La Organización Meteorológica Mundial (OMM) está preocupada: el impacto de la pandemia de covid-19, que ha golpeado diferentes esferas de la sociedad, se vuelve creciente también en la meteorología, debido a que afecta tanto la cantidad y la calidad de las observaciones y pronósticos, como las actividades de monitoreo de la atmósfera y el clima.
Así lo dio a conocer la propia OMM, que destacó la importancia de la información que se obtiene de la mano del vuelo de aeronaves comerciales, que contribuyen al Programa de Retransmisión de Datos Meteorológicos de Aeronaves. Este se nutre se sensores, computadores y sistemas de comunicaciones instalados a bordo de los aviones. Ellos recopilan, procesan, dan formato y transmiten automáticamente observaciones meteorológicas a estaciones terrestres, todo a través de enlaces satelitales o de radio.
El sistema —al que aportan 43 aerolíneas y varias miles de aeronaves— permite que existan más de 800 mil observaciones diarias de alta calidad de la temperatura del aire, y de la velocidad y dirección del viento,junto con datos temorales y de posición requeridos. Además, se obtiene un número cada vez mayor de mediciones de la humedad y la turbulencia.
En el caso de Estados Unidos, los datos disminuyeron un 75% por el coronavirus, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de ese país (NOAA, por sus iniciales en inglés). Al programa de observación hoy aportan 3.500 aeronaves de las líneas Delta, United, American y Southwest, además de las transportistas de carga United Parcel Service y FedEx. Ellas transmiten directamente a las unidades de pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional.
Según el físico William Moninger, retirado de la NOAA, en esta época del año pasado en EE.UU. los aviones proporcionaban casi 600 mil observaciones cada día. Ahora, con muchos menos vuelos, se registran cerca de 180 mil. Sin embargo, para el portavoz de la NOAA, Christopher Vaccaro, esa disminución no se traduce necesariamente en "una merma de la precisión de los pronósticos".
"Los expertos del Servicio Meteorológico Nacional utilizan un conjunto integral de observaciones y guías para elaborar un pronóstico efectivo", explicó al New York Times. Esto incluye datos de satélites, radares e instrumentos terrestres, marítimos y radiosondas.
Un escenario desigual
Pero a nivel mundial, el panorama es más complejo: las observaciones de variables meteorológicas realizadas desde plataformas en aviones se han reducido, y hay países donde además escasean las otras observaciones de superficie. Es el caso de los trópicos y el hemisferio sur, donde la disminución de la información meteorológica puede llegar a un 90%.
En la mayoría de los países desarrollados, las observaciones de superficie son casi totalmente automáticas, pero en los países en desarrollo ese proceso de transición todavía no se ha completado y la recolección de los datos se realiza manualmente.
"Esos eslabones humanos son sumamente vulnerables a las actuales medidas de confinamiento y a las políticas que imponen el teletrabajo", explicó Lars Peter Riishojgaard, director de la Sección del Sistema Tierra del Departamento de Infraestructura de la OMM. "Hemos constatado una reducción sustancial en la cantidad de observaciones de la presión en superficie disponibles actualmente en comparación con la referencia previa al covid-19, en particular en África y en partes de América Central y del Sur", añadió.
"Es fundamental que los gobiernos presten atención a sus capacidades nacionales de observación meteorológica y emisión de alertas tempranas"
Petteri Taalas, secretario general de la OMM
Los países desarrollados, además, tienen la posibilidad de hacer lanzamientos adicionales de radiosondas a fin de mitigar parcialmente la pérdida de datos provenientes de aviones con la ayuda de globos meteorológicos. Este es el caso de algunas naciones de Europa, pero no es una realidad mundial.
Para el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, aunque los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN) "siguen desempeñando sus funciones esenciales sin interrupción", "se enfrentan a retos cada vez más importantes a raíz de la pandemia de la enfermedad provocada por el coronavirus, en especial en los países en desarrollo".
"Las consecuencias del cambio climático no cesan y los desastres de naturaleza meteorológica no paran de aumentar", explicó. "A medida que nos acercamos al inicio de la temporada de huracanes en el Atlántico, la pandemia de la covid-19 conlleva un desafío adicional y puede agravar los riesgos asociados a múltiples peligros en países concretos. Por consiguiente, es fundamental que los gobiernos presten atención a sus capacidades nacionales de observación meteorológica y emisión de alertas tempranas", finalizó.