Afable y con una característica sonrisa tímida, Armin Laschet, elegido oficialmente este martes candidato conservador para la Cancillería alemana, quiere convertirse en el heredero de la línea moderada y proeuropea de Angela Merkel.
Pero para ello, este líder regional tendrá que superar dos grandes obstáculos: convencer a la opinión pública y reparar las relaciones con la Canciller, deterioradas por sus visiones diferentes sobre cómo hacer frente a la pandemia del coronavirus.
De 60 años, a menudo subestimado y dado por derrotado, ha logrado hasta ahora sobreponerse y seguir en primera línea de la carrera.
Este martes, Laschet, que preside desde enero la
Unión Demócrata Cristiana (CDU), el partido de Merkel, logró imponerse a
Markus Söder, líder de la pequeña formación bávara CSU, después de una guerra interna feroz.
Así, representará las esperanzas de los conservadores alemanes en las elecciones del 26 de septiembre, donde tiene grandes posibilidades de convertirse en canciller, aunque las intenciones de voto para su partido bajen.
En el último sondeo, publicado el viernes, solo un 15% de los encuestados consideraba que sería un buen candidato para reemplazar a Merkel, frente al 45% de opiniones favorables para Söder.
"Armin el turco"
Laschet es considerado un heredero natural de Merkel, que es claramente su modelo político. Este padre de tres hijos es un "europeísta entusiasta" y fue uno de los pocos que apoyó sin reservas a la Canciller en su decisión de acoger a cientos de miles de migrantes de Siria y Afganistán en 2015.
Sus convicciones sobre este tema vienen de hace tiempo. Su amplia política de integración cuando era ministro regional en 2005 le valió el apodo de "Armin el turco" dentro de la CDU.
La diversidad étnica no es "una amenaza, sino un reto y una oportunidad", declaró en 2009.
Armin Laschet nació en febrero de 1961 en el seno de una familia modesta de Aquisgrán, en la región de Renania del Norte-Westfalia, que dirige desde 2017.
Su padre era minero y logró convertirse en profesor. "Me mostró que trabajar vale la pena, que el ascenso social es posible", dijo en una autobiografía.
Ferviente católico, Laschet conoció a su esposa en el coro de la parroquia, estudió Derecho y trabajó como periodista antes de lanzarse a la política.
Tras cinco años en el Bundestag, ejerció como eurodiputado, entre 1999 y 2005, especializado en política internacional y cuestiones de seguridad.
"Indeciso"
Aunque a menudo sobresalen sus cualidades de conciliador, su imagen de responsable "indeciso" y que actúa a veces "sin reflexionar", le pasa factura, según la prensa alemana.
En la primera ola de la pandemia, en marzo de 2020, Laschet rechazó las medidas estrictas, pero luego cambió de parecer e impuso el primer confinamiento local del país, tras detectarse un gran foco de contagios en un matadero.
Y prácticamente actuó de la misma manera un año después, cuando Alemania entró en la tercera ola.
Además, Laschet ha sido blanco de acusaciones de nepotismo, cuando su gobierno regional compró máscaras y equipos de protección fabricados por una empresa textil local, de la que había hecho publicidad su hijo Johannes, un "influencer" de moda, en su blog.
Polémicas atrás, el líder de la CDU tiene la dura misión de mantener al partido en el poder justo en momentos que está perdiendo el apoyo ciudadano, mientras los Verdes suben en las encuestas con Annalena Baerbock a la cabeza. La carrera ya empezó.