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La oficial a cargo de la comisaría del Metro: Luchando contra delitos sexuales y los evasores

La mayor Mónica Herrera, lleva 21 años en la institución y desde enero es la líder de la 60ª Comisaría, emplazada en la estación Baquedano. Es la primera vez que está a cargo de una unidad policial.

08 de Marzo de 2017 | 07:05 | Por Francisco Águila V., Emol
SANTIAGO.- "¿Cómo llego a la estación Tobalaba? ¿Por dónde salgo a Providencia?", son parte de las dudas que diariamente responden los 43 carabineros que trabajan en las estaciones y trenes del Metro de Santiago, quienes son liderados desde enero pasado por la mayor Mónica Herrera, ex vocera del OS-7, la unidad antinarcóticos de la institución.

El alto mando de la institución decidió otorgarle la oportunidad de dirigir, por primera vez en su carrera, una unidad policial y así llegó a la 60ª Comisaría, cuyas oficinas están emplazadas en un sector de la estación de Metro Baquedano, a pazos de la plaza del mismo nombre, donde. Así pasará su primer día de la Mujer e Igualdad de Género comandando un cuartel.

"Llegué simplemente porque el alto mando lo ordenó, supongo que se me dio la oportunidad de comandar y porque de alguna forma también hay un historial después de alcanzar 21 años de servicio. Para mí ser comisario, fue como volver a ser mama, nunca más se vuelve a dormir tranquilo. Pero los frutos que se observan, dejan una satisfacción por el esfuerzo que se realiza", sostiene sobre su rol, en conversación con Emol.

Su día comienza a las 05:30 horas, al igual que el de su marido, quien también es comisario, pero en una unidad de Puente Alto.

"Por lo tanto, es imposible que la familia no comience a funcionar en la madrugada. Luego tomo el mismo medio de locomoción, es decir el Metro y en poco tiempo ya me encuentro en mi oficina", revela.

Herrera añade que desde las 06:00 horas comienzan las fiscalizaciones, y que después de la "hora punta", -entre las 06:30 y las 09:00 horas-, empiezan a ocurrir diversos ilícitos en las líneas.

"En esas horas ocurre la mayor cantidad de delitos y faltas comunes, que, si bien no son muy diferentes a las que ocurre en la superficie, son bastante especiales por el contexto en que ocurren. Las personas muchas veces van distraídas, dormidas, leyendo, dejan sus bolsos o especies en el suelo, a esto le llamamos victimas facilitadoras, y varias estaciones más se percatan que le han sustraído sus especies", comenta.

En este sentido, explica que "el servicio es delicado, la contingencia diaria es tan diversa. Desde que aparece una nota de posible atentado en la estación Las Condes, hasta un joven que camina por las vías en la estación El Sol, una señora que se cae en Baquedano, una mujer es atacada sexualmente en Tobalaba. Eso es a diario. Y la verdad es que se siente la responsabilidad enorme sobre los hombros".

Delitos sexuales en el trayecto


Una situación particularmente compleja se produce cuando una persona sufre algún tipo de delito sexual en su trayecto al trabajo o a su casa.

"No debemos olvidar que los delitos de connotación sexual, así como ocurren en la superficie, también ocurren al interior del Metro, por tanto, la atención personalizada y amable de la mujer es preponderante", asegura.

En este sentido, Herrera agrega que ellas "trabajan tan diversamente como los hombres en todas las áreas. Deben correr de una estación a otra, tomar decisiones importantes ante situaciones de emergencia, la atención de ellas es amable y profesional. Muchas veces los usuarios las prefieren por sobre son carabineros para consultar por alguna estación o lugar determinado".

Aprovechar la experiencia


Entre los funcionarios a su cargo, la mayor tiene 13 mujeres y 29 hombres, quienes se han logrado especializar gracias a la experiencia diaria.

"Hay que nutrirse de ellos y a veces corregir ciertos procedimientos que siempre pueden hacerse mejor. Se requieren nuevas ideas y estrategias que permitan reforzar las buenas prácticas y ser creíble para que el personal a uno lo siga. Creo que el entusiasmo que se coloca cada día, ayuda muchísimo a terminar con una buena jornada de trabajo", sostiene.

Respecto de las mujeres con las que trabaja, Herrera afirma que se trata de personas "avezadas. Trabajan en condiciones muy extremas en lo físico. Siempre están de pie, caminando, subiendo y bajando escaleras. Como cualquiera de nuestros carabineros, utilizan chalecos antibalas, y los otros medios de seguridad que nos proporciona la institución, lo que ante las condiciones de temperatura y humedad, lo hace bastante más complejas que en la superficie".

La jefa policial añade que sus subordinadas son “fundamentales” al momento de tratar con turistas o usuarios perdidos o que han sufrido algún tipo de delitos.

"Ellas, generalmente, son observadas por los usuarios, y aprecian la calidez que ellas poseen, la simpatía. Reciben siempre los saludos de los niños", afirma.

Muertes y evasión


Otra de las situaciones complejas -dice la mayor- son los desórdenes masivos, la evasión en los torniquetes, agresiones y molestias que se les provoca a otros usuarios que transitan por los vagones.

"Esto ocurre cuando hay encuentros deportivos de alta convocatoria o alto riesgo. En estas situaciones hay que mantener la calma, y tener la fortaleza suficiente para tomar decisiones correctas que no arriesguen la seguridad e integridad física del personal, para cuidar la integridad de los pasajeros que esperan desplazarse de forma segura hasta sus destinos. Es complejo intentar controlar a masas de personas desbordadas por la pasión, entusiasmo, y también en ocasiones por los efectos del alcohol. Lo correcto en esa ocasión es adoptar los procedimientos, resguardando la seguridad de todos", afirma.

Pero en lo personal, los casos de suicidios en la vía férrea son algo que afecta de manera particular a la jefa policial.

"La situación más compleja son los casos de SIGMA, que en palabras muy sencillas puedo explicar que es la lamentable situación de cuando una persona se arroja a las líneas del tren, con resultados de muerte. Sólo pensarlo me colocaba un tanto nerviosa. La problemática conlleva el complejo momento de dirigir, liderar, y normalizar el flujo de personas que transitan por esta gran ciudad", explica.

A ella como jefa de la unidad policial, le concierne tomar la decisión del levantamiento de los cadáveres de las personas que arrojan a las vías, "cuando existe la certeza de que no hay participación de personas".

"Es un protocolo que se debe conocer en detalle. Es sumamente rígido y de no cumplirse los requisitos establecidos debe ser avisado de forma inmediata al Ministerio Público. Esto, obviamente, requiere de efectuar diligencias de la especialidad y que complica la situación del traslado de más de 2.400.000 personas que transitan en un día promedio, lo que puede significar el colapso del sistema de transporte", finaliza.