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Las historias de resistencia que llevaron a María Ressa y Dimitri Muratov a ganar el Nobel de la Paz

Ambos han debido enfrentar persecuciones y campañas de odio por parte de autoridades y otros personajes influyentes de sus países, lo que no les ha impedido hacer una labor reconocida a nivel mundial.

08 de Octubre de 2021 | 14:21 | Redactado por Ramón Jara A., Emol/Agencias
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Este viernes, el Comité Noruego de los Premios Nobel comunicó que el Premio Nobel de la Paz recayó sobre los periodistas María Ressa y Dimitri Muratov, como reconocimiento a su historia de vida marcada por las persecuciones, las imposibilidades de hacer su trabajo y la oposición férrea de personajes poderosos de sus países.

Ambos señalaron su sorpresa y satisfacción por el premio, no sin antes enumerar las múltiples dificultades que han debido enfrentar, que incluye condenas a prisión y asesinatos de colegas. He ahí, que sus historias llamaron la atención de los organizadores del Nobel.

Por un lado, Ressa, periodista filipina de 58 años, fue reconocida por liderar la investigación de la controvertida guerra contra las drogas del Presidente filipino, Rodrigo Duterte, así como por su labor contra las noticias falsas y la desinformación.

La profesional señaló visiblemente emocionada que "es un reconocimiento a las dificultades, pero también a la esperanza de que vamos a ganar la batalla por la verdad, la batalla por los hechos: no retrocedemos".

Por otra parte Muratov, de 59 años y nacionalidad rusa, fue reconocido por su labor como jefe de redacción del diario independiente Novaya Gazeta, que ha publicado en los últimos años artículos sobre corrupción, informaciones sobre las ejecuciones extrajudiciales y persecuciones contra homosexuales en Chechenia y también participó en la investigación internacional de los "Panama Papers" o "Papeles de Panamá", sobre blanqueo de capital en paraísos fiscales.

"No puedo atribuirme el mérito. Es de Novaya Gazeta. Es de los que murieron defendiendo el derecho de la gente a la libertad de expresión", dijo el periodista, recordando a sus seis colegas que han sido asesinados en Rusia.

Perseguida por Duterte

María Ressa nació en Manila, pero pasó gran parte de su juventud en Estados Unidos, donde estudió en la Universidad de Princeton y más tarde prosiguió sus estudios en la Universidad de Filipinas Diliman en su país natal.

De dilatada trayectoria, ha trabajado para la cadena estadounidense CNN entre 1995 y 2005. En esa época fue corresponsal en Manila y Yakarta y se especializó en la investigación de las redes terroristas en el Sudeste Asiático, tras lo que escribió dos libros sobre Al Qaeda y Osama bin Laden. También colaboró con "The Wall Street Journal".

"Es un reconocimiento a las dificultades, pero también a la esperanza de que vamos a ganar la batalla por la verdad, la batalla por los hechos; no retrocedemos"

María Ressa
En 2021, junto a otros 12 periodistas fundó el portal digital Rappler, que desde entonces se ha convertido en uno de los medios de referencia de Filipinas y también se ha ganado diversos adversarios, como el Presidente Duterte.

Ressa se ganó la animadversión del Mandatario por su investigación de la guerra contra el narcotráfico, lo que la puso en la diana de una campaña de desprestigio en las redes sociales y de acoso judicial. La campaña también afectó a los periodistas de su medio, que cuenta con un equipo muy joven de 23 años de media en el que más del 60% son mujeres.

María Ressa fue elegida personalidad del año junto con otros periodistas por la revista Time en 2018 por su lucha contra la desinformación de, según ella, la "sofisticada maquinaria" de cuentas falsas vinculadas al entorno de Duterte para intimidar y silenciar a los críticos.

La periodista, que se enfrenta a siete casos criminales por presunta evasión de impuestos y vulneración de las leyes de propiedad de los medios, fue condenada en junio 2020 por ciberdifamación por un tribunal filipino. Por este caso se enfrenta a una pena de hasta 6 años de cárcel, aunque se encuentra en proceso de apelación.

