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Terremotos, tsunamis, volcanes, aluviones e incendios: Los desastres naturales marcaron la década en Chile

Desde el 27 de febrero de 2010 en el país se han registrado al menos 17 eventos graves. El Estado ha debido destinar más de ocho mil millones de dólares en emergencias y reconstrucción.

22 de Diciembre de 2019 | 08:06 | Por María Jesús Herranz, Emol.
SANTIAGO.- Cuando el reloj marcó las 3:34 horas del 27 de febrero de 2010, Chile vivió el segundo terremoto más fuerte de su historia, el cual tuvo una magnitud de 8,8° en la escala Richter y tuvo su epicentro en Cobquecura. El 27-F, como fue denominado, dejó al menos 521 personas fallecidas, 156 de ellas a causa del posterior tsunami.

Así, este sismo representó un antes y un después en cuanto al manejo de emergencias por desastres naturales. Incluso, según datos de la Subsecretaría del Interior a septiembre de 2018, desde febrero de 2010 se produjeron 17 eventos graves asociados a la naturaleza, lo cual significó una inversión de $5.163.903 millones (cerca de US$8.000 millones) por parte del Estado en materia de emergencias y reconstrucción, según datos de la Dipres a la fecha (ver tabla al final).

Si bien durante los años siguientes se registraron miles de réplicas asociadas al terremoto de 2010, en abril de 2014 se registró otro sismo de gran magnitud: en Iquique, un terremoto que alcanzó los 8,2° dejó a 7 personas fallecidas. El año siguiente, el 16 de septiembre, se registró otro sismo de 8,4° en Copiapó. Esa vez fueron 15 las personas que perdieron la vida.

Pero en la década que está terminando los terremotos no fueron los únicos desastres naturales. En marzo 2015, a causa de la crecida del Río Copiapó, en las regiones de Atacama y Antofagasta se vivió un evento "histórico" -según lo catalogó Onemi-, en el cual se produjeron 17 aluviones simultáneos, dejando a 26 personas sin vida y a más de una decena de desaparecidos.

El 16 de abril de 2016, mientras la concesionaria Costanera Norte realizaba trabajos y sumado a altas las precipitaciones de los días previos, se produjo el desborde del río Mapocho en Santiago, el cual dejó cerca de 964 locales comerciales y 1.200 hogares inundados. Además, por las lluvias, un millón de clientes estuvo sin agua a causa de la turbiedad de los ríos Mapocho y Maipo.

Los volcanes también fueron protagonistas durante los últimos 10 años: En 2011, la erupción del cordón volcánico Puyehue-Caulle -que inició su actividad en junio y terminó a fines de ese año- obligó a evacuar a cuatro mil personas. Previo a este, y como antecedente, en 2008 el volcán Chaitén obligó a evacuar a seis mil personas e, incluso, la localidad tuvo que ser refundada a 10 kilómetros de su ubicación principal.

En marzo de 2015, se produjo la erupción del volcán Villarrica, en la Región de La Araucanía, por lo que cuatro mil personas fueron evacuadas en Pucón, Villarrica, Curarrehue y Panguipulli. Otros volcanes como el Calbuco, Nevados de Chillán y el Láscar (Antofagasta) han presentado diversas alertas durante los últimos años.

17eventos graves se produjeron en Chile desde 2010 a 2018
En abril de 2014, Valparaíso vivió una de sus mayores tragedias: un incendio forestal que afectó a siete cerros de la región terminó con 15 vidas, destruyó más de 2.500 viviendas y afectó a más de 1.140 hectáreas. Hasta ese momento, se consideró como una de las peores emergencias urbanas en cuanto a incendios registradas.

Sin embargo, entre el 18 de enero y 10 de febrero de 2017, en la misma comuna, se generó una serie de incendios forestales que terminaron con 518.174 hectáreas afectadas, según cifras de la Conaf, además de dejar sin vida a 10 personas. Según el mismo organismo, la Unión Europea incluso catalogó el siniestro como el peor incendio hasta entonces, por lo cual creó la categoría de "sexta generación" ante este evento, siendo la "quinta generación" la peor conocida hasta ese momento.

Eventos "socionaturales"

Según explicó Hugo Romero, académico del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura de la U. de Chile, el país se caracteriza por ser muy complejo, extenso, con zonas variadas como desiertos, montañas y campos de hielo, además de tener muchas transiciones climáticas y ambientales: "Todo eso nos hace ser desde luego extraordinariamente variados, y por lo tanto, extraordinariamente sensibles frente a la enorme dinámica que opera a diferente escala en este territorio".

