Por primera vez desde 2014, las alarmas antiaéreas sonaron este lunes en Jerusalén, debido al disparo de cohetes desde Gaza, los que fueron aplaudidos por los palestinos en la Puerta de Damasco. El lanzamiento se traducía como un ultimátum desde la franja, para que la Policía israelí liberara a los detenidos en los consecutivos disturbios de estos días y se retirara de dos zonas claves de Jerusalén Este.
Estas son: el barrio de Seij Yarrah, foco de crecientes protestas, y la Explanada de las Mezquitas, donde la Policía israelí intervino en dos ocasiones en menos de dos días y derivó en fuertes enfrentamientos con los fieles que dejaron más de 500 heridos.
El brazo armado del movimiento islamista Hamás, que controla de facto el enclave, reivindicó el lanzamiento de los primeros proyectiles hacia Jerusalén , los que fueron seguidos por más de 200 disparos más por parte de distintas milicias palestinas.
Para los analistas, este movimiento fue una "ruptura de las reglas del juego" que mantenía Hamás con el gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, el que había conseguido una calma relativa en la frontera.
Poco después del disparo de los primeros cohetes, los disturbios se retomaron en Jerusalén Este, con nuevos enfrentamientos en la Explanada de las Mezquitas, y con protestas que recorrieron las ciudades árabes del norte de Israel, donde durante la madrugada manifestantes quemaron coches y contenedores y lanzaron piedras.
Más de 100 fueron detenidos y un palestino con ciudadanía israelí murió por un disparo de un israelí judío.
Netanyahu reconoció estar en una "lucha que se ha extendido a varios frentes: Jerusalén, Gaza y otras partes en el país" .
En el estratégico barrio jerosolimitano, cercano a la Ciudad Vieja, siete familias palestinas con 58 miembros, tienen órdenes judiciales de desalojo -entre mayo y agosto- de viviendas cuya propiedad de antes de 1948 reclaman organizaciones colonas judías.
Se trata de un largo proceso judicial basado en una ley por la que los judíos pueden reclamar sus viviendas en Jerusalén Este, pero no así los palestinos las propiedades que tenían antes de la creación del Estado de Israel en Jerusalén Oeste.
La oposición del vecindario, donde viven refugiados palestinos de 1948 y en el que ya se aplicaron órdenes de evacuación en 2009, alentó un movimiento de protestas. Denuncian el desplazamiento de palestinos en la zona oriental, anexionada por Israel y en la que viven cada día más judíos, considerados colonos por la comunidad internacional.
Decenas de jóvenes palestinos se unen cada noche desde hace semanas a la movilizaciones de los residentes, que han terminado con fuertes cargas policiales y detenciones.
También fueron los jóvenes los que lideraron el movimiento de protesta en la Puerta de Damasco, cuando Israel, al inicio del mes sagrado de Ramadán, cercó con vallas las escalinatas e impidió a los residentes sentarse a tomar el té y café en los tradicionales encuentros después del ayuno.
Las constantes protestas y disturbios que no hacían más que aumentar la tensión llevaron a Israel a recular y abrir el espacio. Sin embargo, los jóvenes se siguen concentrando allí desde entonces, lo que termina cada noche en intensos enfrentamientos con la Policía israelí.
La creciente presencia palestina en la Puerta de Damasco llevó también a Israel a recular y cambiar la ruta del llamado Día de Jerusalén, en la que mayoritariamente jóvenes ultranacionalistas israelíes celebran año a año en la Ciudad Vieja lo que consideran la reunificación de Jerusalén: la capital israelí, incluida la parte ocupada.
La sucesión de estos eventos ha manifestado el descontento de los residentes palestinos de Jerusalén Este, la mayoría de los cuáles no tiene ciudadanía israelí y denuncia las políticas de desalojo y demoliciones que vive este sector de la población en la ciudad.
A la que algunos ya denominan "la batalla de Jerusalén" , se han unido las poblaciones árabes de Israel, palestinos originarios y descendientes con ciudadanía israelí.
Hoy el foco está en Gaza, donde han muerto a menos 22 palestinos, nueve de ellos menores, pero las nuevas dinámicas de la ciudad parece que determinarán un nuevo episodio en el interminable cara a cara entre israelíes y palestinos, que estos días no solo se refleja en el liderazgo político sino entre la población.