pasarla bien, pero no lo aprovechaba. Se sentía incompleto.

Quiso volver al deporte de alto rendimiento el 2019 para intentar clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio, pero vino la pandemia y destrozó sus planes. También tuvo que cerrar el gimnasio y sufrió una lesión.

"Si seguía esforzándome por el gimnasio iba a perder dos años más. Chao, a la mierda el gimnasio. El año 2021, que fue un año muerto por la pandemia, no había competencias, se estaban reabriendo las cosas. A lo único que me dediqué ese año fue a juntar plata. Mucha plata para irme a Estados Unidos. Haciendo de todo. Lo que más me carga es hacerle clases a la gente, pero a muchos les gustan mis clases. Hice hartas personalizadas que se pagaban súper bien. Hice trabajos en construcción. Con las manos tengo talento. Sé cocinar, estuve vendiendo hasta pan. Aposté todo", relata.

Juntó el dinero y pudo viajar a Estados Unidos. Estuvo cuatro meses allá. Dice que fue una de sus mejores preparaciones. Acumuló varios rounds de sparring con boxeadores profesionales.

Poco a poco fue mejorando. En el Continental del año pasado sacó medalla de plata y ese resultado le permitió recuperar la beca Proddar. Un alivio.

Véliz es de Talca. Es de familia humilde. Partió en el pugilismo porque era un "gordito" adolescente que quería bajar de peso y porque le gustaban las películas de Rocky. Hoy todos lo miran con respeto en la Federación. Le gustaría ser dirigente más adelante y se entusiasma narrando las ideas que tiene. Pero aún no está cerca. Quiere seguir con la vida de boxeador, golpeando el saco, abriéndose paso con sus puños, midiéndose con aquellos que, como dice él, le quieren arrancar la cabeza.


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