"Veinte años después uno se da cuenta que fue una verdadera locura, historia pura"...
Quizás la frase más representativa de una gesta histórica, única y, hasta ahora, irrepetible. Una hazaña mundial con dos chilenos protagonistas en los Juegos Olímpicos.
Agosto de 2004 y Atenas era el escenario perfecto para escribir la leyenda.
Nicolás Massú y Fernando González lograban lo imposible. Medallas de oro en dobles y singles, más un bronce. Titánico. La gente no olvida.
Según la reciente encuesta Black & White, el principal hito deportivo para el país es precisamente el triunfo del tenis en dichos JJ.OO., con un 41% que lo menciona en primer lugar, dejando atrás a otros sucesos como el N°1 de Marcelo Ríos o el título de la "Roja" en la Copa América 2015.
Y el éxito de los medallistas tenía a un argentino detrás. El "líder" del boom del tenis chileno por esos años. El entrenador del "Feña", campeón del mundo por equipos y capitán de la Davis: Horacio De la Peña.
"Mi vida cambió y ese cambio todavía sigue. Me sorprende cómo se siguen acordando. No sé si es por estos recientes Juegos o porque hago muchas cosas con el tenis, pero el cariño de la gente es impresionante. La gente está muy agradecida por todo lo que se logró", cuenta en diálogo con Emol.
El entrenador se quedó para siempre en Chile. Después de Atenas, le ofrecieron la nacionalidad por gracia y si bien finalmente no prosperó, él decidió ser un "chileno" más. Ya lleva casi dos décadas en el país.
"Siempre me sentí cómodo acá. Si bien normalmente tiene algo con el argentino, el chileno me quiere mucho, me trata con cariño. Mi realidad es muy distinta al resto de los argentinos, soy un agradecido. Siempre me han hecho sentir como uno más. Nosotros amamos Chile. Todo lo que me pasó con este país fue increíble. Estamos más que agradecidos", confiesa.
- Se cumplen dos décadas desde Atenas y hoy el recuerdo está más vivo que nunca con el oro de Francisca Crovetto en París...
"20 años después y mucho más maduro uno se da cuenta que fue una locura. Lograr eso, que fue una hazaña, era muy difícil. Chile tiene muy pocas oportunidades de lograr algo así y por eso se vivió de otra manera. Ahora fue en París y por ese entonces el tenis estaba on fire y las medallas fueron algo demasiado importante".
- ¿Qué recuerdo se viene de inmediato a la cabeza?
"La recepción en La Moneda, ese fue el momento más importante de mi vida".
- ¿Por qué le marcó tanto?
"Fue la experiencia más impactante de mi vida. Salir a ese balcón con 200 mil personas, fue increíble. Estaba la plaza llena, los edificios repletos por las ventanas, el grito de Chile no cesaba, era una locura. Fue algo inolvidable".
- También dejó huella con la mítica bufanda rosada que llegaste a La Moneda...
"Cuando yo voy saliendo a la recepción, me estoy vistiendo y mi esposa, que es asesora de imagen, me dijo que era un momento muy importante y que debía llevar algo que me marque. La primera opción fue una corbata rosada porque en ese tiempo estaban de moda David Beckham y Brad Pitt y la usaban. Me la coloqué, me quedaba bien, pero mi esposa me dijo que algo faltaba. Se metió al clóset y sacó la bufanda rosa. Era larga y muy colorida. Yo dije que había que tener coraje para usarla, pero le hice caso. La Primera Dama me dijo: 'Señor De la Peña, con esa pinta usted merece salir al balcón'. Yo un argentino, celebrando con los chilenos ese histórico logro, increíble".
Los recuerdos de Atenas
Las emociones fueron múltiples aquel agosto de 2024. La ilusión poco a poco fue creciendo. González derrotó en octavos de final a Andy Roddick, dos del mundo. El sueño comenzó a crecer.
"Cuando estábamos ahí en Atenas no nos dábamos cuenta de lo que pasaba. Mientras fuimos avanzando, viendo lo que se generaba, recién empezamos a entender lo que estábamos logrando", detalla el "Pulga".
Sebastien Grosjean, 12 del ranking, fue el escollo en cuartos. También se le ganó. Mardy Fisch era el rival del "Feña" en semifinales. La ilusión era grande, pero en un momento todo cambió. El chileno estaba set arriba, pero se torció el tobillo y el partido se le fue de las manos.
- ¿Qué recuerda de ese momento?
"Fue una cosa de locos. Fernando estaba muy mal. Tenía el tobillo destruido, como pocas veces vi un tobillo, y anímicamente estaba muy mal. Pensar en ganar era el partido por el bronce era casi imposible".
- ¿Y cómo se logró levantar?
"Fernando estaba en el piso. Esperaba por entrar a la cancha cuando por las pantallas se percató que estaban premiando al equipo de equitación de Estados Unidos. Darse cuenta del significado que tenía ganar una medalla le devolvió las ganas y la ilusión. Salió a la cancha sabiendo que había un objetivo que cumplir".
- ¿Qué momento lo marcó en todo el camino a las medallas?
"Cuando Fernando vence a Andy Roddick dándole una paliza, yo estaba orgulloso, pero después cuando se rompe el tobillo ante Fish y las ilusiones se van al piso,
el que Fernando se parara nuevamente y pudiera ganar el bronce, con dos match point incluso abajo, fue el momento más lindo que viví. Después del triunfo nos dimos un abrazo camino al vestuario que fue jamás olvidaré.
Yo siempre recuerdo ese momento y lo ocupo en las charlas motivacionales porque es un ejemplo de superación muy importante. A mí me marcó, fue muy especial".
- ¿Cuándo se dieron cuenta de lo que estaban logrando?
"El partido por el bronce fue una locura. Hay un momento en que Fernando no podía más. Tenía el tobillo destruido, estaba muy cansadado y venía el dobles. Sicológicamente fue durísimo. Él no se dio cuenta de que podía ganar hasta que lo consiguió.
Nosotros entendimos lo que habíamos hecho cuando fuimos al camión de TVN y hablamos con Fernando Solabarrieta. Vimos las imágenes y no lo podíamos creer, ver a la gente en multitud celebrando era algo increíble".