La última vez que se afeitó, corría el mes de enero de 1968. Desde chico, Jaime Hales supo que quería ser barbón cuando grande. Así que cuando cumplió los 19 años decidió darle forma a lo que sería su look. Y ya al cumplir los 40 años -al mismo tiempo que comenzaba a leer las cartas del tarot-, transformó su estilo en la larga y mística barba que acompaña al astrólogo hasta el día de hoy.
No tiene idea cómo un joven que desde chico estudió los libros esotéricos de su mamá y que ya a los 15 años decidió cambiar su colección de revistas por cartas de tarot, terminó estudiando Leyes en la Chile, pero pasó.
Solo el tema de los Derechos Humanos fue lo que le dio sentido a su estudio del Derecho y el resto de su tiempo y vida, lo ha dedicado a escribir libros como “Te amaré hasta la muerte” o “Y nos dieron las diez”, a la enseñanza, a ser agregado cultural en México y a la administración de su propia escuela de disciplinas esotéricas,
Syncronía.
“Aprendí a los 9 a leer la línea de las manos y después estudié un poco de astrología. Recién a los 15 años tuve mi primer tarot, que lo intercambié por una colección de revistas. Eso lo estudié por 25 años y solo a los 40 empecé a leerlo”, comenta Hales en su oficina.
Allí, en una habitación con relojes, demasiados libros y una gran mesa para la lectura de las cartas, conversamos sobre sus comienzos con los arcanos, mientras nos enseña el tarot que él mismo mandó a hacer con figuras chilenas. También nos ofreció para comer cerezas y con la misma calma y paciencia que tendría un profesor -uno bien bonachón-, tomó un cuaderno y dibujó la Tierra y su órbita, para explicarnos la nueva etapa que los seres humanos estaríamos a punto de vivir, en tiempos en que las películas y teorías de un inminente fin del mundo para el próximo año, están a la orden del día.
-¿Qué tenemos que esperar para el 2012?
“Hay algunos que hablan de cataclismos, de muerte, explosión, de terremoto, en fin. Pero, afortunadamente, en un año más, vamos a estar evaluando lo que dijo cada uno. Todo esto nace de la idea de que en algunos de los códices maya, dentro de los calendarios, se dice que para el solsticio de invierno del Hemisferio Norte -del año que corresponde al 2012 en el calendario gregoriano-, se terminaría un ciclo de la humanidad. Además, de acuerdo al calendario astrológico babilónico, también hay un fin de ciclo ahora, para entrar de lleno en lo que se conoce como la Era de Acuario”.
-¿O sea que no se va a acabar el mundo?
“Lo que estamos viviendo es una época de tránsito entre dos grandes momentos de la humanidad. Uno que comenzó aproximadamente el año 11 mil AC y el que comienza ahora, cuando entra en escena una nueva humanidad”.
-¿Y cómo va a influir todo eso en nosotros? ¿Cómo nos afectará la Era de Acuario?
“No, las estrellas no influyen en nosotros. Son señales de lo que estamos viviendo. Lo que sí pasa es que desde hace unos 20 años atrás, han nacido personas diferentes, que tienen incluso un orden de sus moléculas de ADN distinto. Pero, lo más importante, es que tienen una actitud diferente y vienen con otro enfoque”.
¿Cuál?
“Vienen a construir una nueva civilización. El mundo no se acabará, pero sí se terminará una cierta forma de vivir. Los seres humanos hemos vivido los últimos 13 mil años en un proceso de construcción civilizatoria, hasta lograr una expresión altamente tecnológica. Pero ahora la humanidad tiene la posibilidad de poner esa tecnología al servicio de los seres humanos y no al revés, como ha pasado cuando se han producido catástrofes de gran dimensión”.
-¿Y cómo nos podemos preparar para contribuir en esta nueva etapa?
“Primero hay prepararse espiritualmente. Aprender la conexión completa de tu ser, desarrollar la conciencia que tiene que ver con desarrollar la mente para comprender más, el espíritu para trascender más, la emoción, para compartir más y el cuerpo para estrecharse con el planeta y con los seres humanos que están a tu alrededor. Esas son las grandes dimensiones del ser humano, que hoy, más que nunca, tienen que manifestarse integralmente.
“Hay que practicar la oración, lectura, desarrollo de la emocionalidad y corporalidad, cercanía con la gente, tratar de contribuir con gestos amables; hacer esfuerzos por conocernos nosotros mismos, por saber nuestra tarea, para qué nacimos. Porque nadie nació por error”.
