EMOLTV

“El defensor tiene una mirada más crítica de lo que debe ser el castigo”

Tiene una sonrisa angelical, pero sus convicciones no llevan a equívocos. Esta joven abogada tiene claro cuál es su rol: el público, defensora; el privado, madre y los dos la entusiasman y movilizan.

28 de Julio de 2005 | 09:59 |
imagen
Tiene asumido que su imagen pública no le será favorable, es más, que la mayor parte de las veces le tocará jugar el rol de la antipática, de la mala.

Sin embargo, la abogada Verónica Encina Vera, a cargo de la Defensoría Pública de las comunas de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, cree profundamente en que aquéllos que cometieron un delito, por muy grave que éste sea, tienen derecho a un juicio justo.

Con sólo 33 años, su participación en el nuevo sistema procesal penal que se estrenará en la Región Metropolitana en junio, la tiene más que entusiasmada. Siente que los años de intensa y exigente preparación van a empezar a mostrar sus frutos.

Sus pergaminos avalan la nominación de la que fue objeto. Tras competir con más de 600 postulantes para un cargo de defensor jefe local, encabezará la defensoría de la zona 3, es decir, las comunas del sector oriente, y tendrá bajo su responsabilidad a cinco defensores públicos y 13 defensores licitados.

Explica que su opción por la defensoría pública y no la fiscalía se fundamenta en una cuestión de vocación. “El fiscal tiene otra visión del mundo”, dice.

-¿El fiscal los ve a todos malos y el defensor, a todos buenos?
(Se ríe) “No sé, puede ser graficado así, pero, más que nada, hay una manera de mirar el derecho penal, el castigo, diferente. Generalmente, quien opta por ser defensor tiene una mirada más crítica de lo que debe ser el castigo, es decir, cree que hay que castigar, que hay delitos graves que se deben sancionar y que la sociedad se organiza de una manera, pero, a su vez, considera que el castigo no siempre sirve, no es tan útil y que a veces, se pueden buscar otras alternativas.
“El delito, por muy terrible que sea, es una conducta humana, tiene motivos, tiene un explicación. Uno enfoca la mirada sobre el delincuente de otra manera”.

Haciendo la precisión de que su juicio no encierra una descalificación de los fiscales, Verónica Encina, señala que cuando se tiene una sensibilidad especial con los derechos humanos “se es más proclive a estar del lado de la defensa”.

“Los derechos humanos como doctrina y conjunto de normas se crearon para defender a las personas del Estado. Quien se ha formado así, enfoca la vida desde los ciudadanos, en cambio, los fiscales, desde el Estado”, sentencia.

-Cualquiera podría argumentar que un derecho humano fundamental es el derecho de la víctima a no ser violentada y ser reparada, luego.
“Sí, hay que preocuparse de la víctima y esa es una de las principales virtudes de la reforma procesal penal; ella, efectivamente, está súper abandonada en el sistema penal antiguo y es rol del fiscal hacer valer esa mirada. Pero, uno como defensor tiene el deber de exigir que cualquier persona, por muy mala que sea, vea respetados sus derechos cuando está, como acusado, frente al Estado”.

-Tú tienes un gran desafío por delante, estarás a cargo de una zona donde el delito alcanza mayor connotación pública. ¿Te sabes en la pata de los caballos?
“Sí, ese el desafío de estar en este cargo, porque tenemos que hacer que los derechos del acusado se hagan valer con igualdad. No porque sea un delito cometido en Las Condes se le debe tratar en forma más drástica que si fuera Pudahuel o Estación Central”.

-Hablas de igualdad. ¿La capacidad económica de la víctima para accionar es un factor de desigualdad para la defensoría?
“Puede generarse, tal vez, un desequilibrio. No sólo va a estar la fiscalía, sino que, lo más probable, se van a agregar los querellantes y eso puede producir un desequilibrio por el solo hecho de que son dos contra uno. Y además, puede haber mayor presión social porque los delitos en esta zona son más conocidos”.

-¿Esa publicidad, esa presión, será un handicap en contra?
“Puede generar un problema de desigualdad, pero de eso se trata el trabajo de nosotros; hacer valer ante los tribunales orales que la ley es igual para todos, hacer valer siempre la presunción de inocencia y que, en su momento, se aplique una pena justa y adecuada al caso. Va a ser una lucha más dura, porque puede ser que nos encontremos con una contraparte más exigente, que presione más a los jueces, pero creo que ellos tienen muy claro su rol”.

