Imágenes de las consecuencias del ataque estadounidense a la base aérea de Al Shayrat.
El Mercurio
WASHINGTON.- Estados Unidos no descarta una nueva acción militar en Siria luego de recientes acusaciones de ataques con armas químicas en el país.
A raíz de presuntos ataques con sarín y cloro, incluido uno no confirmado el jueves en la ciudad de Douma, controlada por los rebeldes, desde la Casa Blanca dijeron que quiere enviar un mensaje al régimen de Bashar al-Assad y sus socios rusos de que ya es suficiente.
El régimen de Assad y el grupo yihadista Estado Islámico "continúan usando armas químicas", dijo un alto funcionario estadounidense. "Simplemente continúan cometiendo atrocidades realmente indescriptibles".
Un segundo funcionario afirmó que opciones militares contra Damasco similares a las lanzadas en abril de 2017 son "siempre factibles".
El 7 de abril de 2017, el Presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó el lanzamiento de 59 misiles sobre una base aérea del régimen de la que procedían armas químicas utilizadas para atacar la ciudad rebelde de Jan Sheijun, donde murieron decenas de personas.
"Él no ha excluido nada", dijo el funcionario en referencia Trump. "El uso de la fuerza militar es algo que todavía se considera", agregó.
Además de la amenaza para los civiles sirios, a Washington le preocupa que una ola de ataques químicos bien documentados, aunque sistemáticamente negados por Damasco y Moscú, esté socavando los viejos tabúes sobre su uso.
"Estamos convencidos de que si la comunidad internacional no toma medidas ahora", dijo el segundo funcionario, "veremos más uso de armas químicas, no solo por parte de Siria sino por parte de actores no estatales".
"Ese uso se extenderá a las costas de Estados Unidos si no podemos detenerlo", estimó.
Los funcionarios estadounidenses creen que el régimen de Assad sigue usando armas químicas para aterrorizar a los civiles, cambiar la composición demográfica de ciertas regiones y compensar el déficit de tropas.
Se han reportado más de 260 ataques químicos, algunos verificados por inspectores de la ONU y atribuidos al régimen sirio.
