El área de los párpados es extremadamente sensible a los cambios externos, puesto que está formada por una gran cantidad de músculos que reaccionan ante situaciones como la falta de sueño, la tensión, dormir en exceso, la ingesta de alcohol, el cigarrillo y las trasnochadas. Incluso, basta con llorar cinco minutos para que quede inflamada.
El excesivo consumo de sal y de grasas, especialmente las animales, fomenta la retención de líquido y, con ello, la hinchazón del contorno de los ojos. Otros candidatos a ojerosos son aquellos que usan anteojos: la constante presión de éstos puede producir un hundimiento en la zona.
Un estilo de vida sano, con buena alimentación, alta ingesta de líquidos, horas de sueño adecuadas y con menos alcohol y tabaco es la mejor prevención.
Pero existen otros aspectos no modificables y que predisponen a la aparición de "bolsitas". Uno de ellos es la raza: las árabes o de piel más oscura tienen mayor tendencia a desarrollar este problema.
Eso sí, hay que estar atentos si las ojeras aparecen bruscamente y permanecen por varios días, ya que puede ser señal de un problema renal o cardíaco.
En todo caso, si la prevención ha sido difícil, no queda más que eliminarlas. Para ello existen los típicos secretos naturales, que pueden dar muy buenos resultados con tres a cinco minutos de aplicación.
Algunos de ellos son las rodajas de pepino o papa, las cuales actúan descongestionando la zona, gracias a la temperatura (más fría) y a que contienen enzimas que producen una constricción de los vasos sanguíneos, reduciendo la hinchazón.
También hay otros productos, como las bolsas de té, de manzanilla (húmedas) o las máscaras antiojeras; todas ellas se guardan en el refrigerador y son útiles para refrescar y desinflamar el área de los ojos.
En cuanto a las cremas y lociones, las más usadas son las que contienen extractos de manzanilla, como el alfabisabolol y la vitamina K. Todas éstas deben ser aplicadas previa consulta médica, ya que pueden producir irritación o reacción alérgica.
La importancia de evitar el problema está en que, de tornarse crónico, puede producir una redistribución de la grasa en la zona y, por lo tanto, un abultamiento permanente. En esos casos, que generalmente se produce pasados los treinta años, la solución es quirúrgica y consiste en sacar las adiposidades sobrantes.
"Buena alimentación, alta ingesta de líquidos, horas de sueño adecuadas y la reducción del alcohol y el tabaco es la mejor prevención".
