SANTIAGO.- Desde que la semana pasada se dio a conocer que el submarino de la Armada argentina ARA San Juan había dejado de dar señales y estaba sin ubicación conocida, el Presidente trasandino Mauricio Macri se trasladó a la sede de la institución para monitorear la búsqueda y el rescate de los 44 tripulantes que viajaban al interior del navío.
Su presencia allí -a pesar de ser más bien simbólica- y el tenor que ha adquirido el caso tras pasados siete días del último contacto, provocó que medios argentinos compararan la situación con lo ocurrido en Chile en 2010. En agosto de ese año, 33 mineros quedaron atrapados a unos 720 metros bajo tierra, tras el colapso de la mina San José, en Copiapó. Allí permanecieron por 70 días, hasta que fueron rescatados.
En ese entonces, la recién asumida administración de Sebastián Piñera debió enfrentar una tragedia que conmovió a todo el país e incluso a diversas naciones del mundo, cuyos gobiernos enviaron ayuda material y técnica para lograr rescatar a los trabajadores, que hoy se han transformado en ícono nacional.
Algo similar sucede esta vez con Macri, quien hace frente a un evento crítico. Según los expertos, el submarino habría enfrentado un desperfecto y ante ello, pudo haber logrado subir a la superficie. En caso contrario, lo peor: está en el fondo y el oxigeno disponible ya estaría acabándose, pues sólo alcanzaría para poco más de una semana.
Estrategia opuesta a los Kirchner
Ante esta situación, el Presidente argentino se reunió con los jefes del Estado Mayor Conjunto, de la Armada, de la Fuerza Aérea y del Ejército, para conocer todos los detalles de los procedimientos que se estaban llevando a cabo. "Preguntó mucho", dijo uno de los presentes, según consigna el diario Clarín de Argentina. Pero además, también visitó la zona y conversó con los familiares de los tripulantes desaparecidos.
Para el analista Pablo Lacoste, académico argentino del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago, dicha actitud es completamente distinta a la mostrada por los gobiernos anteriores. "Su punto de referencia es hacer exactamente lo contrario que lo que hizo la anterior Presidenta Cristina Kirchner", sostiene.
"Cada vez que había algún tipo de desgracia, por inundaciones, accidentes de ferrocarriles (...) la técnica habitual que tenían los Kirchner, sistemáticamente, era refugiarse en Santa Cruz (provincia argentina) y desaparecer del escenario por muchos días. Una o dos semanas, ellos desaparecían", explica a Emol.
El analista recordó que esa forma de llevar las crisis de las administraciones anteriores fue posible vislumbrarlas en trágicos sucesos como el incendio ocurrido en 2004 en una fiesta nocturna en el club República de Cromañón, en Buenos Aires, donde murieron 194 personas; el accidente ferroviario de la estación Once en 2012, donde fallecieron 51 individuos, y las inundaciones en la ciudad de La Plata, que dejaron 89 víctimas fatales.
"En cambio, la estrategia de Macri es exactamente la opuesta. Él se pone a la cabeza, está encima, habla con los familiares, pide informe constantemente a los ministros y se instala en las zonas cercanas al lugar de los hechos. Trata de tomar un papel mucho más activo y cercano en eso", afirma.
En ese sentido, sostiene Lacoste, el actuar del Mandatario argentino se parece a la tomada por las autoridades chilenas ante lo ocurrido con los 33 mineros. "La actitud de Macri ahora es parecida. Incluso con toda estas gestiones internacionales de que hay 12 países del mundo aportando con sus barcos, aviones, equipamiento electrónico de última generación, tratando de hacer un rescate. Yo creo que
es bastante comparable por el protagonismo, por la preocupación y esta capacidad de movilizar recursos internacionales", afirma. "Lo que no sabemos es el resultado (…) No sabemos si Macri va a poder rescatar a los submarinistas", añadió.
A pesar del desánimo que han causado las constantes pistas falsas que han aparecido durante los operativos de búsqueda, la esperanza de quienes esperan en la base militar de Mar del Plata no desaparece. Así lo plasmó Carlos Mendoza, hermano de uno de los tripulantes del ARA San Juan, en sus declaraciones al diario Clarín. "Si los 33 mineros de Chile salieron, nuestros 44 también van a salir", aseveró.
