Desde el inicio de la pandemia lo han estado haciendo: detectar casos con los kits de PCR que tienen disponibles, diagnosticar, hacer seguimiento clínico, visitas domiciliarias, identificar contactos estrechos intradomiciliarios, aislarlos, ver la evolución. "Lo hemos hecho desde los inicios, pero como una iniciativa local", dice la presidenta de la Agrupación de Médicos de Atención Primaria, Ingrid Kremser.
Hoy, a este sector de la salud pública le fue encomendada una labor que desde hace semanas ellos mismos reclamaban: el trabajo de trazabilidad de los casos de covid-19, una tarea que sus equipos desarrollan constantemente con otras infecciones, como la tuberculosis, y otros virus, como el VIH o la influenza. Hasta hoy, el trabajo era una labor de la Seremi de Salud, cuyas capacidades están siendo ampliadas para responder al aumento de los casos.
"Se ha visto que no han tenido la capacidad de trazar los contactos estrechos, de emitir las licencias médicas cuando correspondía y, a pesar de que ellos tenían un plan para aumentar la dotación de personal para que hagan este trabajo, lo que se ha mostrado es que todas estas medidas que tomaron fueron insuficientes", dice Kremser. En el fondo, tiene un reclamo primordial: "Desde el inicio el Minsal dejó fuera de todo tipo de estrategia a la atención primaria".
"La atención primaria, con sus funcionarios y su capacidad instalada en todo el territorio nacional,
podría haberse sumado a esta tarea desde los inicios y de esta manera hubiéramos podido contribuir a que este contagio hubiera disminuido, o hubiera parado, o no hubiera sido en la medida en que estamos viendo ahora", opina.
Y es que la Atención Primaria de Salud (APS) tiene una cobertura de más de 12.600.000 personas en todo el territorio que se atienden en sus Cesfam (Centros de Salud Familiar) y Cecosf (Centros Comunitarios de Salud Familiar). "Disponemos de más de 70 mil funcionarios de Arica a Punta Arenas y somos la puerta de entrada a esta red de salud", explica. "La sensación que nos queda es que, una vez más, el Gobierno llegó tarde", agrega.
"Esta medida, la trazabilidad pasada a la atención primaria, es lo que se debería haber hecho desde el inicio, o compartir las funciones y atribuciones de la seremi en la conducción territorial del seguimiento de los casos, los contactos y la supervisión del cumplimiento de las cuarentenas en todo el territorio nacional", añade. Por eso, dice, continuarán con el trabajo que venían realizando de forma autogestionada, pero ahora de manera oficial.
Para la presidenta de la Sociedad Chilena de Medicina Familiar (Sochimef), Carolina González, la medida es valorada de forma positiva "mientras se garantice la seguridad y recursos para realizarla adecuadamente". "Los equipos de atención primaria tienen competencias para la búsqueda y seguimiento de casos, ya que se encuentran desplegados a lo largo del territorio nacional y conocen en profundidad dónde y cómo viven las personas, sobre todo los más desfavorecidos", dice.
Las condiciones
"Esta es una decisión tardía a la que la atención primaria sabrá responder con lo mejor de sus equipos", opina por su parte la presidenta de la Confederación Nacional de Funcionarias y Funcionarios de la Salud Municipal (Confusam), Gabriela Flores. "¿Quiénes más que nosotros conocemos las condiciones de salud y de vida de las comunidades y las familias en todos los rincones de Chile?", añade.
"El país, sin el apoyo poderoso de la APS, se encaminaba a su peor desastre. Que la APS se haga cargo de la trazabilidad no significa para nosotros un avance en el combate, es más bien generar una exigencia que podría ser positiva, pero que llega tan tarde que se hace extremadamente difícil de implementar", asegura.
"El ministro debió anticipar el escenario y no improvisar, cuando estamos presenciando un desastre. A esta altura, descubrir trazabilidad es extremadamente difícil", añade Flores, y recalca que para llevar a cabo esta labor, los profesionales de la salud necesitan de ciertas garantías: "Requerimos, con urgencia,
más y mejores elementos de protección personal, y recursos para llevar a cabo esta gran tarea de país de manera digna y segura", afirma.
En efecto, la preocupación en los centros es que el trabajo de seguimiento que se realiza para otras infecciones tiene una ventaja: se trata de enfermedades que tienen tratamiento conocido y la exposición de los profesionales no representa riesgos. En este minuto, según el registro de Confusam, se contabilizan 836 funcionarios de salud contagiados en las APS, 28 hospitalizados y cinco en estado grave. Y las mascarillas, aseguran, no son suficientes.
"Esto ha sido una realidad desde el día 1", dice Kremser por su parte. "Los elementos de protección personal no están disponibles en todos los lugares. La semana pasada recibimos el pedido de ayuda de médicos de La Pintana y Puente Alto que comentaban que están usando mascarillas de tela, no quirúrgicas, que son las que deberían estar siendo proporcionadas por sus empleadores", cuenta.
Además de mejorar la protección, opina la doctora, esta oficialización de la estrategia requiere "una capacitación para los funcionarios que van a hacer trazabilidad". "Quizás se requiera un curso nacional de trazadores en línea, hay que generar plataformas de seguimiento, que la trazabilidad local y comunal esté a cargo del equipo de epidemiología de cada Cesfam. Todo lo que hay que hacer, hay que hacerlo con las medidas correspondientes, y los elementos de protección personal son parte de esto", concluye.
