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Mónica Bulnes: “Las redes sociales se volvieron el mall para los jóvenes”

Esta psicóloga explica cómo los padres deben interactuar con hijos que están atrapados por la tecnología. Dice que no es excusa la ignorancia en el tema para no poner límites y llama a generar ‘momentos de cero pantalla’.

08 de Octubre de 2014 | 16:07 | Por María José Errázuriz L.
Es un mundo que para algunos padres todavía es inmanejable y la sensación que les deja es que no logran entender ni comunicarse con sus hijos adolescentes. Pero a pesar de ello, y los temores que se ciernen sobre ellos, los expertos aseguran que la tecnología e internet no van a destruir las relaciones humanas.

Así lo piensa también la psicóloga Mónica Bulnes, quien nos recuerda que cuando apareció la televisión todos pensaban que nos iba a idiotizar y no fue así. Lo mismo ahora: la tecnología no hará a los jóvenes más superfluos ni menos concentrados y si bien la ‘generación App’ (aplicaciones) puede tener más problemas para leer textos largos, se puede sacar otras ventajas de ello.

Especializada en niños y adolescentes, avecindada en Chile hace ya muchos años –es mexicana- ha logrado orientar a los padres a través de su conocido blog y su libro anterior, “No más víctimas”, abordó la prevención del abuso y el bullying en los niños.

Hoy vuelve a librerías con “Generación App”, una suerte de manual para padres que les ayuda a navegar en este mundo donde los jóvenes parecen sacarles ventajas. Más cuando la adolescencia es una etapa que está tapada de prejuicios, o sea, de ideas preconcebidas de que los hijos se vuelven inmanejables, insufribles y todos los ‘in’.

Asegura que muchos padres esperan con ansiedad esta etapa y quizás esa mirada en negativo, predispone a cosas que al final no necesariamente serán realidad. “Tenemos que tratar de tirar hacia lo positivo, soy testigo de adolescencias que son un agrado”, dice.

Insiste: “La tecnología es un área más de la que nos debemos preocupar los padres, pero los principios filosóficos en los que basa la crianza y disciplina funcionan en cualquier circunstancia. Cuando apareció el rock and roll se le catalogó de baile de la perdición y no fue tal; la televisión nos iba a convertir en estúpidos y tampoco fue así. O sea cada vez que ha habido un cambio, tendemos a pensar en negativo y mi propuesta es asumir que ese es su mundo y como hay que velar por su formación moral, psicológica, física, espiritual, social, habrá que también hacerlo en su formación tecnológica. No la puedo quitar, entonces, únete”.

-¿La generación App tiene características especiales?
“Totalmente, están cableados de una forma especial; han nacido y crecido en un mundo de información inmediata, entonces, para ellos es más difícil la tolerancia a la frustración. Siempre esto ha sido un tema en la crianza, es cosa de recordar las pataletas que se dan por aquello que quieren y no obtienen. Cuando empezó la internet, bajar un documento se podía demorar 20 minutos y lo encontrábamos maravilloso; bueno si eso, hoy, se tarda 30 segundos puede desesperarlos. Los jóvenes no saben esperar y uno espera que sepan esperar para cualquier tipo de conducta de riesgo como el alcohol, manejar, el cigarrillo, el sexo y ojalá nunca las drogas. Cuando nacen en una época de la inmediatez es complicado que tengan paciencia y ese es el reto de ahora para los padres.
 “Antes uno podía apagar la televisión, es más ésta terminaba a cierta hora con rayitas de colores, y se acababa la influencia del mundo externo en el hogar, pero hoy no hay esquina. Esto no acaba, hay tv 24 horas, web, redes, telefonía, y todo con un acceso infinito, entonces, hay que estar conscientes que ellos tienen conexión con el mundo instantáneamente y uno no puede declararse un analfabeto tecnológico”.

