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Arqueólogos descubren el esqueleto de esclavo con un clavo en el talón: "Es la mejor evidencia física de una crucifixión"

El hallazgo fue realizado por científicos de la Universidad de Cambridge en Reino Unido. Corresponde al cuarto cuerpo que tendría rasgos de ser condenado a muerte en la antigua Roma.

14 de Diciembre de 2021 | 09:47 | Redactado por Marcelo Silva, Emol
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El País
Científicos de la Universidad de Cambridge han hallado un esqueleto de un esclavo que fue crucificado hace unos 1900 años y cuyo talón derecho conserva el clavo.

Según los expertos esto sería "la mejor evidencia física de una crucifixión en el mundo romano", detalló un artículo llamado "Crucifixión en los Fens: vida y muerte en el Fenstanaton romano" de los arqueólogos David Ingham y Corinne Duhig.

Este hallazgo es uno de los escasos que conserva la chaveta metálica puntiaguda que atravesó el pie. Por lo general, estas piezas de hierro eran retiradas tras la muerte del reo, consignó El País.

Ingham y Duhig sostienen que el cuerpo encontrado en la localidad de Fenstanton, en el condado de Cambridgeshire, Reino Unido, corresponden a un hombre de entre 25 y 35 años. Además revelaron que el esqueleto fue enterrado en un féretro de madera de roble, algo poco usual al tratarse de un condenado a muerte por los Romanos.

Agregando a lo anterior, los arqueólogos sostienen que este esclavo pasó toda su vida bajo ese estatus, dado que los huesos de sus espinillas se muestran muy gastados, "como si hubiese llevado permanentemente cadenas", aseguran.

El crucificado de Fenstanton, señala el informe de la Universidad de Cambridge, vivía en un poblado levantado junto a la denominada Vía Devana, una ruta que unía dos importantes ciudades romanas de ese entonces: Cambridge y Godmanchester. Su cuerpo fue enterrado boca arriba, en dirección norte-sur y con las manos cruzadas sobre la pelvis. Sus restos mortales aparecieron, además, rodeados de 12 clavos. Uno junto a la cabeza, otro próximo a los pies, cinco formando una línea en la parte superior de la tumba, cuatro en su zona inferior y el encontrado en su talón.

Al momento de exhumar el esqueleto 4926 (llamado así en el informe), este se encontraba cubierto de barro y el clavo incrustado en su tobillo apenas resultaba visible. Por eso mismo sus huesos fueron trasladados a un laboratorio de la ciudad de Bedford para un "análisis rutinario". Es allí donde descubren el metal cruzado en el cuerpo.

La importancia del hallazgo radica en que es el único con evidencia física que demuestra que hubo crucifixiones en el norte de Europa. A nivel mundial es el cuarto encontrado en las mismas condiciones.

"Sabemos bastante sobre las crucifixiones, cómo se practicaban y dónde gracias a los relatos históricos. Sin embargo, esta es la primera evidencia tangible para ver cómo realmente funcionaban", manifestó David Ingham al medio The Guardian.

Las pruebas con radiocarbono han fechado la muerte de este hombre entre 130 y 360 d.C.

Los arqueólogos a cargo de este hallazgo esperan que pronto se exhiba una réplica en 3D del hueso del talón con el clavo incrustado en el Museo de Arqueología y Antropología de Cambridge.


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