Tras ser condenada, alertó que la "democracia está muriendo poco a poco" debido al ascenso de líderes autoritarios y populistas como Duterte y alertó de la manipulación en las redes sociales, sobre todo en plataformas como Facebook.

"Si no actuamos ya, nuestra democracia morirá porque cuando una mentira se repite mil millones de veces, es más fácil de creer y al final se convierte en realidad", aseveró la periodista.

Resistencia y asesinatos

El nombre de Dimitri Muratov, que el 30 de octubre cumplirá 60 años, está vinculado estrechamente con "Novaya Gazeta", cabecera que también había sido en varias ocasiones nominada al Nobel.

Muratov encabezó en 1993, dos años después de la desintegración soviética, el grupo de periodistas que abandonó el diario "Komsomolskaya Pravda" con un objetivo claro en mente: hacer un nuevo periodismo en línea con los nuevos vientos democráticos que corrían en el país.

"No puedo atribuirme el mérito. Es de Novaya Gazeta. Es de los que murieron defendiendo el derecho de la gente a la libertad de expresión"

Dimitri Muratov
Para ello, contaron con la inestimable ayuda del último dirigente soviético Mijaíl Gorbachov, que compró ocho computadores con parte del dinero que recibió como Nobel de la Paz, lo que permitió a Muratov y sus colegas lanzar la primera tirada de mil ejemplares el 1 de abril de 1993.

Después de trabajar como corresponsal de guerra en la primera guerra chechena, en 1995 Muratov fue nombrado director del periódico, cargo que ejerció hasta el día de hoy con la excepción de un paréntesis de dos años (2017-19).

Con él al frente de la redacción, "Novaya Gazeta" se convirtió en el abanderado de un periodismo de investigación que no aceptaba rehenes a la hora de criticar a las autoridades, sea por la corrupción, la represión de las libertades democráticas o los abusos de los derechos humanos.

El hundimiento del submarino atómico Kursk (2000) en el que murieron sus 118 tripulantes fue uno de los primeros encontronazos con el presidente ruso, Vladimir Putin, al que criticaron por no suspender sus vacaciones y por no dirimir responsabilidades entre la plana mayor de la Armada rusa.

Para fundar el Novaya Gazeta, Muratov contó con el apoyo del ex líder soviéticvco Mijaíl Gorbachov, quien compró ocho computadores para el medio

Chechenia, un agujero negro para la prensa rusa, fue uno de los temas más tratados por Muratov, quien envió a sus reporteros a cubrir los principales sucesos en la república norcaucásica, desde las dos guerras a los numerosos casos de abusos por parte de los militares rusos.

En la última década, el líder checheno, Ramzán Kadirov, intocable para la prensa generalista, recibió muchas críticas de "Novaya Gazeta" por convertir Chechenia en una especie de califato donde no regían las mismas leyes que en el resto del país.

Los últimos reportajes del diario sobre la persecución, violación y el asesinato de los homosexuales en la república y lejos de ella por parte de los servicios de seguridad chechenos recibieron un gran eco en la prensa y televisión de todo el mundo.

Por otro lado, Muratov ha tenido que dar la cara en innumerables ocasiones ante los tribunales para defender a sus periodistas, continuamente amenazados de muerte por sus críticas a las autoridades locales, especialmente en el Cáucaso, y llevados a juicio por supuestas difamaciones.

Dicho coraje informativo le costó la vida a media docena de sus periodistas y empleados. El caso más sonado fue el de Anna Politkovskaya, la máxima estrella de "Novaya Gazeta" y que fue asesinada por un comando checheno en el portal de su casa el 7 de octubre de 2006.

"El Nobel es merecido y muy oportuno. Lo han concedido cuando se ha declarado una guerra contra la libertad de expresión en Rusia. Hemos recibido la mejor arma en nuestra interminable lucha por la verdad", sentenció Elena Milashina, reportera del periódico.
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