"Yo creo que la naturaleza humana es así, el fenómeno del polizonte es una cosa bien estudiada y conocida desde siempre en la salud pública. La historia de la salud pública muestra que en las epidemias siempre ha sido necesario ocupar medidas coercitivas", señaló el ex subsecretario de Salud Pública y director de medicina de la Universidad Autónoma, Jaime Burrows, respecto al alto incumplimiento de la cuarentena en la Región Metropolitana
"En otro tiempo en Chile existió lo que se denominó la policía sanitaria, que era una especie de predecesor de Carabineros, que estaba específicamente para el control de epidemias y que fue fundamental, por ejemplo, para la eliminación de la malaria y el dengue en el norte de nuestro país", explicó el pediatra en
entrevista en EmolTV.
Asimismo, Burrows agregó, respecto a lo que está ocurriendo actualmente con la pandemia por el covid-19, que "eso que nosotros mostramos como un éxito de salud pública, no se debió a que la gente simplemente acogiera con buena voluntad lo que se le estaba planteando, sino que había un cuerpo de personas que representaba al Estado y que forzaban la implementación".
Policía sanitaria
Vista panorámica del Instituto de Higiene, hacia 1910, compilado por Pedro Lautaro Ferrer. Memoria Chilena.
Entre 1886 y 1888 se vivió en Chile una "gran epidemia" debido a la enfermedad del cólera. Una de las medidas que se ocupó para combatirlo, y que había sido probada en Europa a principios del siglo XIX, fue la desinfección. Esta, se realizó, a través de agentes químicos y gaseosos, en Valparaíso y Santiago.
Cuatro años después, en 1892 y bajo la presidencia de Jorge Montt Álvarez, este "equipo de desinfección" se estableció formalmente y se creó la policía de desinfección.
El historiador experto en salud de la Universidad de Chile, Marcelo Sánchez, relató, en conversación con Emol, que "cuando se creó el Instituto Superior de Higiene, se crea un cuerpo estable que va a tener ahí -en el edificio inaugurado en la cabecera de la avenida de Independencia- un galpón con ambulancias, con caballerizas, con un cuerpo que tenía un uniforme de trabajo en terreno y otro uniforme para estar en el instituto".
"Estamos hablando de un cuerpo de 15-20 personas, de bajo pueblo, que eran adiestrados, instruidos y que hacían un servicio meramente técnico, estaban supervisados por un cuerpo médico en el manejo de químicos y la tecnología que usaban", detalló.
Este organismo estatal, según explicó Sánchez, existió en todo Chile e incluso "a principios del siglo XX los documentos reportan que había servicios de desinfección en las principales ciudades de todo Chile y en casi todas las provincias".
Asimismo, en conjunto a este equipo técnico, el historiador explicó que existió una política nacional de salud, en el tratamiento de aguas, comida e importaciones.
Tifus exantemático y malaria
Desinfectadores trabajando, hacia 1910, compilado por Pedro Lautaro Ferrer. Foto: Memoria Chilena.
"Junto con las cuarentenas, una de las principales herramientas preventivas (de la época) era desinfectar, entonces se volvió muy importante que los médicos comunicaran dónde estaban los casos, se vuelve obligatoria la denuncia de los casos de ciertas enfermedades y existe este servicio que era un desinfectorio público", sostuvo Sánchez.
Para el caso del tifus exantemático, que tuvo brotes entre 1919 y 1935, la desinfección fue de gran relevancia. “La desinfección era muy importante y el ejercicio de desinfectarse también", explicó el historiador y detalló que los conventillos, el tranvía, las salas de cine, las habitaciones y los restaurantes eran parte de este proceso.
"Incluso, en ese momento se produjo una gran tarea de desinfección de personas, se crearon unas instituciones que se llaman "Casas de limpieza" a las cuales los pobres, vagabundos y toda persona que lo requería, podía ser llevado obligatoriamente", indicó.
En esos lugares, las personas eran sometidas a un rapado de pelo, a un baño y su ropa era desinfectada.
En el caso de la malaria, se llevó a cabo una "campaña antimalárica" que se produjo después de la chilenización del norte. "Esa campaña la encabezó un médico de la Universidad de Chile que venía de Italia llamado Juan Noé. A finales de la década del 30, Noé fue comisionado por el Estado para erradicar la malaria en ese sector y efectivamente, junto a un grupo de médicos y estudiantes, hicieron una labor exitosa administrando medicamentos y secando pantanos interiores, logrando así, erradicar la enfermedad", cuenta Sánchez.
Esto se logró, según detalló el historiador, "con una gran labor de Carabineros y una gestión de policía sanitaria en el sentido de regulación y de inspección de territorios y personas".
"Esto fue tan exitoso que iba a ser replicado a nivel internacional para erradicar la malaria en Paraguay, Argentina, Bolivia, pero justo Juan Noé falleció, (...) Pero el proyecto antimalárico chileno que fue desde finales de los 30 hasta principios de los 40 efectivamente fue un proyecto muy exitoso", concluyó el profesor de la Universidad de Chile.