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Desde una isla española hasta Santiago de Chile: La historia de "Pretty Ballerinas"

Con cerca de 90 tiendas en todo el mundo, la marca se caracteriza por hacer sus productos a mano y continuar con la tradición familiar. En nuestro país se abrirá la tercera tienda durante las próximas semanas.

18 de Septiembre de 2016 | 10:07 | Por Patricia Marchetti Michels, Emol
SANTIAGO.- Los hermanos Pedro y Antonio Mascaró, en 1918 abrieron un negocio de zapatillas de ballet en un pequeño pueblo al interior de la isla de Menorca, España. Los hijos de ambos, Jaime y Joan, fueron los artífices de su gran transformación ya que con ideas diferentes cada uno abrió su propia línea de calzado.

A finales de los ´90, Jaime Mascaró incorporó a su empresa a sus dos hijas mayores, Lina y Úrsula. La primera se hizo cargo de la parte comercial de la firma, mientras que la segunda se fue a estudiar a Nueva York y se casó con un ingles, David Bell.

Fue Bell quien creó el concepto de "Pretty Ballerinas" en 2005 cuando le propuso a su señora que "volvieran a las raíces" de los calzados Mascaró (zapato de ballet), pero para la mujer moderna. Comenzaron a venderlas por internet y en sólo dos años ya habían instalado su primera tienda en Londres.

Actualmente hay cerca de 90 tiendas de "Pretty Ballerinas" en el mundo y en Chile, a comienzos de octubre, se abrirá la tercera de ellas. Tatiana Fernández, ingeniera comercial que vivió en España, es quien trajo la marca al país, ya que después de ver el éxito que tenía este tipo de calzado en Europa sabía que sería una oportunidad de negocio.

Pretty Ballerinas en Chile

"Me enamoré de ellas" cuenta Fernández a Emol y recuerda que en 2013 mandó a un e-mail al contacto mundial de la marca y fue el mismo David Bell quien le respondió, disculpándose por su español, y comentándole que sí podía instalarse con la franquicia en Chile.

En julio de 2014 abrió la primera tienda ubicada en la calle Isidora Goyenechea y en noviembre de 2015 la segunda en el centro comercial Casa Costanera. "Este año nos vinieron a buscar de Parque Arauco y espero abrir el próximo sábado 1 de octubre", cuenta la ingeniero comercial.

A pesar de que la ballerina más básica cuesta $109.000, Fernández cuenta que, a la fecha ha vendido más de 10.000 ballerinas en Chile y que las mujeres saben que "es una inversión", porque "duran mucho más tiempo que otro zapato parecido, son hechas a mano (y de diferentes tipos de materiales, muy cómodas, tienen una calidad increíble y, además, damos facilidades de pago".

Hoy en día viaja 2 veces a la año a Menorca a comprar las temporadas y los zapatos llegan entre 4 y 6 veces al año a sus tiendas. Reconoce que su desafío personal es que "en cada closet haya una caja rosada" (color de la caja de las ballerinas).

Actualmente David y Úrsula están separados, pero continúan trabajando juntos, él se encarga del marketing y de las reuniones internacionales y ella de los diseños. Son la tercera generación en continuar con la tradición familiar del calzado, costumbre que esperan sigan sus tres hijos.

La fábrica Mascaró sigue en el mismo pueblo, trabajando con casi 500 personas que hacen a mano cada ballerina, "es muy lindo y familiar porque los que allí trabajan son los descendientes de los mismos que trabajaron con el abuelo de Úrsula", cuenta Fernández.
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