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Drina Rendic: Levanta la voz ante la marginación de las mujeres en el arte

La presidenta del capítulo chileno del Museo Nacional de la Mujer de las Artes expone una realidad: siendo más artistas mujeres, su presencia en los museos es mínima.

18 de Junio de 2014 | 08:10 | Por María José Errázuriz L.
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Es un tema no visualizado, del que nadie habla, como lo fue hace algún tiempo la violencia contra la mujer o su discriminación laboral y salarial. Pero, finalmente, todo está destinado a salir a la luz y éste es el momento.

Así como las mujeres no encuentran mayor espacio en el mundo político o empresarial, tampoco lo tienen en el mundo de las artes, principalmente las visuales, y así lo sostiene el Museo Nacional de las Mujeres en las Artes, cuyo capítulo chileno encabeza Drina Rendic.

Ingeniero comercial de la Universidad de Portland, con un reciente paso por Harvard donde estudió un semestre de relaciones internacionales, esta conocida gestora cultural ha tomado otro caballito de batalla. Su participación en diferentes agrupaciones promotoras del arte, su ex membresía en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes –hoy es miembro del directorio de Chile Transparente- la convierten en voz autorizada.

Y de eso quiere hablar para generar debate y promover conciencia. Pone sobre la mesa algunas cifras: en los últimos 10 años, las exposiciones de mujeres artistas en el Museo Nacional de Bellas Artes sólo alcanzaron un 33% de total de muestras en toda esa década. El único año que esa cifra fue superada con creces –un extraño 90%- fue en 2012, cuando hubo una exposición de textiles y se consideró cada objeto como un artista individual.

El National Musseum of Women in the Arts, con sede en Washington, es una de las cabezas de lanza de esta cruzada y Chile es la primera sede que se abre en todo Latinoamérica. Ellos también tienen su misión: si bien en Estados Unidos el 52% de los artistas son mujeres, sólo un 5% de las obras expuestas son de ellas.

Drina adelanta que en este momento están finalizando un estudio con el cual quieren tener información oficial sobre la situación de las mujeres artistas en Chile, tanto en su presencia en exposiciones, como también en los precios que alcanzan sus obras.

-Para tener una panorámica, ¿cuál es la situación de las mujeres en el mundo de las artes en el Chile de hoy?
“Hay más mujeres que hombres artistas, de hecho, en las escuelas de arte, por lo que me señalan, hay más alumnas que alumnos. Sin embargo, en esas mismas escuelas hay más hombres docentes que mujeres. Entonces la pregunta es qué pasa con esas mujeres, que es algo que pasa tanto en Chile como en el extranjero.
“Un estudio americano señala, por ejemplo, que las mujeres dirigen sólo un cuarto de los museos en EE.UU. y Canadá y ganan un tercio menos que sus compañeros”.

-Si buscamos razones para esto, ¿hay una diferencia sustancial en los apoyos que reciben unos y otras? ¿Becas?
“No creo que vaya por ahí la cosa. Mi opinión personal –porque el estudio no está terminado y ha costado- es que pasa lo mismo con cualquier otra profesión: las mujeres se automarginan ya que tienen muchos roles que cumplir. Para dedicarte al arte ciento por ciento se deben descuidar otras labores, los hombres viven de su arte, las mujeres no”.

-¿Crees que en el apoyo estatal no hay una discriminación de género?
“Yo no lo vi cuando fui miembro por dos períodos en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. No vi que se elijan más hombres que mujeres entre los que postulaban al Fondart y tampoco vi que postularan más hombres”.

-¿Puede ser que universalmente, históricamente, haya una menor valoración del arte femenino?
“Desde luego que históricamente es así. Las mujeres fueron impedidas a seguir como artistas ya sea por sus padres o sus maridos y eso era el machismo imperante en el arte. Hoy es distinto, pero la pregunta sigue siendo ¿por qué hay más hombres que mujeres en los museos? Y eso no es sólo en Chile, sino en EE.UU”.

Drina recuerda que en el pasado algunas artistas debieron recurrir al seudónimo –conocidas son muchas escritoras- pero que hoy no es necesario aquello porque han cambiado los cánones sociales que en el pasado veían las artes como oficio liberal.

