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Una discriminación que puede ser fatal

Según los especialistas, los medicamentos para reducir el riesgo de sufrir un mal de ese tipo, funcionan bien en hombres y en mujeres. Por esa razón, éstas no deben ser dejadas de lado ni en la prevención ni en el tratamiento.

26 de Agosto de 2010 | 11:36 |
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No sólo ocurre en Chile, sino que es una realidad que se registra en todo el mundo: las mujeres son discriminadas en lo que se refiere a la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares. ¿Qué quiere decir esto? Que si un hombre que presenta factores de riesgo (tabaquismo, diabetes, hipertensión, etc.), consulta, lo más probable es que el médico le recete medicamentos para disminuir el riesgo de sufrir un mal de ese tipo. Sin embargo, no pasa lo mismo si la paciente es de sexo femenino.

"Es un problema cultural", afirma la doctora Paola Varleta, miembro de la Sociedad Chilena de Cardiología. "La diferencia está dada por el prescriptor, es decir, por el médico", agrega.

Una situación que adquiere especial importancia si se considera que en Chile la principal causa de mortalidad femenina no es, como generalmente se cree, el cáncer de mama, sino que las enfermedades cardiovasculares.

Y aunque las tasas de fallecimientos por esta razón han ido disminuyendo con el paso de los años, se estima que en el futuro no será así ya que los factores de riesgo entre las mujeres de América Latina han aumentado.

Así lo demuestra el estudio Cardiovascular Risk Factor Multiple Evaluation in Latin America (CARMELA), según el cual las mujeres chilenas ocupan el primer lugar en tabaquismo; el segundo en obesidad y el tercero en síndrome metabólico, diabetes, hipertensión y colesterol.

A esto hay que sumar el hecho de que generalmente las mujeres son mal diagnosticadas, debido a que en ellas los síntomas de un infarto al miocardio son múltiples o "polimorfos". "En el hombre es más fácil diagnosticar un infarto", explica la también cardióloga Mónica Acevedo.

Una muestra de ello es lo que le ocurrió a la mujer de 45 años que es el rostro de la campaña "Mujeres en Rojo". Ella -según relata la doctora Varleta- llegó hasta un recinto asistencial aquejada por un dolor en uno de sus hombros. Los médicos la enyesaron y la enviaron de regreso a su casa. Al rato volvió con un infarto y tuvo que ser ingresada a pabellón.

Otro factor que influye en un diagnóstico equivocado es el hecho de que, a diferencia de los hombres, las mujeres retrasan la consulta y a veces ni siquiera acuden al doctor. Y cuando lo hacen, muchas veces son consideradas exageradas o histéricas.

¿En qué hay que fijarse, entonces? A juicio de la especialista, el síntoma básico de un infarto en una mujer es la angina de pecho. Se trata -según explica- de una molestia aguda en el sector del esternón, que a veces se transmite hacia la zona izquierda del pecho, el mentón e incluso el brazo.

"Es un dolor que oprime y puede prolongarse por mucho tiempo. Cuando deja de doler es porque la mujer ya está totalmente infartada", sostiene.

Nunca es tarde para prevenir

Ante este panorama, el llamado de los especialistas es a consultar a tiempo y realizar chequeos permanentes, que permitan controlar los factores de riesgos. En este sentido, medidas positivas son dejar de fumar, practicar actividad física en forma regular, mantener un peso adecuado y llevar una dieta saludable.

Sin embargo, también existe otra forma de prevenir: la ingesta de estatinas. Éstas son un grupo de fármacos que se utilizan para disminuir el colesterol en pacientes que lo tienen elevado. Obviamente, deben ser recetadas por un médico.

"Para las mujeres las estatinas pueden reducir significativamente los riesgos de sufrir una enfermedad cardiovascular, al igual que en los hombres", asegura Paola Varleta, basándose en un estudio realizado por el Harvard Medical School en 26 países, entre ellos Chile.

La investigación incluyó a 15.548 personas, de las cuales 6.801 eran mujeres, lo que la convierte en el estudio de prevención primaria en el que más pacientes de sexo femenino han participado.

Los sujetos seleccionados fueron personas aparentemente sanas, que no tuvieran antecedentes de enfermedades cardiovasculares, pero que sí presentaran al menos un factor de riesgo. A ellas se les suministró dos opciones de tratamiento: una píldora de estatina o un placebo.

Los resultados revelaron que la ingesta del medicamento disminuye en 54% el riesgo de infarto al miocardio, 48% de accidentes cardiovasculares y 46% de revascularización arterial. Y esto se aplica a ambos sexos.

"Estamos igual que los hombres, nos deben tratar igual. No debemos ser discriminadas en el tratamiento", enfatiza la cardióloga, quien agrega: "Nunca es tarde para considerar medidas de prevención primaria y las mujeres no deben ser dejadas de lado".
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