EMOLTV

Musk y Twitter: Un año de unión que ha recortado el valor, plantilla, ingresos y hasta el nombre de la famosa red social

Los cambios son catalogados por la empresa como necesarios para enderezar la situación financiera y facilitar la libertad de expresión.

25 de Octubre de 2023 | 16:40 | Por T. Fischer, Emol
imagen

Este viernes se cumple un año de la compra de la red social Twitter, por parte de Elon Musk.

AFP
El próximo viernes se cumple un año desde que el magnate Elon Musk compró Twitter. El primer aniversario se puede resumir como una tajante unión, que trajo consigo múltiples recortes para la red social: en torno al 90 % de su valor, el 80% de su plantilla, el 50% de sus ingresos publicitarios y hasta su nombre, ya que actualmente se llama X.

Catalogada como un "versión financieramente magra" de Twitter, X es dirigida desde junio por la ejecutiva publicitaria Linda Yaccarino, fue nombrada por el magnate sudafricano con el objetivo de ayudar en la generación de ingresos, esto luego de que muchos anunciantes abandonaran la plataforma por la falta de moderación de los contenidos dañinos resultante de sus nuevas políticas.

La compra de la red social, se cerró el 27 de octubre de 2022 por un valor de US$44.000 millones e implicó que dejara de cotizar en bolsa, por lo que sus cuentas ya no son accesibles al público, pero el propio Musk ha divulgado en los últimos meses que X tiene un valor en torno a US$4.000 millones y unos 1.500 empleados, de los cuales, un tercio de ellos, son ingenieros.

El CEO de Tesla, tomó prestados unos US$13.000 millones de bancos de Wall Street pero respaldó la operación con capital propio y de su empresa de automóviles eléctricos, Tesla, de donde además sustrajo empleados especializados para que lo asesoraran en la plataforma, junto a ejecutivos de sus otras compañías: SpaceX y The Boring Company.

La información interna ahora es anunciada lenta y escasamente por Musk, a través de entrevistas contadas y conversaciones en la red social que es dueño, X, pues la compañía no suele responder a los medios de comunicación, los que, según Musk están gravemente inclinados hacia la izquierda y al discurso políticamente correcto.

El inversionista, que continúa siendo el hombre más rico del mundo, justifica constantemente que los cambios realizados son necesarios para enderezar la situación financiera y facilitar la libertad de expresión: una de sus grandes obsesiones.

No obstante, cabe dudar con sus declaraciones, y es que en verano aseguró haber recuperado a "casi todos" sus anunciantes. Evidentemente algunos han vuelto, como Coca-Cola, pero otros siguen marchándose, como Gilead, este último después de que su publicidad apareciera en una cuenta "verificada" de tendencia profascista.

El pasado julio, Musk dijo que X tenía "flujo de caja negativo debido a una caída del 50% en ingresos de la publicidad y una fuerte carga de deuda", según una conversación con una usuaria, y según datos de Reuters, esos ingresos en EE.UU. han bajado cada mes desde la compra del empresario.

Época de cambios


Los anunciantes son conscientes de las salidas de los ejecutivos encargados de moderar los contenidos, tarea que ahora es realizada por la comunidad, en buena parte a las "notas comunitarias", unos mensajes complementarios que aparecen en publicaciones virales y en los que los propios usuarios aportan matizaciones y contexto.

Este es uno de los numerosos cambios realizados en la plataforma, aunque, sin duda, el más polémico fue Twitter Blue, rebautizado X Premium, un intento de diversificar los ingresos mediante un modelo de suscripción que permite a cualquiera comprar el símbolo de verificación antes vinculado a fiabilidad e interés público, entre otras cosas.

X Premium cuenta con cerca de 828 mil suscriptores -según datos del investigador Travis Brown analizados en agosto por medio especializado Mashable-, es decir, en torno al 0,15 % de los 550 millones de usuarios mensuales que Musk dice que tiene la red social.

Usuarios, medios y organizaciones han denunciado los efectos dañinos de este sistema, entre ellos el Center For Countering Digital Hate (CCDH), que divulgó en un informe que Twitter no eliminaba con rapidez las publicaciones de odio ni las cuentas que las emiten, y que -evidentemente– violan sus propias políticas.

Para sorpresa de muchos, la reacción de la empresa fue denunciar al CCDH -también crítico con Meta o TikTok- argumentando que el grupo intentaba censurar a la red social y que sus acusaciones habían ahuyentado a los anunciantes, lo que había costado a la empresa "decenas de millones de dólares".

No obstante, la utilidad de X como arma de manipulación ha salido a relucir de nuevo con el conflicto en Medio Oriente entre Israel y Hamás, tanto que las autoridades europeas pidieron explicaciones a Musk sobre sus medidas para frenar la desinformación y, no muy contentas, han abierto su primera investigación bajo la nueva ley de Servicios Digitales.

Los cambios continúan: X está probando en Nueva Zelanda y Filipinas una suscripción de un dólar anual -por el momento solo para los que recién se incorporen a la plataforma- para poder interactuar con los contenidos, que la empresa asegura que no tiene que ver con la búsqueda de beneficios sino con la eliminación de los "bots", otra de las cruzadas de Musk.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?