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¿Se habla español? La tragicomedia de los candidatos en EE.UU. que intentan seducir a los hispanos

Con un perfecto español, el aspirante a vicepresidente Tim Kaine es el arma demócrata para acercarse a los latinos, sin embargo, ha habido otros casos de políticos que intentaron hacer lo mismo, pero con diferente suerte.

29 de Julio de 2016 | 09:39 | The New York Times

Video: Políticos de EE.UU. intentando hablar en español

NUEVA YORK.- El senador Tim Kaine se acercó al micrófono con cierta vacilación para iniciar su presentación nacional.

Saludó con ambas manos. Levantó con mucho entusiasmo el puño en señal de victoria. Desistió con rapidez de un gesto con ambos pulgares.

Pero cuando comenzó a agradecer a toda su lista, desde la audiencia y la ciudad de Miami hasta la universidad anfitriona, de repente pareció inundarlo una calma total. Hizo una pausa, asintió con la cabeza, relajó los hombros y extendió sus palmas… una cálida actitud de estar en control.

"¡Bienvenidos a todos!", gritó en español. “Bienvenidos a todos en nuestro país, ¿verdad? ¡Porque somos americanos todos!”.

Un giro retórico apreciado para el debut en las elecciones generales: blancos ansiosos por hablar español en público.

Cuando Hillary Clinton eligió a Kaine como su compañero de fórmula, un aspecto central para la elección fue su condición bilingüe, una característica que se invocó repetidamente cuando los escépticos cuestionaron la decisión de respaldar a otro político blanco en un partido que se jacta de su diversidad.

En sus primeras apariciones, Kaine, el senador de Virginia que trabajó con misioneros jesuitas en Honduras, ha estado brillante en esta área y obtuvo las más altas calificaciones por su dominio y su sofisticación en el uso del español.

"Mejor que algunos hispanos que están en el congreso", escribió en Twitter Ana Navarro, estratega republicana y comentarista de CNN.

Durante su discurso en la Convención Demócrata, Kaine logró los aplausos más fuertes cuando habló en español. Dijo que había aprendido los valores de "fe, familia, y trabajo" cuando fue voluntario en Centroamérica. Dijo que él y Hillary Clinton eran "compañeros de alma".

Pero cuando los políticos adoptan el español casi siempre corren riesgos, ya que se exponen a ser criticados por su falta de autenticidad. Resulta inevitable que se les acuse de demagogos y pueden caer en exageraciones al utilizar el idioma.

La historia reciente está plagada de momentos en que algunos políticos pretendieron dominar el español, pero el idioma los dominó a ellos. Quedan atrapados en una maraña de sílabas, arrastran las erres y arquean dramáticamente las cejas, como si fingir que saben español bastara para mejorar sus aptitudes.

Michael R. Bloomberg, por ejemplo, inspiró una cuenta de parodia en Twitter, @ElBloombito -muy popular- cuando era alcalde de la ciudad de Nueva York, en la que se ridiculizan sus intentos de hablar español con su estilo desganado del noreste.

Como Presidente y candidato, George W. Bush habló español con franca confianza y, por lo general, con total indiferencia hacia la gramática.

"George W. Bush fue el primer Presidente de Estados Unidos que pensó que hablaba español", dijo Jorge Ramos, el influyente presentador de noticias de Univisión.

Ramos se refirió al "síndrome electoral de Cristóbal Colón", que, explicó, consiste en redescubrir a los electores hispanos en cada ciclo presidencial.

La demagogia dirigida a los hispanos, a la que llaman hispandering, "brota cada cuatro años", señaló.

En estas elecciones ambos partidos han sido víctimas de esta enfermedad.

La campaña de Clinton se ganó el desprecio de muchos cuando publicó una lista titulada "Siete cosas que Hillary Clinton tiene en común con tu abuela". La aparición la etiqueta #NotMyAbuela no se hizo esperar.

Las primarias republicanas fueron todavía más bilingües, ya que dos de los principales candidatos alardearon sobre sus raíces cubanas y un tercer candidato, el ex gobernador Jeb Bush, de Florida, muchas veces pareció hablar con más comodidad en su segunda lengua que en su lengua materna.

Donald Trump no tardó en atacar a Bush, cuya esposa nació en México, por incluir el idioma español en la campaña. "En este país hablamos inglés", recalcó en un debate alargando la última palabra, "no español".

Ni siquiera los políticos hispanos son inmunes a los ataques. En otro debate republicano, el senador Ted Cruz, de Texas, hijo de un inmigrante cubano, subrayó que el senador Marco Rubio, de Florida, tenía la costumbre de cambiar su mensaje sobre inmigración cuando se dirigía a una audiencia hispanoparlante.

"No sé cómo puede saber qué dije", respondió Rubio. "Él no habla español".

Cruz, quien no habló mucho español durante su niñez y adolescencia, le respondió con valentía, aunque sin mucha elegancia, según los oyentes. Invitó a Rubio, en español, a hablar el idioma en el escenario.

El propio Trump ha realizado pocas actividades dirigidas a los hispanos. Pareció llegar a su pico en mayo, cuando posó comiendo algo llamado taco bowl de uno de sus restaurantes, haciendo un gesto de aprobación con el pulgar.

"¡Amo a los hispanos!", escribió en Twitter.

Pero los hispanos no lo aman. Eso explica por qué Hillary Clinton, que espera lograr un enorme margen con los electores hispanos, eligió a Kaine, aunque también podría ser que el atractivo bilingüe de Kaine resulte superfluo.

Una encuesta de ABC News/Washington Post realizada en junio de 2016 reveló que el 89 por ciento de los hispanos tenían una opinión negativa de Trump, quien ha acusado a México de enviar a violadores y a criminales a Estados Unidos, y cuestionó la imparcialidad de un juez por su ascendencia mexicana.

Los líderes hispanos también han enfatizado que no es probable que el simple hecho de hablar español con fluidez sea suficiente para convencer a los electores. Según una encuesta que realizó Univisión en 2015, el 68 por ciento de los electores hispanos declararon que si un candidato llegara a hablar español con fluidez, eso no influiría de ninguna forma en su voto.

Sin embargo, independientemente de los resultados, cualquier esfuerzo puede ser valorado.

"Es importante que un funcionario electo intente establecer contacto con una audiencia más amplia", dijo Melissa Mark-Viverito, presidenta del consejo de la ciudad de Nueva York y destacada simpatizante hispana de Clinton. "No creo que sea demagogia".

Mark-Viverito señaló que Bill de Blasio, el alcalde de Nueva York que suele hablar en español al concluir sus anuncios públicos, algunas veces ha pedido ayuda cuando se topa con una palabra difícil.

"De Blasio entiende italiano", dijo, lo que quizá ha ayudado a acelerar su curva de aprendizaje.

El periodista Jorge Ramos reconoció que el Presidente Bush impulsó un cambio político hacia el aprendizaje del español, lo que ayudó a reducir algunos gestos menos agradables para conseguir votos latinos, como el abuso de los "tacos, el mariachi y los sombreros", explicó.

No dijo nada acerca de los taco bowls.
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