Luis Enrique quiere revolucionar el fútbol. El técnico, recientemente operado de la clavícula, apuesta por una rupturista forma de dirigir. Ya lo demostró en ña victoria de 2-0 del PSG sobre el Lens por la Liga francesa.
El entrenador español "dividió" sus funciones durante el partido de este domingo. Vio el primer tiempo desde un palco en la tribuna y en el segundo dirigió al borde de la cancha como de costumbre.
De esas imagenes se habla precisamente en Europa.
"Luis Enrique se adelanta al futuro", "Luis Enrique apuesta por una rompedora dirección", "novedosa medida". Fueron algunos de los titulares de la prensa.
El mismo técnico explicó su rupturista apuesta y reconoció que es algo que le gustaría se implemente. Lo comparó con el rugby.
"Hace tiempo que veo a los entrenadores de rugby que analizan los partidos con una perspectiva muy diferente. Me gusta la posibilidad de buscar esa mejoría. Quería seguir la primera parte desde la tribuna y es magnífico. Es diferente. Puedo controlarlo todo", dijo el DT.
"Es una opción interesante que voy a usar en el futuro. Después de eso, puedes dar perfectamente la charla del descanso porque has visto perfectamente quién ha jugado bien sobre el terreno de juego. Tenemos mucha información directa", argumentó.
Lo de Luis Enrique no es casualidad. Ya hace un tiempo había dado señales de su deseo de dirigir desde fuera del campo.
"El futuro del fútbol será con el entrenador arriba, con cascos, controlando todo. Sería para mí, maravilloso. Mataría a los jugadores... y si hay una descarguita eléctrica ya perfecto", expresó en su documental.
Al DT español le gustan los cambios revolucionarios. En el Celta instaló una grada para ver desde arriba los entrenamientos, mientras en la selección les colocó un 'walkie-talkie' a los jugadores en la espalda.
"Van a escuchar aquí la voz del mister. Espero no gritar mucho porque no estoy acostumbrado a ver gente de lejos y hablar bajo. Viene bien para dar órdenes y consignas en cuanto a posibles variaciones sin dejarme la garganta", bromeaba.
Un cambio que bien podría marcar el fútbol del futuro.