SANTIAGO.- La muerte del joven mapuche
Rafael Nahuel producto de un impacto de bala la noche del sábado, en medio de un operativo policial ocurrido en la comunidad indígena de Villa Mascari, en la provincia de Río Negro, recrudeció un conflicto que este 2017 ha vuelto a acaparar la atención en el país trasandino, donde tanto el accionar de las fuerzas de seguridad como de los propios manifestantes se ha puesto en entredicho.
Hablamos, sin duda, de un conflicto que data de décadas y en el cual, al igual como sucede en Chile, la comunidad mapuche reclama las tierras que les pertenecieron ancestralmente, sin tampoco llegar a acuerdo con las entidades gubernamentales. Pero este año, particularmente, ha ocurrido una serie de sucesos que no han hecho más que agravar la situación.
En el caso de Argentina, la demanda indígena tomó otro cariz tras la compra en 1991 más de 900 mil hectáreas de terreno en la Patagonia por parte de la familia Benetton, propietaria de la reconocida marca textil del mismo nombre. Allí se crían casi 100 mil ovejas cuya lana es ocupada para la confección de ropa de la compañía.
Algunas de esas tierras, no obstante, son reclamadas por la comunidad mapuche, que aseguran que les corresponden por derecho histórico y que le fueron usurpadas. Así, hace un par de años, varios de ellos decidieron tomarse y luchar por estos terrenos, específicamente en la zona de Leleque, provincia de Chubut, enfrentándose también con la fuerza policial.
El caso de Facundo Jones Huala
Es ahí donde surge el nombre de Facundo Jones Huala, cuyo caso es uno de los sucesos más relevantes del conflicto mapuche en el último tiempo.
Este hombre de 31 años oriundo de Bariloche fundó el grupo Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), que ha encabezado una serie de tomas y manifestaciones en la Patagonia trasandina. En estos momentos, se encuentra detenido en Argentina tras ser requerido por la justicia chilena, donde se le acusa de participar en 2013 en un ataque incendiario al funfo Pisu Pisué, en la Región de Los Ríos.
Según declaró Jones Huala al diario español El País, "estoy preso por ser un militante y un símbolo de la resistencia de mi pueblo, por haber expresado lo que piensan miles de mapuches y de otras comunidades".
"Estamos cansados de la opresión, el despojo de sacarnos las tierras y que nos maten y nos detengan cuando quieren. Mi grito de resistencia generó cierta esperanza en la gente que se empezó a movilizar para recuperar sus tierras", agregó.
Las muertes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel
La detención de Facundo Jones Huala ha sido objeto de numerosas críticas desde la comunidad mapuche, que ha realizado una serie de manifestaciones exigiendo su liberación. Eso ocurrió en la localidad de El Bolsón el pasado 1 de agosto, cuando un grupo de protestantes levantaron barricadas y bloquearon caminos.
El hecho, que terminó con enfrentamientos entre la Gendarmería y los manifestantes, está marcado por la desaparición de Santiago Maldonado, un joven artesano que participaba en las protestas y que fue visto por última vez en la comunidad mapuche Pu Lof Cushamen.
El caso de Maldonado despertó muchas dudas. Por un lado, se responsabilizó a la Gendarmería Nacional de su paradero, mientras continuaba su búsqueda. Entre medio, el tema del conflicto mapuche y la situación de Facundo Jones Huala volvía a acaparar la atención de los medios trasandinos.
Finalmente, 78 días después, el cuerpo del joven fue hallado en el
río Chubut, cerca de donde fue visto por última vez. El viernes pasado, en tanto, los más de 50 peritos que trabajaron en la autopsia y estudios anexos concluyeron que el cadáver estuvo "todo el tiempo" bajo el agua y que Maldonado finalmente murió por ahogamiento. No obstante, aún queda por dilucidar qué ocurrió realmente y cómo llegó al río.
Asimismo, el sábado recién pasado ocurrió otro episodio que recrudeció el conflicto. En medio de un operativo policial, un agente de seguridad dio de muerte al joven mapuche Rafael Nahuel, en la localidad de Villa Mascardi.
Se trataba de un desalojo ordenado por la justicia, donde ocurrió una serie de enfrentamientos. Este hecho puso en duda el accionar policial y si era justificado el uso de la fuerza de esta forma. El Gobierno, por su parte, ha decidido respaldar a la policía y expresó su malestar con grupos considerados "violentos" con los cuales, aseguró, no se sentará a conversar.
En tanto, el conflicto continúa y aún no se ve un atisbo de solución.
