Fue en octubre de ese año, cuatro meses después del decreto que lo creaba, que el general Manuel Contreras ingresó al penal para cumplir una condena por el asesinato del ex canciller Orlando Letelier. Semanas antes lo había hecho y el brigadier Pedro Espinoza, sentenciado por el mismo caso.
La habilitación del penal no fue fácil y, al igual que ahora, provocó controversia durante la administración de Eduardo Frei, considerando que aún estaba en la comandancia en jefe del Ejército Augusto Pinochet y porque permitir un centro de reclusión exclusivo para militares condenados por violaciones a los Derechos Humanos, despertó una oposición interna dentro del mismo oficialismo.
Claudio Martínez era el director de Gendarmería en aquellos años y fue quien propuso esa ubicación. Arquitecto de profesión, ahora es candidato al doctorado de arquitectura y patrimonio Universidad de Sevilla, reflexiona sobre el debate y plantea un futuro diferente para el penal: no solo no debe cerrarse, sino que después de que muera el último condenado debe transformarse en un museo que recuerde la transición y el horror de las violaciones a los DD.HH.
Claudio Martínez:
"Debe permanecer abierto hasta que se extinga el ultimo condenado y luego transformarla en un museo que se pueda visitar"
"Muchos políticos opinan que la cárcel hay cerrarla porque así se borra una parte negra de nuestra historia. Yo creo que los chilenos, y aquí opino como arquitecto y experto en patrimonio, no sabemos conservar y preservar la memoria histórica", asegura.
"Punta Peuco no debe ser cerrado, debe tener un régimen común y corriente, y así se transforma en una cárcel común, su diseño lo permite. Debe permanecer abierto hasta que se extinga el ultimo condenado y luego transformarla en un museo que se pueda visitar", agrega Martínez, quien dejó el cargo tras el rescate de cuatro miembros del FPMR desde la Cárcel de Alta Seguridad.
Martínez sostiene que ahí "se encarceló el jefe de la DINA Manuel Conteras, con Pinochet de comandante en jefe, donde se encarcelo al segundo hombre de la DINA, ambos por el crimen de Orlando Letelier".
Finaliza diciendo que aquel proceso "fue el punto de inflexión de la transición, es parte nuestra memoria histórica, aprendamos a preservarla".
"Las generaciones nuevas deben visitar el lugar, como ocurre en otros países", añade.
