
Dada su gestión durante la pandemia, el organismo sanitario dirigido por Tedros Adhanom Ghebreyesus aparece en las casas de apuesta como un candidato serio a quedarse con el Nobel de la Paz.
En esa misma línea, también suenan entidades como la alianza de Vacunas (Gavi), que ha trabajado junto con la OMS en el plan Covax, que busca el reparto igualitario de los fármacos contra el covid-19.
Asimismo, otro candidato es la Coalición para las innovaciones en la preparación para pandemias (Cepi).

Habituales de ediciones anteriores, las ONGs defensoras de la libertad de prensa y la labor de los reporteros en zonas conflictivas aparecen casi siempre entre los favoritos a quedarse con el galardón.
En esa línea, aparecen entidades como Reporteros Sin Fronteras (RSF) y el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), además de la red de fact-checkers IFCN, buscadores de noticias falsas o luchadores contra la corrupción como Transparencia Internacional.
Los medios "contribuyen a obligar a los gobiernos (...) a rendir cuentas con sus reportajes" y a contrarrestar "el desafío creciente que representan las 'fake news' y la desinformación", señaló el director del Instituto de investigación sobre la paz de Oslo (Prio), Henrik Urdal.

Otra posibilidad es la oposición no violenta en Bielorrusia, donde el Presidente Alexander Lukashenko va en su sexto mandato tras elecciones ampliamente consideradas como fraudulentas en agosto de 2020.
Es ahí donde surge el nombre de Svetlana Tijanovskaya (en la foto), quien postuló a la Presidencia tras el encarcelamiento de su marido y encabeza la protesta desde su exilio lituano.
El galardón podría ser para ella en solitario, o podría compartirlo con otras figuras opositoras como Maria Kolesnikova y Veronika Tsepkalo. "Sería una forma de subrayar a la vez la importancia de las mujeres, de la democracia y la no violencia", destaca el profesor sueco Peter Wallensteen, especialista de asuntos internacionales.

En línea con la oposición bielorrusa, otro que aparece nuievamente en el listado es el líder opositor ruso Alexei Navalni, por su rol en la defensa de la democracia en su país.
Hay dos hechos que han marcado también esta candidatura en el último tiempo, como su envenenamiento el año pasado con el componente químico Novichok y la condena a prisión en su contra.

Y así como está Navalni, también aparece el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, cuya candidatura fue presentada por el escritor ruso Serguei Komkov em septiembre de 2020.
"Como dirigente de uno de los principales países del mundo, él hace el máximo esfuerzo en mantener la paz y la tranquilidad no sólo en el territorio de su propio país, sino que contribuye activamente al arreglo pacífico de los conflictos que surgen en el planeta", aseguró el escritor.

El ex Presidente de Estados Unidos fue propuesto para el Nobel de la Paz 2021 dado su rol en la firma de los "Acuerdos de Abraham" entre Israel y cuatro países árabes, donde el líder republicano hizo de mediador y facilitador.
A partir del año pasado, Israel contrajo acuerdos con Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Marruecos y Sudán, que marcó entre otras cosas el establecimiento de las relaciones diplomáticas.
La candidatura de Trump fue propuesta por el parlamentario noruego Christian Tybring-Gjedde, quien calificó el pacto de "muy significativo". Por este mismo hecho también ha sonado como candidato el yerno de Trump y ex encargado e la Casa Blanca de los asuntos en Medio Oriente, Jared Kushner, y el ex Premier israelí, Benjamin Netanyahu.

El movimiento contra la violencia racista en Estados Unidos tomó el año pasado una relevancia a nivel mundial, luego de la muerte a manos de la policía del afroamericano George Floyd.
Este hecho provocó una serie de protestas en todo el país y también en otras partes del mundo, y fue un factor importante durante los últimos meses del gobierno de Donald Trump.
Un posible reconocimiento a este movimiento podría significar una valoración a la lucha antirracista.

Al igual que en los últimos dos años, la activista medioambiental sueca de 18 años suena otra vez como candidata seria a quedarse con el Premio Nobel de la Paz.
Para el historiador del Nobel Asle Sveen, la fundadora de Fridays for Future podría ser la ganadora este viernes. "Es el problema más importante del momento", subraya el especialista, dos meses después de un informe alarmante de expertos de la ONU (Giec) y a semanas de la crucial conferencia COP26 en Glasgow.
En esa línea, la academia del Nobel también podría reconocer a la Convención Marco de Nacions Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) y su secretaria ejecutiva, la mexicana Patricia Espinosa.

Otro tema latente en el planeta es el de la crisis migratoria. En ese sentido, hay quienes han propuesto a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) para quedarse con el Nobel de la Paz.
Este organismo ha tomado una trascendencia mayor, sobre todo en lo que respecta a las dos crisis de refugiados más grandes en la actualidad: la siria y la venezolana.

Esta organización, conocida como HRDAG por sus siglas en inglés, cuenta con una trayectoria de casi tres décadas en el análisis de las violaciones de los derechos humanos en todo el planeta a través de un estudio científico.
La agrupación, que ha investigado conflictos en Siria, Colombia, Chad, Kosovo, Guatemala y Perú, entre otros países, fue reconocida este año con el premio de derechos humanos de la fundación nnoruega Rafto.
Este galardón ya ha recaído en ocasiones anteriores sobre figuras que después fueron ganadoras del Nobel: la birmana Aung San Suu Kyi, el timorense José Ramos-Horta, el surcoreano Kim Dae-jung y la iraní Shirin Ebadi.

Se trata de una alianza formada en 2012 por una serie de ONGs que abogan por la prohibición de las armas completamente autónomas y proponen mantener el control humano sobre el uso de la fuerza.
El grupo está conformado por 140 organizaciones y tiene presencia en 61 países. Uno de sus impulsores es la profesora y activista estadounidense Jody Williams, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 1997 por su trabajo en pos de la prohibición del uso de minas antipersonales y bombas de racimo.

La Primera Ministra de Nueva Zelandia ha sido reconocida por su aplaudida gestión de la pandemia de covid-19, ubicando al país oceánico en uno de los bastiones en la lucha contra el coronavirus.
De todos modos, su candidatura, al igual que en años anteriores, estaría relacionada por su rol como líder medioambiental.