En su año récord de ataques, los contratistas forestales cerraron 2020 con $35.676 millones en pérdidas, como consecuencia de 80 atentados incendiarios contra faenas en cuatro regiones del sur del país. La cifra equivale a un 37% del total de inversiones destruidas a partir de 2014, año en que los emprendimientos que prestan servicios a las empresas forestales y que operan en las cosechas de bosques se convirtieron en el blanco de este tipo de ataques.