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Entrenando huesos

El paulatino deterioro de la estructura ósea -compuesta de fibras de colágeno, minerales y agua- puede aminorarse con ejercicios y una dieta sana.

05 de Febrero de 2008 | 11:16 |
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Formado por una matriz de fibras de colágeno y minerales, embebidos en un cincuenta por ciento de agua, los huesos están en un continuo estado de remodelación. Se trata de un proceso en el que células llamadas osteoclastos lo reabsorben, y otras llamadas osteoblastos, lo sintetizan.

El calcio, el más abundante de los minerales de nuestro cuerpo, se combina con el fósforo, participando en este proceso de formación de huesos y dientes. Estos dos minerales representan tres cuartas partes de todos los minerales que manejamos, aportando a un 2,5% de nuestra masa corporal.

En hombres y mujeres normales, con un buen estado de nutrición, la formación del hueso está balanceada con su reabsorción, manteniéndose una constancia de masa ósea y densidad.

Sin embargo, más allá de los 35 años de edad, sobre todo en las mujeres, el contenido mineral del hueso disminuye en un promedio de 1% al año, y también su masa. Estructuralmente, el hueso cambia poco, pero hay menos, y es menos denso. Cuando se manifiesta esta condición, la llamamos osteoporosis, una amenaza en ciernes, potenciada en las mujeres sedentarias, en edad perimenopáusica, y con un consumo inadecuado de calcio.

Esta condición es proclive a dolores, fracturas y deformidades. Osteoporosis significa literalmente "huesos porosos", y se desarrolla progresivamente, al punto que hasta pueden quebrarse bajo las exigencias de la vida normal.
Estudios médicos han demostrado que esta situación puede paliarse con ejercicios.

Separando un grupo de mujeres de más de 60 años en cuatro subconjuntos, donde el primero recibió una dosis de ejercicios aeróbicos livianos de 30 minutos en tres sesiones semanales; el segundo, un suplemento dietético de 750 mg de calcio elemental y 400 UI de vitamina D al día; el tercero, ejercicio y suplemento dietético, y el cuarto, ni ejercicio ni suplemento, han hecho elocuente la importancia del ejercicio para estimular los huesos y evitar su debilitamiento.

El último grupo mostró una declinación del contenido mineral óseo de más de un tres por ciento. Por su parte, en los grupos con dosis de ejercicios y/o dieta hubo un significativo aumento de masa y densidad ósea.

Independientemente de la edad, los niños y adultos que mantienen una vida activa tienen significativamente más masa ósea que sus contrapartidas sedentarias. ¡Y este beneficio se mantiene hasta la séptima u octava década de la vida!

La declinación en el ejercicio físico, asociada a la tendencia a la vida sedentaria en la edad avanzada, se relaciona paralelamente con la pérdida de masa ósea. El ejercicio es una fuente segura y potente de mantener y aun aumentar la masa ósea de los adultos, aunque en algunas mujeres menopáusicas no sirve por sí solo. Porque para formarse los huesos necesitan ejercicio, calcio, fósforo, vitamina D y en las mujeres, hormonas sexuales.

Tan poco como caminar uno o dos kilómetros diarios es profiláctico para las mujeres que quieren mantener la integridad de sus huesos durante y después de su menopausia. Y en general para todos. Porque como dice el adagio: la necesidad hace el órgano. En nuestro caso, la necesidad, es decir, la carga de ejercicios, hace los huesos.
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