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Isabel Aninat: “La galería vende arte, no decoración”

Esta destacada galerista, la primera en llegar a Art Basel, afirma que la relación de artista y galería debe ser exclusiva si se quiere tener un nombre en el extranjero. Aquí su visión del mercado del arte en Chile.

24 de Julio de 2014 | 09:09 | Por María José Errázuriz L.
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Archivo
Primero fue invitada a postular y después, seleccionada para participar en la feria de galerías más importante del mundo, Art Basel, que se desarrolla todos los años en Basilea, Suiza. Allá estuvo a fines de junio, presentando una instalación de la artista Paula de Solminihac, en el sector de la muestra dedicada a las galerías emergentes.

Llegar ahí fue el reconocimiento a más de 30 años de trabajo constante que la han convertido en un referente. Isabel Aninat afirma que ser la primera chilena en lograrlo es una responsabilidad más en su deseo permanente de querer insertar nuestro arte en el extranjero, cruzada en la que le gustaría que estuvieran muchos otros. “La imagen que da un país a través de la cultura es mucho más fuerte que la política o económica; el arte es un aporte espiritual”, señala convencida.

A su juicio el galerismo no es un hobby; también sostiene que es más fácil llegar que mantenerse porque implica desarrollar un trabajo serio y consecuente. Y su trayectoria da cuenta de ello: partió con dos socias en la galería Plástica3, en Providencia, a principios de los 80, para luego independizarse y llegar a la calle Bucarest con Plástica Nueva y al circuito de Alonso de Córdova, más tarde, ya con su nombre.

Sus primeros años fueron jugados porque, en plena dictadura, optó por artistas exiliados u opositores al régimen como José Balmes, Guillermo Nuñez o Juan Downey. Haber estudiado Estética y Filosofía en la UC, además de ejercer de profesora, la convierten en una voz autorizada en la materia y en su labor cuenta ahora con el apoyo de su hija Javiera García-Huidobro.

-Pasaron años para que una galería chilena llegara a Art Basel. ¿Cuesta mucho llevar a los artistas chilenos al extranjero?
“Nosotras creemos que los artistas chilenos que han triunfado en el extranjero han tenido que radicarse afuera, se exilian; pero nosotras queremos que los artistas que viven en Chile puedan tener un nombre afuera, lo que implica el doble de trabajo, porque hay que gritar sus nombres. Me parece injusto que los que se quedan acá, que trabajan con nuestra problemática porque están insertos aquí, no pase nada con ellos”.

-¿En todos estos años, ha cambiado tu forma de ver el galerismo?
“Siempre he pensado que el arte es una propuesta, es decir algo del hombre, devela al mundo y se puede entender lo que está pasando. Ahora, para mí siempre hubo una suerte de contradicción entre el arte propiamente tal y lo comercial que estaba involucrado en el proceso, pero después comprendí que una obra que no se vende, significa que no pasará nada con ella”.

-Hay muchos críticos que dicen que el arte no debe ser tan comercial.
“Es cierto, pero en eso he ido cambiando a medida que he salido más afuera y he hecho una trayectoria. Si alguien compra una obra, seguirá a ese artista; en aquellos lugares donde pasan miles y miles de obras, si nadie se queda con algo, simplemente eso será olvidado. Puedes hacer una gran exposición de arte chileno en el extranjero, pero si nadie compró, pasarán. Por algo tienen que comprar los museos, si no el artista queda encerrado en su taller”.

-¿En qué estado se encuentra el mercado del arte en Chile?
“Desde que empecé la galería en los ’80, hay un ciento por ciento más y distinto, pero falta un mil por ciento. Somos especiales en esto; hay países como Perú y Colombia que expresan mucho más interés por el arte que nosotros, pero acá la juventud está expresando un interés mayor”.

-¿Este mercado está sujeto a algún prejuicio o nos pasa como con la economía; somos tan pocos, 16 millones, que nos cuesta desarrollarlo?
“Es verdad que somos un mercado pequeño frente a otros países, pero también hay una cosa de sentir que el arte es un adorno. Le escuché a una joven decir que se es coleccionista cuando ya no se tienen paredes para colgar una obra y aún se sigue comprando, definición que encuentro genial porque aclara muy bien la diferencia entre quién compra por adorno de quien compra por arte, un coleccionista. Si se compra para decorar quiere decir que no hay tanto interés por el arte”.

-¿Qué es lo que más atenta contra el arte y su desarrollo?
“La falta de educación en el arte, no llevar a los niños a los museos, a las exposiciones. El ojo es un músculo, se entrena y se desarrolla. No atenta el que haya más o menos artistas, que haya buenos o malos, el tema es cuánto la gente ve esos artistas”.

Isabel Aninat cree que en Chile faltan galerías de arte, pero en el entendido de que “la galería vende arte y no decoración”. También cree que esto es una forma de vida, no un trabajo y eso explica por qué muchas galerías mueren al poco tiempo. “No hay otra fórmula para permanecer que vivir alrededor de esto; esto es serio, hay que estudiar, hay que tener un ojo de futuro”, dice.

-¿En estos años te has equivocado?
“Muchas veces, me falta contabilizar las veces en que a un artista le dije no, y resultó buenísimo y otras tantas en que le dije sí y no resuelto ser lo que prometía. Esto es algo muy difícil de ejercer porque uno se convierte en juez y eso es muy desgastador y doloroso”.

-¿Cuál es la mejor forma de llevar la relación entre el galerista y el artista?
“Es ser socios y por eso que afuera no existe la fórmula del 50%; cada uno tiene que poner su parte y saber que ambos están haciendo lo mejor posible por el desarrollo del otro. Esto es como un matrimonio, siempre pienso que en esto hay que, al comienzo, pololear, luego tener un noviazgo y después, casarse. Si uno tiene un artista con el que no se comparte su forma de hacer arte, simplemente no se podrá caminar juntos, lo mismo que un matrimonio. Se tienen que tener visiones paralelas porque si no es explotación: si yo vendo un artista que no me gusta, eso es explotarlo. Un artista y un galerista deben ser partner”.

-¿Y tiene que ser una relación exclusiva?
“Una sociedad al igual que un matrimonio debe ser entre dos personas, no pueden haber otros actores. Ahora, uno entiende que los artistas viven procesos y cambios y si uno, en algún momento, no se encuentra afín con eso debe saber decirle que es mejor separarse. Uno no puede estar amarrado a alguien con el que no te sientes bien, ya sea el galerista con el artista o éste con el galerista”.

-¿Cuál ha sido tu experiencia en esto? ¿Cómo se vive esto en Chile?
“Creo que nos ha faltado profesionalismo. Hace un tiempo, llegó una galerista norteamericana que quería trabajar con sus pares en Chile, pero después de hacer un recorrido nos desechó porque si bien le gustó nuestro arte descubrió que algunos artistas estaban en varias galerías a la vez; otros, que le ofrecieron saltarse la galería y vincularse directamente en el taller. Frente a eso, se preguntó con quién se iba a relacionar y me planteó que mientras no hubiera orden y seriedad, no se iba a vincular a Chile”.

-¿Los artistas y galerías que tienen esa práctica, subsisten?
“Creo que no y esta práctica tiene mucho que ver con su futuro en el extranjero”.

-¿Es bueno para la trayectoria de un artista sobre venderse?
“Hablar de sobre venta me da la idea de que es un artista que se repite. Un artista que es creativo, como Picasso, siempre está creándose, reinventándose, pero si un artista encontró una fórmula, ve que le funcionó y la repite, no irá a ningún lado. Quienes lo compran se engañan”.
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