La Reserva Estratégica de Petróleo estadounidense contiene unos 605 millones de barriles guardados en depósitos subterráneos en Texas y Louisiana. Fue creado después del embargo petrolero árabe de 1970, como forma de guardar reservas en caso de una emergencia. Pero la dinámica de la industria petrolera cambió dramáticamente en los últimos años: ahora Estados Unidos exporta más petróleo del que importa.
Existe un límite de cuántos barriles se pueden liberar de una vez. En el pasado, el gobierno ha llegado a liberar un millón de barriles diarios. Con esa tasa, el flujo prometido de 50 millones de barriles de crudo, podría durar cerca de dos meses.
La idea es que al poner más petróleo en el mercado, los precios bajarán. Esto aún no ha ocurrido. Pero dependiendo en qué sucede en el resto del mundo, todavía hay chances de que sí podría funcionar.
Los precios subieron levemente después del anuncio. Los comerciantes anticipaban la noticia y puede que hayan quedado decepcionados con los detalles, según afirma Claudio Galimberti, vicepresidente senior de mercados petroleros en Rystad Energy.
"La reacción inmediata de los precios no es un juicio final sobre la efectividad de este esfuerzo", agrega Jim Burkhard, vicepresidente en IHS Markit. "Esto se verá realmente en los meses que vienen", agregó.
La efectividad de esta política de Biden depende finalmente de numerosos factores.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados se reunirán la próxima semana para decidir si aumentarán la producción o la frenarán, una estrategia que el grupo emplea usualmente para incrementar los precios. A principios de este mes, Biden dijo que esperaba que los países de la OPEP, liderados por Arabia Saudita, acordaran un aumento significativo de la producción. Pero sólo se concretaron incrementos modestos.
Si la OPEP decide la próxima semana que quiere precios más altos, sus miembros retirarán petróleo del mercado. "De la noche a la mañana, podrían compensar (la política de Biden)", dice Burkhard. "Esa es la gran pregunta, cómo reaccionarán ellos frente a esto", agregó.
La coalición de agrupó Biden, reuniendo a India, China, Japón, Corea del Sur y Reino Unido para que echaran mano a sus reservas estratégicas de petróleo, no tiene precedentes, afirma Galimberti. En conjunto, el grupo podría estar sumando entre 70 a 80 millones de barriles de petróleo al mercado, estima.
"Es como una coalición de importadores de petróleo, pero ¿pueden realmente suplantar o convertirse realmente en un rival de la OPEP? La respuesta es: absolutamente no", agrega el experto. Esto es porque el grupo de importadores está usando reservas estratégicas de petróleo, que son limitadas. Por contraparte, la OPEP y sus aliados tienen reservas que pueden durar décadas. "Por eso, no hay comparación entre ambos", sentencia Galimberti.
Lo que muchos consumidores quieren saber es qué ocurrirá con los precios de la gasolina en las bencineras. Muchos factores juegan un rol en su valor. Las refinerías compran crudo por adelantado, por lo que aún están trabajando con petróleo más caro, y los estados tienen distintas tasas de impuestos que impactan en los precios. Aún así, si la OPEP no responde recortando la producción, el flujo de petróleo podría significar una baja de precios entre 10 y 15 centavos por galón, según Kevin Book, director gerente en Clearview Energy Partners. Aún si la caída del precio no ocurre, Biden puede decir que lo intentó.
El futuro del petróleo y el gas en Estados Unidos es un punto crítico político y una fuente de tensiones, especialmente mientras empresas y las agencias gubernamentales luchan con el cambio climático y la transición hacia fuentes de energía más limpias.
Por una parte, la industria energética de Estados Unidos ha sido elogiada por algunos líderes políticos por crear independencia energética. Si antes Estados Unidos dependía fuertemente de la importación, otros países ahora dependen de los estadounidenses por el petróleo. También es una fuente laboral: la industria emplea más de 10 millones de personas en Estados Unidos y contribuye cerca de un 8% del PIB, de acuerdo al American Petroleum Institute. Cualquier impacto resultante de la liberación de petróleo de Biden de la Reserva Estratégica será "probablemente de corto alcance, a no ser que sea acompañado por medidas políticas que fomenten la producción de recursos energéticos estadounidenses", aseguró la API en un comunicado.
Las compañías que proveen petróleo se benefician de precios más altos, pero los consumidores obviamente no aprecian cuando esto se traspasa a sus billeteras.
"El tema más amplio es que entra una nueva variable al mercado del petróleo: la tensión entre las aspiraciones de descarbonizar y la precupación práctica de mantener precios bajos de gasolina", afirma Burkhard. "Y hay un conflicto entre ambas fuerzas. Por eso es que vamos a continuar viendo trastornos entre la oferta y la demanda."