EMOLTV

Debates presidenciales en la TV: Expertos analizan su éxito de rating, pero piden una cirugía mayor al formato

El último evento político marcó promedió 45,3 unidades. Aunque hubo algunas variaciones en su estructura, entendidos en la materia llaman a reformularlo e incluir a la gente y a las redes sociales.

14 de Diciembre de 2017 | 07:14 | Por Alondra Barrios Peñailillo, Emol
imagen

Guillier y Piñera intercambiaron posturas el pasado lunes.

Anatel
SANTIAGO.- El reciente debate presidencial organizado por la Asociación Nacional de Televisión de Chile (Anatel), emitido el lunes pasado, tuvo a los candidatos Alejandro Guillier y Sebastián Piñera contrastando ideas y propuestas en temas valóricos, de salud, educación, entre otros, de cara a la segunda vuelta del próximo domingo 17 de diciembre.

El evento político promedió 45,3 puntos de rating. En el set -sin público y sin moderador-, Guillier y Piñera tuvieron dos minutos cada uno para responder las preguntas de los cuatro periodistas presentes (José Antonio Neme, Constanza Santa María, Mónica Rincón y Consuelo Saavedra), y seis minutos para debatir abiertamente.

Su antecesor, llevado a cabo el 6 de noviembre, también superó los 40 puntos, consiguiendo 43,1 unidades en promedio. En dicha oportunidad se enfrentaron ocho candidatos al sillón presidencial, los que tuvieron tres minutos para contestar las dudas de los cuatro comunicadores y 30 segundos para dar respuesta a las interpelaciones en un estudio de TVN que tampoco contó con audiencia ni moderador.

El éxito en el rating en este tipo de eventos, no obstante, no es nuevo. El 10 de diciembre de 2013, el debate de segunda vuelta en el que participaron la ahora Presidenta Michelle Bachelet y la actual alcaldesa de Providencia Evelyn Matthei, marcó 46,6 puntos. El debate de la primera vuelta, dividida en el 29 y 30 de octubre de ese mismo año, dejó 49,4 y 43,8 puntos, respectivamente.

"El debate es un evento post dictadura que se metió fuertemente en nuestro día a día político y, por lo tanto, la gente espera el evento del debate -siempre- como parte de un proceso eleccionario", cuenta a Emol Cristian Leporati, director de la Escuela de Publicidad de la Universidad Diego Portales, sobre el éxito en los números de este tipo de espacios. "Dentro de este mismo proceso eleccionario está la franja, está el debate, el mismo hecho de votar y, en ese ese contexto, el debate se transformó en un hábito político-cultural".

Por su parte, el presidente de Anatel, Ernesto Corona, explica que "el encuentro entre los candidatos en sí mismo genera gran expectación, lo que es muy importante para el sistema democrático, y que queda reflejado en la sintonía de los debates de primera y segunda vuelta".

Pero para Leporati, el buen resultado se explica también por otro factor que escapa de lo antropológico y se acerca más al lado emocional del telespectador. "El morbo. Cuando ves que dos candidatos están empatados, el morbo es relevante porque estás esperando en dónde se van a caer".

"Habían dos contrincantes y en un contexto de un par de semanas donde la discusión entre ellos estaba más fuerte. Entonces la gente quería más sangre, en el fondo. La gente quería ver si era un encuentro entre lo que podía ser una posible 'Chilezuela' o la tierra de Trump en Chile", agrega por su lado Ángel Carcavilla, director general de Boutique Creativa Carcavilla.

"F5" al formato


Desde Anatel -encargado de la realización de estas instancias desde 199- reconocen que constantemente están haciendo los esfuerzos por hacer de este encuentro político un programa de TV más dinámico e interesante.

Corona añade que ir reformulando los debates presidenciales facilita "el intercambio de ideas entre los candidatos, porque de esa manera los ciudadanos pueden conocer de mejor forma cuáles son las visiones y propuestas que plantean los postulantes a La Moneda".

No obstante, Leporati y Carcavilla argumentan que es necesario una cirugía mayor al actual esquema. Pese a los pequeños cambios que ha hecho la entidad a cargo, estos no bastan. Llaman, además, a incluir más redes sociales y tomarlas como una canal de participación que se complemente con los puntos que los candidatos discuten en pantalla.

Carcavilla explica más. "Yo creo que Twitter está complementando lo que es la discusión. Uno va viendo lo que dice el personaje y va tuiteando lo que dice en el programa. Hay un feedback directo de lo que está pasando ahí. El tuitero le pone el humor, entrega información, miente y anexa. Se hace mucho más rico ver un programa que está diseñado y pensado sólo para la TV".

"Hoy por hoy cualquier chileno común y corriente a través de un Facebook o una cuenta de Twitter puede emitir una opinión, puede sacar una foto o pantallazo, llevarlo a un software, convertirlo en un meme y opinar (...) Antes uno esperaba pasivamente que los 'expertos' hablaran en los diarios, la población leía y comentaba. La población hoy idealiza, dialoga, se pelea, se bloquea, etc. Es mucho más enriquecedor".

"¿Por qué los candidatos no pueden estar respondiendo vía Twitter con un iPad a la gente mientras están en el debate? ¿Por qué solo responderle a cuatro periodistas?, reflexiona el académico de la UDP a modo de cierre. "Hoy no hay 100 mil periodistas en Chile, hay 17 millones. Todos podemos ser periodistas. ¿Por qué la gente no puede participar? Habían (en el último encuentro) dos personajes poderosos, en el Olimpo, parados en el escenario. Al otro lado estaba el otro poder, los medios y la prensa. Todos estos poderosos interpretando la realidad y eso es muy añejo. Falta el Chile real, los marginados, el país", concluye.