"Si el incendio forestal afectara solamente a las especies biológicas (a los bosques nativos o exóticos), pero no causara daño a la población, probablemente lo entenderíamos casi que como un fenómeno ecológico"

Hugo Romero, académico U. de Chile
Además, señaló que estos desastres son más bien "socionaturales", ya que muchos factores dependen de la sociedad, principalmente aquellos que tienen que ver con prevención y mitigación de estos eventos: "Si el incendio forestal afectara solamente a las especies biológicas (a los bosques nativos o exóticos), pero no causara daño a la población, probablemente lo entenderíamos casi que como un fenómeno ecológico, de tipo natural".

De todas formas, aclaró que en Chile se ha estado "estructurando un escenario de frecuencia y magnitud importante para estas amenazas naturales y en algunos casos para estos desastres que efectivamente nos tienen que hacer reflexionar".

Contraste en cuanto a las causas

Según Romero, los investigadores de escala mundial hoy están planteando que existen modificaciones en ciertos patrones climáticos -como los fenómenos de El Niño y La Niña-, por lo que hay "una gran incertidumbre respecto de lo que va a ocurrir en el siglo XXI". Y es en esos "escenarios cambiantes" donde surgen temas globales como la crisis climática, pero reparó en que "aún no tenemos respuestas categóricas como para decir claramente el incremento, la frecuencia, la intensidad y desplazamiento de una respuesta" frente a esta materia.

"Todavía los períodos se son muy pequeños y probablemente estos fenómenos han ocurrido muchas veces también en la historia del planeta. Entonces, identificar con mayor precisión cada una de las causas que están operando en sistemas muy complejos, siempre es algo difícil, y por lo tanto una de las características que uno podría concluir de esto es que tenemos un incremento en la complejidad y un incremento de la incertidumbre", agregó.

"Antes nosotros teníamos cierta idea de cuál podía ser la magnitud y cada cuánto tiempo (sucedería un evento), pero con el cambio climático, ya no podemos determinar como lo hacíamos antes"

Paulina Aldunce, académica U. de Chile
Mientras que Paulina Aldunce, académica de Ciencias Agronómicas en la U. de Chile e investigadora asociada del (CR)2, señaló que estos desastres naturales "sin ninguna duda han aumentado en frecuencia y magnitud", y señaló que "antes nosotros teníamos cierta idea de cuál podía ser la magnitud y cada cuánto tiempo, pero con el cambio climático, ya no podemos determinar como lo hacíamos antes. Entonces la incertidumbre de la presencia de estos eventos ha aumentado bastante, y también están sucediendo más seguido".

Sin embargo, indicó que en esta línea "se ha empezado a avanzar, pero todavía existe un vacío en cuanto a hacer un link más concreto, más obvio, entre los desastres de origen natural, relacionados al clima y al cambio climático", aunque afirmó que los instrumentos tanto de cambio climático como de reducción de riesgos y gestión de desastres, ya se están incluyendo unos a otros de forma recíproca, "pero todavía estamos al debe de una inclusión más concreta".

Localización de las ciudades

A pesar de lo anterior, ambos académicos concuerdan con que una causa fundamental de riesgo tiene que ver con el territorio donde se construyen y localizan las ciudades. Para Romero, es incluso la decisión más importante, y que se debiese tener en cuenta cuáles son los riesgos existentes en cada sector "para mitigar esos riesgos, evitarlos y prevenirlos", mientras que Aldunce considera que la localización es "la madre de la prevención".

Ambos apuntan a que este punto es complejo ya que suele responder a la realidad social de Chile, por lo que es fuertemente afectado por las "condiciones de pobreza e inequidad", dijo la académica: "hay parte de la población que no tiene la opción de elegir dónde vivir, y que muchas veces ocupa el territorio de forma ilegal, generalmente más riesgosos, de altas pendientes, o los causes de los ríos".

Romero ejemplificó con los recurrentes incendios en Valparaíso: "En las quebradas observas una recurrencia de este tipo de desastre afectando normalmente a la gente de las viviendas más precarias, instaladas en sitios extraordinariamente riesgosos". Así, "uno ve una prevalencia de las condiciones de vulnerabilidad que terminan afectando principalmente a los sectores que están en menos capacidad de enfrentamiento y con menos infraestructura robusta para enfrentar el tema", agregó.

Además, ambos académicos coinciden en que existe una "apatía" frente a estas emergencias: "Las personas que ya han vivido o han estado expuestas a desastres, tratan de olvidar los fenómenos porque son muy traumáticos. Eso genera una apatía del desastre, es decir, 'a mi me pasó, a mi no me va a volver a pasar'. Y eso es lo peor que puede suceder porque la gente no se preocupa de estar mejor preparada para la próxima vez", explicó Aldunce. "Ese tipo de traspaso de responsabilidades sociales creo que no es buena", agregó Romero.

Aspectos a mejorar

Para Romero, es clave que haya "una acción social mucho más consciente" para mitigar los riesgos ante estos desastres, además de mecanismos de adaptación, evitando urbanizar zonas calurosas, cerca de lechos de ríos y frenar la deforestación. Apuntó también a la necesidad de políticas públicas que signifiquen "una planificación más estricta y una mayor capacidad de control", usando el caso de inmobiliarias o poblaciones que vuelven a construir en zonas donde han ocurrido tsunamis o aluviones.

