BELFAST.- Irlanda del Norte celebra el jueves sus elecciones regionales por segundo año consecutivo, precipitadas por un escándalo de corrupción que, unido al Brexit, amenaza con fracturar de nuevo la región británica.
Las tensiones entre unionistas-protestantes leales a Londres y los nacionalistas-católicos partidarios de unirse a Irlanda afloraron en enero, luego de que se diera a conocer un programa para promover la calefacción no contaminante que tuvo un sobrecosto de cientos de millones de libras.
El viceprimer ministro regional, Martin McGuinness, líder del nacionalista Sinn Féin, antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), abandonó el gobierno de unidad entre ambos grupos. Según argumentó, no podía seguir trabajando con la primera ministra Arlene Foster, del Partido Unionista Democrático (DUP) (protestantes), quien había creado el programa energético en cuestión mientras era ministra.
La dimisión precipitó la convocatoria de elecciones a la asamblea norirlandesa, un parlamento semiautónomo que tiene competencias en temas de salud, educación y economía local. Sin embargo, si el Sinn Féin y el DUP no reconstruyen puentes tras los comicios, Londres podría suspender la autonomía y gobernar directamente la región.
En las elecciones regionales de mayo de 2016, el conservador y unionista DUP ganó 38 de los 108 escaños. El Sinn Féin, católico, socialista y republicano irlandés, se adjudicó 28. Los sondeos y los expertos pronostican que los comicios del jueves arrojarán unos resultados similares, por lo que ambos grupos se verán obligados a negociar si es que desean volver a quedarse en el poder.
La fractura del Brexit
Los Acuerdos de Viernes Santo de 1998 pusieron fin a 30 años de conflicto entre unionistas y republicanos en el que murieron unas 3.500 personas. Pero a la animosidad histórica que resta entre las comunidades y sus partidos, hay que sumar ahora la fractura del Brexit.
El DUP apoyó la salida del Reino Unido de la Unión Europea, mientras que el Sinn Féin quería permanecer en el bloque. Los nacionalistas norirlandeses, como los escoceses, siempre vieron la UE como un contrapunto a Londres.
En un debate televisado el martes, Michelle O'Neill, que remplazó a McGuinness al frente del Sinn Féin, dijo que la postura pro-Brexit del DUP era "absolutamente repugnante". "Creo que es decepcionante y desgraciado que el DUP adoptara una posición opuesta a la de la mayoría de la gente de aquí", dijo O'Neill, de 40 años, cuya irrupción en el panorama político supuso una novedad porque su carrera nunca debió enfrentar tiempos de lucha armada.
O'Neill se refería al 55% de los electores norirlandeses que apoyaron la permanencia en la UE, pero cuyo voto quedó diluido en el panorama nacional, donde el Brexit triunfó con el 52% a favor. "El Brexit se introdujo rápidamente en la crisis política porque es un tema muy divisivo entre los unionistas y los nacionalistas (irlandeses)", dijo Jonathan Tonge, un profesor de ciencias políticas de la Universidad de Liverpool.
Un punto de unión
El principal punto de encuentro entre ambas formaciones es su rechazo al restablecimiento de una frontera estricta con la República de Irlanda, clave para la economía de la provincia gracias a la libre circulación de bienes, servicios y personas, que podría eliminarse si Reino Unido abandona el mercado único y la unión aduanera.
También consideran que las restricciones fronterizas y el Brexit, en general, podrían dañar el proceso de paz y propagar el radicalismo de los grupúsculos disidentes del IRA que se oponen a la vía democrática en la región.
A diferencia de los comicios de mayo del pasado año, el número de escaños en la Asamblea norirlandesa se ha reducido de 108 a 90, con cinco candidatos elegibles, en lugar de seis, en cada una de las 18 circunscripciones que forman el mapa electoral de la provincia británica.
Poco más de 1,2 millones de norirlandeses con derecho a voto están convocados en una jornada en la que las urnas estarán abiertas desde las 07:00 hasta las 22:00 GMT (de las 04:00 a 19:00 horas de Chile) del jueves 2 de marzo.
El recuento de sufragios comenzará el día siguiente a las 08:00 GMT (05:00) y el resultado final podría anunciarse el sábado si no se presentan reclamaciones, algo habitual en los comicios norirlandeses como consecuencia de su complejo sistema electoral.
Las urnas servirán para medir el interés del electorado norirlandés respecto a los temas que mantienen en vilo la unión de ambos partidos y la gobernabilidad autonómica de la región, en las sextas elecciones autonómicas convocadas desde la firma del acuerdo de paz del Viernes Santo.