SANTIAGO.- Fue el 24 de noviembre de 2015 cuando el ex Presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, designo al líder socialista Antonio Costa como Primer Ministro. El mismo que esta mañana recibirá la Presidenta Michelle Bachelet en el Palacio de La Moneda.
A los 14 años el portugués entró a las Juventudes Socialistas del país y, desde entonces, fue diputado, después secretario de Estado y ministro de la Administración Interna, además de desenvolverse como alcalde de Lisboa antes de su actual cargo.
Su llegada al Gobierno lo hizo pasar directamente a la historia pues tomó el puesto sin haber sido el vencedor de las elecciones. Una decisión que tomó el mismo Presidente de la época después de la caída del mandato minoritario de derecha de Pedro Passos Coelho, luego de que los partidos de izquierda desbancaran con una moción de rechazo su programa de Gobierno a los 11 días de asumido el cargo.
Con el respaldo de toda la izquierda en el Parlamento –inédito en Portugal- Costa se propuso "acabar con la austeridad" del Ejecutivo para reactivar la economía, la cual venía a tropezones desde la crisis financiera global de 2008.
Así, el licenciado en derecho de 56 años, ha buscado desde 2015 una vía lejos del camino de la ortodoxia económica del Fondo Monetario Internacional para impulsar la situación portuguesa, obteniendo éxitos pero también problemas y cuestionamiento tanto desde dentro del Gobierno como internacionalmente.
Dentro de sus medidas, rebajó la jornada laboral de los empleados públicos a 35 horas semanales, indexó de nuevo las pensiones al IPC –inflación-, paralizó las privatizaciones e incrementó el salario mínimo en un 10%.
Según reporta la publicación británica The Economist, en 2016 Portugal redujo el déficit fiscal a la mitad hasta alcanzar el 2,1% del Producto Interno Bruto (PIB), el mejor resultado desde la transición a la democracia en 1974.
De esta forma, el Gobierno de Costa parece respaldar algo que muchos economistas ortodoxos no dan sustento y es que "más que austeridad acérrima, lo que los países europeos necesitaban eran medidas que alentaran la demanda interna para impulsar el crecimiento", consignó la BBC.
Antes de asumir el puesto, el crecimiento del PIB de Portugal era negativo en 2014 y el desempleo llegaba al 15%. Ahora, la economía lleva creciendo tres años seguidos y el Banco Central estima que para 2019 el desempleo habrá bajado al 7%, al mismo tiempo que las exportaciones se incrementarán en un 6%.
Un modelo no exento de problemas
Desde luego, esta no es una economía exenta de problemas, sobre todo después de una crisis como la vivida. Tal como indica The Economist, la Comisión Europea sigue alertando de la fragilidad de los bancos portugueses.
Además, pese al déficit fiscal decreciente, la deuda externa va en aumento y podría llegar a 131% del PIB, como lo reportó el semanario británico. En 2016, los ingresos públicos de Portugal se redujeron del 44% del PIB al 43,1%, de manera que todo el ajuste se realizó por el lado del gasto, el cual disminuyó desde el 48,3% al 45,1%, la cifra más baja desde 2007.
Así, algunos comentan que "el superkeynesiano y antiaustericida Gobierno de izquierdas de Portugal ha adelgazado su sector público al nivel más bajo de la última década", según publicó El Confidencial.
Cabe destacar que, a muy grandes rasgos, el modelo de Keynes propone aumentar el gasto público para aumentar empleo y así impulsar la economía.