
EFECerca de US$ 83.000 millones han sido gastados para equipar y entrenar a las Fuerzas de Seguridad y la Defensa Nacional de Afganistán, lo que incluye su ejército, su policía y fuerzas especiales de élite.
Esa cifra cubre un amplio rango de elementos. Por ejemplo, EE.UU. gastó cerca de US$ 10.000 millones en vehículos y aeronaves, así como otros US$ 3.750 millones en combustible para el ejército afgano entre 2010 y 2020.
Aparte, otros US$ 5.800 millones se gastaron en el desarrollo económico y de gobierno, además de infraestructura, desde 2001, con el objetivo de ganar el apoyo público y así acabar con la insurgencia de los talibanes. Los montos corresponden a informes de John Sopko, inspector general especial de la Reconstrucción de Afganistán, quien fue encargado de monitorear cómo se invirtió el dinero estadounidense.
El monto asignado para 2022 es de US$ 3.300 millones. Esto incluirá US$ 1.000 millones de apoyo para la Fuerza Aérea afgana y la sección de misiones especiales, además de US$ 1.000 millones para combustible, municiones y repuestos; y otros US$ 700 millones para pagar los salarios de soldados afganos. Es difícil ver cómo el gobierno afgano podrá pagar para mantener a su ejército funcionando después de 2024.
Más de un 80% del presupuesto del gobierno de Afganistán es pagado por Estados Unidos y sus aliados. Las proyecciones económicos que sugerían que Kabul podía sostener más parte del peso financiero, han sido equivocados o exagerados, según reportó Sopko. El crecimiento de Afganistán proyectado para 2021 era de 3,4%, pero se redujo a 2%. En cuatro de los últimos siete años, Afganistán no ha podido alcanzar sus objetivos de crecimiento económico.
Un piloto afgano de un A-29. | ReutersBuena parte de los miles de millones de dólares inyectados en Afganistán en las últimas dos décadas no han sido monitoreados, conduciendo a situaciones de corrupción tanto de afganos como de contratistas extranjeros. Sopko ha emitido docenas de reportes identificando casos de desperdicio, mal manejo o derechamente corrupción.
En una instancia, Estados Unidos gastó US$ 547 millones para comprar y restaurar 20 aeronaves militares G222 para la Fuerza Aérea afgana. Dieciséis fueron luego vendidas como basura a distribuidores de chatarra afganos por 40.257 dólares, porque los restauradores estadounidenses entregaron los aviones con problemas y sin condiciones de seguridad.
Un ex general de la fuerza aérea de EE.UU., en contra de lo que indican las reglas de retiro, tenía vínculos con la compañía que restauró los aviones, de acuerdo a un reporte de Sopko emitido este año. El informe decía que el Departamento de Justicia estableció en mayo de 2020 que no llevaría a cabo ningún caso criminal o civil conectado con este programa.
De los US$ 7.800 millones entregados desde 2008 a autoridades civiles afganas para edificios y vehículos, sólo US$ 1.200 millones finalmente fueron usados para esos fines. Y sólo US$ 343,2 millones de lo que fue adquirido se mantuvo en buenas condiciones, dijo Sopko.
El ejército afgano y las fuerzas policiales oficialmente tienen 320.000 miembros, pero los informes de Sopko estiman que el número es más cercano a 280.000. La discrepancia se atribuye a la presencia de los llamados "soldados fantasmas", con los que autoridades corruptas modifican el número de personal para recolectar más dinero.
Sopko dijo en uno de sus reportes que la falta de supervisión permitió sobornos, fraudes, extorsiones y nepotismo, "así como el empoderamiento de caudillos abusivos y sus milicias".
"La corrupción socavó significativamente la misión de EE.UU. en Afganistán, al dañar la legitimidad del gobierno afgano, fortaleciendo el apoyo popular de la insurgencia, y canalizando recursos materiales a los grupos insurgentes".
Comandos afganos durante una ceremonia de graduación. | AFPDe todo el tiempo, entrenamiento y dinero invertido por Estados Unidos en el ejército afgano, el pequeño comando de fuerzas de élite parece ser la única unidad capaz de hacerle frente a los talibanes.
Mientras los insurgentes se apoderaron de diversos distritos en las últimas semanas, el ejército regular y la policía en muchas instancias han negociado su rendición a los talibanes o simplemente han abandonado sus bases. Es común que sus superiores los hayan dejado sin reabastecimiento de municiones, tropas e incluso comida, mientras enfrentan el avance de los talibanes.
A través de la guerra, el apoyo aéreo de EE.UU. ha sido crucial para las fuerzas afganas en el campo de batalla. Por lo que construir las capacidades para que Afganistán pudiese tener ese rol era vital, y EE.UU. gastó más de US$ 8.500 millones para apoyar y desarrollar la Fuerza Aérea afgana y una sección de misiones especiales.
Sin embargo, la fuerza área afgana arriesga quedarse sin despegar una vez que la coalición deje el país. La flota de jets afganos es manejada a través de contratistas estadounidenses, que también se irán del país junto a las tropas de ese país. Autoridades afganas dicen que la coalición nunca les entregó el entrenamiento o infraestructura para realizar las labores de mantención. Lo mismo ocurre para buena parte del arsenal de vehículos armados y armamento pesado que los estadounidenses dejan para el ejército afgano.
Varias autoridades afganas que hablaron con la agencia AP, fueron profundamente críticas del fracaso de EE.UU. y la OTAN de invertir en fábricas que pudiesen abastecer repuestos, plantas de manufactura que produjeran municiones y entrenamiento que permitiera tener mecánicos afganos preparados. "Cada bala tenía que venir desde Estados Unidos", dijo el general Dawlat Waziri, ex autoridad en el Ministerio de Defensa afgano. "¿Por qué no las estábamos haciendo nosotros", agregó.
Bill Roggio, investigador en la Fundación para la Defensa de las Democracias, dijo que la coalición le falló al gobierno y ejército afgano, al hacerlos sobredependientes del apoyo de occidente. "EE.UU. entrenó el tipo de ejército equivocado, un ejército de estilo occidental, cuando necesitaba uno que fuese capaz de combatir a los talibanes", agregó Roggio. "Los comandos, las fuerzas especiales y la fuerza aérea se han desempeñado bien, pero el ejército regular afgano, que es la principal fuerza de combate, no está a la altura de la tarea", agregó.
Han pasado años desde que representantes de EE.UU. han podido monitorear físicamente los proyectos financiados por su país, porque el deterioro de la seguridad en el país restringió drásticamente los movimientos de personal en la embajada en Afganistán.
En 2016, los asesores de EE.UU. no podían ni siquiera reunirse con autoridades de seguridad afganas en sus oficinas de Kabul, sin contar con escoltas de vehículos fuertemente blindados, y luego sólo viajando vía helicóptero, según un reporte de Sopko.
Los funcionarios de la embajada en Kabul han sido reducido a personal esencial desde mediados de abril. Un funcionario dijo a AP que 1.400 estadounidenses permanecen en la embajada, principalmente restringidos dentro del recinto.
Roggio dijo que EE.UU. y la OTAN han tenido serios problemas para monitorear su ayuda mientras han estado en Afganistán, y será virtualmente imposible hacerlo una vez que se vayan. "Y con los talibanes avanzando a través del país, el incentivo de los funcionarios afganos de robar el dinero sólo aumenta", agregó.