-¿Pesa en todo esto que los directores de museos son hombres? ¿Qué pasa con los curadores o los críticos?
“Nuestros principales museos tienen directores hombres y no sé, supongo que es casualidad, pero las mujeres no están en ellos. En los curadores, no me atrevo a asegurar que son más hombres, y bueno, la mayoría de los críticos de arte en Chile son hombres. Los editores también.
“El Museo en Washington hace, cada dos años, una exposición de los capítulos que tienen fuera de la sede central -6 en Europa, 14 en EE.UU. y el chileno- llamada “Women to Watch” donde se muestran a las artistas seleccionadas y nosotros tuvimos que enviar una lista previa con 5 curadores de los cuales 3 eran hombres, porque muchas se restaron. Al final, ellos eligieron a Soledad García.
“Pero voy a lo central, las mujeres se automarginan”.

-Si revisamos los precios, ese es otro tema.
“Los grandes artistas que triunfan en el extranjero son hombres: Matta, Bravo, Alfredo Jaar, hasta Carreño, un cubano que vivió en Chile está sacando 2 millones de dólares por sus cuadros. ¿Qué mujeres obtienen esos valores? No hay, pero con el estudio vamos a tener un escenario cierto”.

-Vuelvo al machismo en el arte. Muchos apuntan a la injusticia de que Matilde Pérez no haya obtenido el Premio Nacional de Artes.
“Creo que puede ser por la composición del jurado, es una percepción. Mujeres artistas premios nacionales han sido muy pocas, la mayoría, periodistas.
“Aunque el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes no participa de ese premio, puedo señalar que cuando yo era miembro, mujeres éramos dos (de siete), además de la ministra. Hoy en el consejo no hay ninguna, sólo hombres.
“Cuando salí el 2012 del consejo, porque por ley no podía cumplir un nuevo período de cuatro años, la lista de nombres propuestos para mi reemplazo consideraba sólo dos mujeres (entre ellas, Alejandra Serrano); hablé con diferentes personas, entre ellas parlamentarias, y finalmente se eligió a un hombre. ¿Qué pasó ahí? No creo que discriminación, es una falta de preocupación”.

-Tú estás en el mundo de las artes. Si vemos otras como la ópera, el ballet, la música, ¿crees que la mujer ahí está discriminada?
“En esas artes, como la ópera o el ballet, un hombre no puede hacer el papel de la soprano o la primera bailarina. Pero, veamos la dirección musical, en Chile creo que hay dos y en la orquesta en sí, hay menos mujeres siempre; ahora, no sé si ganan igual”.

Drina trae a colación el tema de la selección de los estudiantes de música en las escuelas y narra una conversación que sostuvo con el director del Curtis Institute of Music de Philadelphia sobre la discriminación que se ha denunciado en algunas orquestas. Éste le reconoció que las audiciones para el instituto no son a ciegas –tras un biombo- y el resultado es el siguiente en 2014: 93 estudiantes hombres, 75, mujeres; 64 profesores hombres, 40, mujeres.

-Cuando vemos pocas mujeres en museos, ¿puede ser que la respuesta sea ‘no hay tantas mujeres artistas’ como cuando se explica por qué no hay paridad en el gabinete?
“Está probado que hay más mujeres artistas que hombres. De hecho, hay más estudiando en las escuelas, pero son menos las que exhiben”.

-Más de alguien puede afirmar que la valoración del arte es subjetiva, ¿puede ser eso una buena excusa?
“Sí, es subjetiva, pero me pregunto quién hace el juicio de poner o no a una mujer en un museo, cuestión que es distinto a lo de las galerías que tienen otra finalidad. La consagración de un artista es estar en un museo, no en la galería”.

-¿Crees que se debe aplicar algún tipo de discriminación positiva, una suerte de cuota en los museos?
“No soy la persona indicada para contestar eso, porque no estoy de acuerdo con la ley de cuotas y sé que no es políticamente correcto decirlo. Obligar a que la mujer esté en un museo porque sólo es mujer lo encuentro humillante; creo que tienen suficiente mérito para ganarse el espacio”.

-Pero los hombres son los imcumbentes.
“Sí, ese es un argumento en contra, pero insisto, esto pasa más por la automarginación de las mujeres”.
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