-¿En qué ha cambiado la generación de los padres con esta generación App?
“Siempre es sano que haya una brecha generacional; esa distancia es lo que promueve la independencia de los hijos que se entienden con sus pares y algún día pueden desprenderse del nido de origen, objetivo de la vida adulta. El problema es que muchos padres declaran no entender este mundo y dejan toda una laguna en ese espacio que es fértil para la conexión con los hijos y se pierde una oportunidad para seguir formándolos”.

-¿O sea, no debemos eludir nuestra responsabilidad amparados en la ignorancia?
“No, sé que va a ser siempre más difícil, pero incluso el pedirles ayuda es una oportunidad de conexión, convivencia, acercamiento. No es excusa no haber nacido en esta época”.

-¿En cuánto ha influenciado la tecnología en una mayor tensión en la relación padre-hijo?
“Mucho más, porque este fenómeno ha avanzado aceleradamente, es más, Facebook nació el 2004 y hay millones ahí y ahora que los hijos detectaron que sus padres están ahí, se están saliendo y usando otras redes y aplicaciones.
“Ahora, el efecto se ve en que como los padres pueden mirar en la web casos de violencia, abusos y otros que antes nunca se enterarían, algunos han tendido a prohibirlos y otros sólo a remarcar lo malo antes los hijos. La advertencia es ‘viste que atacaron a una niña’ cuando lo que debieran hacer es promover las conductas y acciones positivas que se ven en la web como los movimientos ecológicos o de búsqueda de personas extraviadas. Los padres quieren prevenirlos de un nuevo peligro y los hijos consideran que como son tan alarmistas es mejor no conversar del tema”.

-¿Qué pasa con aquellos padres que creen que deben retrasar el uso de la tecnología por parte de sus hijos lo más posible? ¿Cómo enfrentan la presión social?
“Los padres no queremos que los hijos estén coaptados por las redes porque se pierden de otro tipo de vida social, y por eso defiendo que cada familia ponga sus reglas y sean resistentes a la presión social. Nosotros les decimos a los hijos ‘no bebas, no te dejes influenciar por tus amigos’, pero muchas veces somos nosotros, los padres, los primeros en caer ante la presión social.
“Aplazar siempre es bueno, por algo hay calificación de películas y de video juegos, porque cada cosa tiene su tiempo, y para los niños debe haber restricción de tiempos y espacios. Hay que hacer una revelación gradual de este mundo a los niños”.

-¿Qué debemos esperar de los otros padres que muchas veces boicotean?
“Sí, les digo a los otros padres no boicoteen esos esfuerzos que son particulares y deben ser respetados. Como en todas partes, siempre habrá padres más liberales que no ponen restricción y los más conservadores deben informar su postura. Sigue tu regla, pero ten una buena relación, cercana con tu hijo, porque es la forma de acolchonar frente al medio.
“Lo mismo si veo que se están generando conflictos como cuando hay algunos niños que por Whatsapp organizan panoramas y los otros se quedan afuera; ahí, pedir a los demás padres que pasen la información. Habrá padres que consideren a otros prehistóricos, pero hay que mantenerse”.

Mónica Bulnes hace recomendaciones claras en este campo; los niños menores de 2 años no debieran tener relación con la pantallas para no afectar su desarrollo psicomotriz; los hijos no debieran tener un celular antes de los 11 años o más, momento en que ya empiezan a movilizarse solos y recién se justifica por una razón de seguridad, y tampoco acceso a redes sociales, como lo postula Facebook, cuya edad mínima son los 13.

-¿Qué cambios está provocando en esta generación App, en su forma de relacionarse con otros, la existencia de las redes sociales?
“Lo que vivimos es producto de los cambios sociales, especialmente en las zonas urbanas, donde los padres, por trabajar, dejan a sus hijos en casa por seguridad; entonces, ellos buscaron dónde convivir y las redes sociales se volvieron la plaza, el mall, donde antes se juntaban. Ese es el lugar donde sociabilizan y se ha demostrado que cuando están con sus amigos en forma presente disminuye considerablemente el uso del celular, ahí están con los que quieren estar. Los jóvenes lo usan como una herramienta de estudio y nadie se cuestiona esto como tampoco el hecho de que ya no enviamos cartas, sino mails. Para ellos es absurdo llamar al fijo de la casa de un amigo, en vez de al celular y es un hecho que los jóvenes buscan oportunidades para verse con sus amigos en un contacto real”.

