“El verano pasado fui con mi marido y cuñados a las Torres del Paine e hicimos el circuito de la W. Al principio fue difícil, porque era la primera vez que hacía trekking durante 8 horas diarias y llevando 15 kilos de peso en la mochila. Me lesioné las rodillas con el rebote, pero con ese tremendo paisaje, el contacto que tienes con la naturaleza y la fuerza que inspira, sigues adelante a pesar de todo. Es un verdadero reto personal que saca lo mejor y peor de ti”, relata María José Sáez, 29 años, Jefa de Marketing de BMW Chile, sobre su primera experiencia de trekking en uno de los espacios naturales más bellos del país.
Puede que este ejemplo sea una manera intensa de iniciar esta práctica, pero, debido a que no es competitiva, permite de todas formas tomarle el gusto a superar los propios límites.
En el trekking o senderismo existen distintos niveles. Hay sendas simples para principiantes y otras con complejidades altas para personas con mayor entrenamiento, donde no solo se camina sino que también se escala y salta, desarrollando habilidades físicas de equilibrio.
“Es un ejercicio aeróbico principalmente, ya que se ocupa todo el aparato cardiovascular. Trabaja la musculatura del tren inferior, desde la cadera a la planta inferior, fortaleciendo glúteos, muslos y pantorrillas”, explica la académica y terapeuta María Elizabeth Stolle, especialista en fitness y wellness.
Con ese trabajo físico se puede perder peso “si es que se realiza por más de 20 minutos y al menos dos veces a la semana”, agrega. No sólo eso, además, previene enfermedades cardíacas, disminuye la tensión arterial alta y ayuda a quitar tensiones y dolores de espalda. Pero la más importante es que mejora la salud mental.
“El contacto con la naturaleza es inherente a estos ejercicios y estar alejados de la ciudad, con sus ruidos, su polución y el estrés que nos provoca, contribuye a poder despejarnos y relajarnos. Además, es un ejercicio que se puede hacer en familia. Cualquier persona con zapatos especiales (zapatillas de calce preciso y con plantas que otorguen agarre y estabilidad) se puede integrar, pues cada uno va a su ritmo”, agrega Stolle.
Principiantes y profesionales
Una iniciativa que contribuye a perder el miedo y practicar el trekking es el
Merrell Climbing Tour que desde el 2008, realiza encuentros de montañismo para “quienes siempre han deseado subir cerros y no saben por dónde hacerlo, creen que es inseguro ó simplemente no han tenido las comodidades, la compañía, o la motivación necesaria”, como declaran.
Algunos de los circuitos que han realizado en los cerros de la Región Metropolitana son los ascensos al Manquehue, Provincia, Pochoco, Arqueado de Barrera, La Cruz, Carpa y Chincolante, que presentan una dificultad moderada y alta. El próximo encuentro programado será el sábado 14 de mayo en Piedra Roja, Chicureo.
“Las rutas están diseñadas para que los competidores puedan caminar, trotar, correr o detenerse cuando lo estimen conveniente. Una vez finalizado el control de tiempos, todos los competidores (niños, adultos, deportistas y hasta familias enteras) deben comenzar tranquilamente el descenso hacia el campamento base”, explican.
Para iniciar la práctica de este deporte al aire libre, sin más vueltas, está en Santiago el Parque Metropolitano, que “tiene varios senderos increíbles y poco transitados (no por ello inseguros) en la zona de Tupahue al oriente, incluso llegando a la entrada de La Pirámide, (y) perfectamente puedes pasar 2 horas trekeando por el lugar y con vista de 360°”, recomiendan en Climbing Tour.
Otro ya clásico de la capital es el Parque Natural Aguas de Ramón (Av. Álvaro Casanova 2583, La Reina), con caminatas, como la más sencilla, "Canto del Agua", de sólo un kilómetro y de dificultad baja, que está más que nada enfocada a la educación ambiental. Le siguen el circuito “Los peumos” (dificultad media-baja), de 6,2 km., y “Salto de Apoquindo” (alta-media), de 17,2 km., y que en invierno solo se hace cuando las condiciones meteorológicas lo permiten.
Además, está a unos 90 km. de la capital, El Morado, un circuito en lo más profundo del Cajón del Maipo, que llama la atención por la belleza de las vistas que ofrece cuando, tras haber partido desde Lo Valdés se puede hacer un descanso, almorzando en la laguna ubicada al final del sendero. Ahí es posible ver el glaciar San Francisco y los aviones que viajan a Argentina.
Más cerca, a 45 km. de santiago, en Pirque, tenemos la reserva Río Clarillo, donde se puede practicar lo que ha sido calificado como “trekking de observación”, con litres, peumos y hasta iguanas chilenas.
En cualquier caso, será necesario llevar abundante hidratación, usar protector solar y bastones de montaña para reducir el esfuerzo físico en subida, evitar resbalones y disminuir el impacto del peso en las rodillas en el descenso.
Es importante recordar que si las actividades outdoor comienzan a ser frecuentes, se requiere ropa deportiva técnica que proteja de los rayos UV. Estas prendas son respirables, se secan rápido y abrigan al mantener las temperaturas adecuadas para cada época del año, es decir, ponen en práctica la filosofía de las tres capas.