-¿No tienes temor de que se hayan generado demasiadas expectativas frente a este nuevo sistema penal?
“Sí, pero tengo confianza de que el sistema va a funcionar; lo ha hecho en las regiones, donde ha habido pequeños problemas que se han ido corrigiendo. Creo que el sistema va a funcionar, sin perjuicio de que está expuesto a la crítica. Pero de eso se trata, es un sistema penal que está basado en la transparencia y la ciudadanía lo puede evaluar; el mismo permite que se le critique, porque los sumarios no son secretos”.

-Hay una visión crítica sobre el Poder Judicial. ¿Cambiará con el nuevo sistema?
“Creo que hay que hacer un distingo. En el sistema antiguo toda la responsabilidad estaba centrada en el Poder Judicial, el tribunal tenía que hacer la persecución del delito. Con el nuevo sistema, el responsable de perseguir el delito será el fiscal o el Ministerio Público y no el Poder Judicial.
“Es súper importante que los medios y la ciudadanía entiendan cuál es el rol de cada uno de los actores en el nuevo sistema para poder exigirle a quien corresponde las responsabilidades. El juez responde de la decisión que toma basado en lo que las partes le presentan; el fiscal responde por encontrar pruebas suficientes para ganar y conseguir la condena, y el defensor responde por que no se le vayan a la cárcel personas inocentes. Cada uno tiene un rol y se deben cobrar las cuentas a quien corresponde”.

-También hay una sensación generalizada de impunidad ¿El nuevo sistema penal la disminuye?
“Eso dependerá mucho de cómo se vaya aplicando el sistema. Al menos, en otras regiones, las estadísticas indican que las personas que han pasado por el sistema hacen una buena evaluación. La sensación de impunidad tiene que ver con la satisfacción de la víctima, con el trato que recibe y en ese aspecto, la reforma ha sabido responder. Si somos eficientes todos los operadores debería disminuir la sensación de impunidad.
“Ahora, todos sabemos que Santiago es la prueba de fuego y estamos mucho más puestos a prueba que en regiones. Insisto, confío en que las instituciones funcionen”.

-Como defensora, ¿qué te parecen propuestas como “tolerancia cero” y “la tercera es la vencida”?
“Esas propuestas tienen serios problemas de constitucionalidad, afectan derechos fundamentales de las personas; todas tienen derecho a un juicio, que se pruebe que es culpable. En el caso de la tercera es la vencida, claramente, atenta contra principios del derecho penal, constitucional y tratados internacionales que reconocen el derecho de las personas a ser condenadas por cada delito en forma separada y a no ser juzgada por un mismo hecho dos veces.
“Si alguien es condenado y pagó y luego, lo condenan por un segundo, no pueden sancionarlo por ése y el primero”.

-¿Cómo se defiende la sociedad de los reincidentes?
“Bueno, la reincidencia es un agravante en el derecho penal chileno y se aplica. Y además, el reincidente no puede acceder a los beneficios de un primerizo”.

-El Congreso está próximo a despachar una reforma que termina con la figura del discernimiento y establece que los jóvenes entre 14 y 18 tendrán responsabilidad penal juvenil. ¿Qué te parece la fórmula?
“La figura de la responsabilidad penal juvenil me parece un aporte y debe tender al rescate del joven, a su reinserción, pero el Congreso ha ido haciendo una serie de modificaciones a la idea original y endureciendo el trato de los jóvenes infractores. Si la ley sale como va, preferiría que se mantuviera el examen de discernimiento, aunque creo que eso también tiene problemas que hay que corregir.
“Hay que entender que el joven infractor no puede ser tratado igual que un adulto porque, precisamente, no tiene su desarrollo sico social terminado. El tratamiento que se les dé a ellos es fundamental para disminuir los índices de delincuencia y si se les considera como delincuentes que no tienen remedio, los índices siempre van a ir subiendo; la sociedad los va a meter en el sistema en vez de sacarlos”.

"La gente que está presa está sumamente estigmatizada"

Durmiendo con el enemigo



EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?