Y agregó que "como país tenemos que hacernos cargo de nuestra geografía. Es un territorio efectivamente amenazante en muchos aspectos, pero también me parece que estamos en el momento propicio para actuar con mayor consciencia, con mayor certeza de lo que podamos hacer, y asumir los riesgos que nos encontramos", destacando el trabajo de la geofísica y el desarrollo en instrumentos de predicción.

Mientas que la académica de Ciencias Agrícolas concluyó que, para enfrentar los desastres, es fundamental "planificar al mediano y largo plazo". Así, criticó que "los gobiernos velan por tener una alta aprobación, gastando recursos en otras cosas y no en algo que es al largo plazo", por lo que es prioridad que "las políticas o las estrategias de reducción de riesgos de desastre queden plasmadas en documentos, y que se avance en la planificación más allá de lo que puede hacer un solo Gobierno".

Cambios en la Onemi


Otro aspecto fundamental que marcaron los diversos desastres naturales durante la década, tienen que ver cambios realizados en el trabajo de la Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior (Onemi). Según contó a Emol el director nacional Ricardo Toro, quien lleva siete años en el cargo, el 27-F marcó un "punto de inflexión" en la Onemi.

Así, la oficina modificó procesos de gestión y prevención, implementando 16 direcciones regionales que operan las 24 horas del día, con equipos "de última generación", manteniendo contacto con todas las regiones. Además, se reforzaron los organismos técnicos como el Centro Sismológico Nacional, SHOA, Sernageomin, CONAF, Dirección Meteorológica, entre otros, las transformaciones de las redes tanto sismológica como vulcanológica. y la implementación de una Política Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (PNGRD).

Además, Toro destacó la incorporación de "la variable del cambio climático y las amenazas que este conlleva a nuestra labor en términos de seguridad de la población", actualizando las metodologías según la "nueva realidad global", sostuvo. Pero manifestó que es necesario reforzar el Sistema de Protección Civil mediante políticas públicas "para que Chile establezca como prioridad la Reducción del Riesgo de Desastre" y así salvaguardar la vida de las personas, considerando los riesgos geográficos del país.

El año 2011 ingresó al Congreso el proyecto de la "Ley Onemi", la cual sigue sin ser discutida. Esta, propone la creación del "Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres", donde se le otorga mayores atribuciones a dicho servicio, encargándose del asesoramiento, coordinación, planificación y supervisión de la respuesta ante desastres y prevención. "Los escenarios que vamos a enfrentar hacen necesario e imperioso que los desarrollos logrados sean vinculantes, y de ahí la importancia que esta ley sea lo antes posible aprobada", manifestó el director del organismo.

Revisa el detalle del gasto gubernamental en desastres naturales desde el 2010 a continuación:
Gastos por año para reconstrucción y emergencias por catástrofes 2010-2018
Año Emergencia Monto ($ mill.)
2010 Terremoto 27-F 864.267
2011 Terremoto 27-F 849.062
2012 Terremoto 27-F 958.325
2013 Terremoto 27-F 683.731
2014 Terremoto 27-F 302.071
Terremoto ZN-2014 42.950
Incendio 2014 27.599
Actividad volcánica 344
Total 372.964
2015 Terremoto 27-F 117.822
Terremoto ZN-2014 105.198
Incendio 2014 35.272
Aluvión 2015 192.593
Actividad volcánica 5.393
Terremoto Coquimbo 18.920
Marea roja y otros 3.094
Total 478.293
2016 Terremoto 27-F 89.029
Terremoto ZN-2014 71.498
Incendio 2014 32.403
Aluvión 2015 129.086
Actividad volcánica 1.471
Terremoto Coquimbo 19.104
Marea roja y otros 17.540
Total 360.131
2017 Terremoto 27-F 74.196
Terremoto ZN-2014 51.657
Incendio 2014 28.879
Aluvión 2015 54.401
Terremoto Coquimbo 45.682
Marea roja y otros 419
Incendios forestales 2017 78.301
Total 333.534
2018 Terremoto 27-F 49.943
Terremoto ZN-2014 38.174
Incendio 2014 19.903
Aluvión 2015 65.701
Terremoto Coquimbo 32.452
Marea roja y otros 1.744
Incendios forestales 2017 55.677
Total 263.596
Totales Terremoto 27-F 3.988.446
Terremoto ZN-2014 309.477
Incendio 2014 144.057
Aluvión 2015 441.781
Actividad volcánica 7.208
Terremoto Coquimbo 116.158
Marea roja y otros 22.797
Incendios forestales 2017 133.979
Total 5.163.903
2017 y 2018 con cifras preliminares. | Fuente: Dipres
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