SANTIAGO.- Desaceleración económica y bajo consumo de las personas son dos factores que definen el actual escenario económico del país.
Sin embargo, como en un mundo paralelo, se posiciona el mercado del lujo, específicamente el sector de las joyas, que si bien les ha afectado el menor dinamismo de la economía y algunos cambios legislativos, la gente no ha dejado de "darse esos gustos", según comentan en el sector,
Ernesto Mosso, dueño de la joyería Mosso creada en 1988, asegura que hasta el momento las ganancias están "un poco más del 10% abajo" en comparación con el 2014, un año "récord e increíble" para la compañía, pero que ya está repuntando por la disposición de una fuerte estrategia a través de redes sociales, ventas online y talleres especializados.
Desde su perspectiva, el consumidor que realmente le gusta el lujo no sólo compra para mostrárselo a terceros. “El que tiene una cultura de lujo de años, compra por otras gratificaciones (...) porque le gusta el lifestyle, el buen vestir y la alta relojería”, dice.
Por su parte, Josef Helmlinger, dueño de las joyerías que llevan su apellido, señala que "en tiempos difíciles, más que bajar las ventas cambia el tipo de cliente, desaparecen o se hace menos frecuentes las compras de montos más bajos y aumentan las ventas de piezas más importantes. La gente ya no quiere perder su dinero en inversiones riesgosas y se alegra de invertir en algo que pueden tomar en sus manos, gozar y que no desaparece".
En tanto, Flavio Salvador de G&G Joyeros dice que, pese a la situación del país, han crecido debido a las estrategias que han impuesto en la compañía.
En Chile, desde mediados de la década de los 90 que el impulso de este mercado ha crecido y su posición se da por tres factores específicos, según Mosso: Democratización de los viajes al extranjero, porque ahora las personas pueden conocer otro tipo de culturas y lujos; el nacimiento de una mujer más independiente, que trabaja y tiene su propio dinero para comprar sus cosas; y la globalización e internet que abren las puertas a que los consumidores puedan cotizar, comparar y validar la información sobre la calidad de los productos que entregan las joyerías.
Pero el problema principal de las joyerías no es precisamente la baja en las ventas, sino que la competencia con comercios internacionales que exportan productos falsificados. Por esta razón, en Mosso llevan a cabo un plan de fiscalización con un grupo de abogados que regulan a través de internet la compra/venta de este tipo de artículos.
Importantes marcasReconocidas a nivel mundial son las marcas que estas joyerías imparten en el país. Mosso son dueños de la marca y dominio de productos de Rolex, Audemars Piguet, Breguet, Hublot, Ulysse Nardin, Chanel, Longines y Raymond Weil; mientras que G&G representan a Chopard, Breitling, Jaeger LeCoultre, Vacheron Constantin.
Los precios de los productos Mosso, que tienen en total unos 150 patentados por el Conservador de Propiedad Intelectual de Chile, fluctúan entre los $800 mil y $4 millones y los de Helmlinger entre los $600 mil y $30 millones.
Pero, ¿por qué estos productos cuestan tanto caro? Ernesto Mosso lo plantea así: "Las piedras realmente son tesoros. Un buen zafiro, un buen rubí es una piedra única, es un tesoro de la naturaleza porque las piedras dan alegría y tienen belleza y energía. Los metales preciosos son inalterables en el tiempo".
"Los periodos de diseño han marcado una tendencia no sólo en la joyería, sino que también en el vestir, en los automóviles, en la arquitectura no sólo los objetos valen por sí mismos sino por lo que representan", añade.
