Stingo y Cubillos: Las definiciones de los más votados a una semana de la elección

La cantidad de votos recolectados fue avasalladora: con más de 111 mil votos traducidos a un 24,6% de las preferencias del Distrito 8, el abogado Daniel Stingo se convirtió por sí solo en la primera mayoría nacional entre los más de mil candidatos que compitieron el pasado fin de semana para integrar la Convención Constitucional. Con cupo de Revolución Democrática pero manteniendo su estatus de independiente, Stingo entró al órgano constitucional con un gran respaldo.

La segunda mayoría estuvo en el Distrito 11, que tiene 600 mil habitantes menos que el territorio donde ganó Stingo, y fue igual de contundente. Con más de 84 mil sufragios y un 21,8% de las preferencias, Marcela Cubillos (UDI) entró a la convención como la líder indiscutida del pacto de centroderecha Vamos por Chile. A una semana de los resultados, ambas figuras han trazado su ideas: Cubillos ha hecho una defensa activa de las ideas de su sector, mientras Stingo ha afirmado que los temas de la convención los pondrán quienes pertenecen a la "no-derecha".

"Los grandes acuerdos sí, pero los grandes acuerdos los vamos a poner nosotros, y que quede claro: los demás tendrán que sumarse", dijo el abogado este domingo en Estado Nacional. "'Nosotros' los que no somos de derecha. Que quede clarito, porque sino vamos a empezar a dar vueltas. Aquí no ganó la derecha, la derecha estaba por el Rechazo. Entonces, como estaba por el Rechazo, ahora tiene una minoría. Nosotros vamos a poner los grandes temas, porque los que ganamos representamos a la gente", agregó.

Stingo puso un ejemplo: "¿Conversar? Por supuesto. Si quieren reunirse a conversar sobre un solo sistema de salud y no un sistema privado y uno público, ningún problema; pero si usted quiere un sistema privado de salud, perdone, pero va a perder", apuntó. "¿Quién piensa así? Casi el 80% de los chilenos. No es soberbia ni arrogancia, es que ustedes no pueden imponer nada al resto de los chilenos porque ustedes perdieron el 25 de octubre y ahora (...) Vamos a conversar, pero hay ciertos mínimos que ya el pueblo dijo".

Sus declaraciones sorprendieron porque se alejaron del tono conciliador que había usado más temprano en la semana para abordar los desafíos de la convención. "Hoy vamos a conversar todos mucho más libres, incluso la propia derecha, porque se quería un veto para cuando un tema no le gustara, ahora no. No debiese haber alguien que diga 'no me gusta este tema' y se pare", dijo a El Mercurio el martes pasado, a dos días de que se concretara su elección. "Si la izquierda o la centroizquierda quisiera hacer una Constitución, lo podría hacer, pero no me parece. Tenemos que estar todos conversando".

"Uno lo pudiera ver al revés, decir: 'No pesquemos a estos señores y nosotros nos vamos todos, porque tenemos los 2/3'. A mí no me parece eso, creo que esta es una Constitución de todos: de todas las fuerzas sociales, de todos los sectores, de todos los partidos políticos, de muchos independientes", dijo. Hoy parece que, pese a la disposición manifestada al diálogo, Stingo se ubicaría con fuerza en un polo opuesto al de su par Cubillos una vez que comience el ejercicio de la convención.

En todas sus entrevistas e intervenciones, la ex ministra de Educación ha reforzado un mismo mensaje: que cuando la derecha "abraza" las políticas de la izquierda, "la que sale fortalecida es la izquierda". "Ese es el camino que recorrió ya la Democracia Cristiana. Cuando empezaron a diluir sus convicciones, perdieron votos e influencia. Hoy es parecido a lo que le ha ocurrido al PPD", dijo el mismo día a El Mercurio. "Hace rato dejamos de ofrecer al país un proyecto distinto del que le ofrece la izquierda".

Es la misma idea que explicó en entrevista con EmolTV la semana pasada. "La derecha lleva mucho tiempo habiendo abandonado lo que es el debate cultural de las ideas. Cuando al final tú tienes un sector político que, lejos de enarbolar sus propias banderas, se ha pasado a las banderas del frente y eso no le trae, como se demostró ahora, ningún beneficio electoral a la derecha sino que a la izquierda, bueno, hay mucho que repensar y mucho que estudiar", aseguró.

"¿Cuándo fue la última vez que la derecha se planteó con convicción con su idea de justicia, su idea de progreso, su idea de desarrollo? Aquí llevamos un par de años en que nos han tratado de convencer a todos de que estos han sido los peores 30 años de la historia. La derecha, lejos de salir a refutar ese relato, se queda callada, lo avala, lo abraza. No nos sorprendamos después de que la gente vote sintiendo y pensando que estos son los peores 30 años de la historia", agregó.

Según lo que ha afirmado, la ex diputada promoverá en la convención ese debate cultural que extraña. "La centroderecha no sale a disputar un relato, no sale a levantar y explicar con convicción que tenemos un proyecto de país distinto y mejor (...) los partidos de derecha muchas veces creen que solo se trata de buscar candidatos, de sumarse a la idea popular del momento en vez de trabajar por hacer popular la visión de país que tenemos y construir una alternativa. Suena ridículo, pero es construir una alternativa que sea una alternativa", dijo.

"Las ideas no se defienden solas. Si tú no las estás promoviendo y defendiendo, retroceden y otras avanzan. Cuando estas listas de independientes —que hicieron del insulto su forma de hacer campaña— avanzan y al frente se encuentran a una centroderecha con complejos, media silente, no muy valiente para enfrentarlos, ¿qué es lo que hace? Dejar un terreno completamente despoblado para que avancen, avancen y avancen. Por una parte no les estás poniendo tope, pero por otra tampoco estás poniendo al lado una alternativa más atractiva para la gente que las recetas fracasadas en todos los países de Latinoamérica", defendió también.

El amplio respaldo que consiguieron ambas figuras en sus distritos y su fuerte posición ideológica que han presentado hacen pensar que, una vez que comience a sesionar el órgano constitucional, se convertirán en líderes de opiniones opuestas durante el debate por una nueva Constitución.