-¿Ya tiene alguna predicción para este 2012?
“No, no me gustan las predicciones en general, porque los medios de comunicación son alarmistas y les preocupan si la señorita que aparece pilucha en el programa de no sé qué, se va a casar con el fulano de tal, y eso a mí no me interesa. Yo preparo otras predicciones en diciembre y siempre sabiendo que no me van a hacer caso. En diciembre pasado, (Sergio) Melnick y yo le dijimos al gobierno los líos que iba a tener este año. Pero no le interesó. Hasta le dijimos cómo terminar el problema antes que surgiera”.
-¿Y cómo se puede resolver?
“Ya no, esa solución servía antes. Nosotros se lo dijimos públicamente, y nadie dio pelota. No tiene importancia, están preocupados de si va a morir Fidel Castro. ¡Pero llevamos 50 años en el mundo preocupados si va a morir Fidel Castro al año siguiente!”.
-¿Y morirá el 2012?
“Es lo más probable. Tengo la impresión de que ya cumplió su ciclo. Hay señales en su carta natal”.
-Acerca de las estrellas, ¿Cuáles de los Horóscopos que hay en los medios recomienda?
“Hay tres que me gustan, el de Mónica Giannini de La Segunda –que para mi gusto es el mejor- , el de Pedro Engel en la revista Ya, que tiene como pecadillo que va dirigido a puras mujeres...”.
-Puede ser porque el medio es para mujeres.
“Bueno, pero la leemos hombres también. Existía antiguamente una revista pícara que se llamaba ‘El pingüino’, que traía mujeres en traje de baño, y hoy, esta otra revista trae más fotos que ‘El pingüino’. Así que también es atractiva para los hombres”.
-¿Qué otro horóscopo encuentra bueno?
“El de la revista El Domingo, de María del Bosque, que es bien certero. El resto son cosas hechas al lote, porque no puedes hacer horóscopos tan generales. Los que he dicho, están hechos con seriedad. Me han dicho también que el de Nena Borrero (de revista Mujer) es bueno también, pero no me consta porque no lo he visto. De todas formas, el horóscopo que vale es el individual, la carta natal”.
-Pero usted dice que las estrellas no guían nuestra vida, que dan señales.
“Claro, porque las estrellas no existen. No sabes si ya se murió y estás viendo solo su luz. La astrología, es una disciplina de carácter espiritual, basada en elementos visuales, relacionados con la astronomía. Para el astrólogo, el centro del universo es el ser humano, en el instante que nace, cuando mira el cielo y toma una foto de lo que ve. Esa foto le da señales de cómo guiarse en la vida. Es como un mapa”.
-¿Y eso es por lo generosas que son las estrellas?
“Por lo generoso que es Dios (sonríe). Él nos da señales. Es un poco jodido a veces y tiene culpa de habernos dado la libertad que es terrible, pero nos da estas señales con las que uno se mueve a lo largo de la vida. De igual forma opera el tarot. Son cosas que podrían pasar en la medida en que tomo decisiones, pero también puedo actuar del modo contrario a lo que se indica. Soy libre”.
-¿Comparte sus conocimientos con sus hijos?
“Trato de compartir todo lo que puedo, pero a ellos no les interesa mucho. Además, soy el papá, así que no les leo el tarot a ellos y les pago una consulta con mis amigos. A la única que le leí el tarot, a una hija mía, le dije cosas que resultaron exactamente ciertas, y ella se enfureció conmigo. Estuvo meses sin hablarme. Me dijo que yo no confiaba en ella y que me caía mal fulano de tal (su pareja). Ella tenía 19 años y yo le dije que se iba a embarazar. Mi nieto ya tiene 14 años (sonríe)”.
-¿Cuál es su vicio privado?
“Me encanta comprar libros, me gusta jugar ajedrez o solitario en el computador; no tengo manías ni conozco la palabra aburrido. Me entretengo con todo. Así que espero que en mi tumba escriban ‘aquí yace Jaime, a quien la muerte sorprendió mientras vivía’. También me encanta la belleza, las mujeres. Salvo excepciones, las mujeres son todas bellas”.
-¿Pololea?
“Pololeo. Tengo una pareja, una muchacha de 50 años, separada”.
-Deje de ver tanto las revistas, entonces.
“No, si miro las revistas y la miro a ella para poder comparar (ríe)”.