-¿Se señala que este modo de comunicarse influye en que establezcan relaciones más superficiales y con menos empatía?
“No es así; se ha visto que la convivencia en las redes sociales es tan positiva como en persona; con las mismas bromas que se dirían de frente y que si se leen fuera del contexto pueden ser vistas en forma negativa. Ahora, hay que poner atención con los tímidos que no son lo mismo que los introvertidos. El tímido es inseguro, de pocos amigos, tiene ansiedad social y hay que velar de que no pierdan esas posibilidades que ofrece la vida real”.

-¿Y la tecnología agudiza la incomunicación del adolescente con la familia, que sí se da en esta etapa?
“Ese puede ser un tema a observar, pero como todo a esa edad se tiene que mediar. Si a los chicos se le establece horarios para la televisión, a los adolescentes se les determinarán momentos de ‘cero pantalla’, que deben ser todos aquellos donde se come en familia. También en los viajes deben haber momentos de cero audífonos, porque puede ser que sea fantástico que vayan bien callados, pero así nadie convive. Se deben poner límites y seguir provocando la convivencia familiar, porque en la adolescencia siempre los amigos son más interesantes. Con eso hay menos rebeldía, pero ¡ojo!, el cero pantalla corre para los padres también”.

-¿En qué marco de límites se debe mover un adolescente?
“La tecnología es una herramienta que dan los padres, es un privilegio y por ello, se puede perder. Y por lo mismo recomiendo que nunca sea un regalo de cumpleaños, ni de buenas notas. Debe entenderse que es una necesidad, una forma para que padres e hijos estén comunicados. De hecho hace poco una madre inventó una aplicación que bloquea el celular de su hijo cuando éste no contesta al tercer llamado; eso me parece un poco extremo, pero los hijos deben saber que esto es un medio. Si no sirve para que los padres se comuniquen con sus hijos habrá que explicarles que deberán usar las señales de humo y no habrá celular.
“Esto ayuda a que los hijos aprendan al autocontrol, si entienden que es un privilegio y por lo tanto deben usarlos con responsabilidad mediando entre el deber con el querer, se les dará una enseñanza de vida”.

-¿Los padres tienen problemas con la fijación de límites?
“Es algo que les aterra, creen que los hijos se van a rebelar. En mis libros expongo la teoría ‘tú mandas hijo’ que se entiende al revés de lo que es. Se ha visto que padres muy permisivos o muy autoritarios provocan más rebeldía. Si bien cuesta encontrar el equilibrio, cuando uno les raya la cancha, los horarios de cero pantalla y responsabilidades, en definitiva se le permite al hijo que mande en su vida. Ni el miedo ni la culpa son buenos educadores, y cuando tememos a la reacción del hijo, entonces hay que revisar toda nuestra estrategia educativa”.

-La tentación de los padres es husmear en la vida de los hijos en las redes. ¿En algunas etapas se debe hacer?
“Si le voy a dar a mi hijo menor de 13 años acceso a las redes sociales, además de informarles de qué se trata, hay que conocer el password y ser su amigo en ellas (hasta por lo menos los 16 años); incluso se pueden hacer revisiones y hacer limpieza de amigos. Es decir, entre más chico, más cercano. Ahora, en la adolescencia, si no da motivos de preocupación no hay que meterse, eso sería como revisar sus cajones. Todos nos hemos enterado a los 40 años de alguna anécdota familiar. Si husmeamos, generalmente sacamos de contexto, vemos una broma en las redes que era la seguidilla de una dicha en clases y lo encontramos mal porque no tenemos toda la información. Ahora, si uno es amigo de los hijos en Facebook debe ser un fantasma, nunca se le da ‘me gusta’ a nada, no se opina”.
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